Entre el 2006 y 2009, su etapa más brillante en el Barcelona y tal vez como futbolista, Samuel Eto’o llegó a ganar más de 40 millones de euros. Sin embargo, desde su etapa en el Mallorca le había otorgado poderes, y su total confianza, a su representante José María Mesalles, quien lo estaba dejando en la ruina.
Según revela el diario 'Marca', no fue hasta el 2011, ya en el Inter de Milán, cuando 'Samu' empezó a sospechar que algo no andaba bien en sus cuentas a partir de dos hechos puntuales.
Primero, a su madre no le llegaba a Camerún todo el dinero que le mandaba. Y por otra parte, los proveedores de una discoteca que tenía el futbolista en Camerún le reclamaban una serie de impagos que él había abonado.
Eto'o le había dado, desde los 22 años, plenos poderes a Mesalles, quien podría hacer con el dinero del camerunés prácticamente todo lo que le daba la gana: comprar, vender, hacer transferencias y hasta cobrar sus ingresos del Inter.
El punto de quiebre y por el cual ‘Samu’ ‘abrió los ojos’, fue cuando se dio cuenta de que una sociedad, que en teoría era suya y poseía la mayor parte de su patrimonio inmobiliario, estaba en manos de José María Mesalles. Eto’o apenas poseía el 1% de las acciones de dicha sociedad.
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