Brasil y Argentina protagonizaron la última final de la Copa América. (Foto: EFE)
Brasil y Argentina protagonizaron la última final de la Copa América. (Foto: EFE)

Hace unos meses se conoció la intención de la de realizar un Mundial cada dos años. La idea del máximo ente del fútbol pasa por acortar el lapso en el que se goza viendo a las mejores selecciones del planeta. Sin embargo, no solo sería la Copa del Mundo el torneo que sufra grandes cambios, también lo harían campeonatos continentales como la y que pasarían a disputarse en años alternos, de forma que al final de cada temporada habría una gran competición.

“El objetivo es seguir mejorando la calidad del fútbol mejorando la frecuencia de las competiciones en paralelo a la mejora de las reglas del juego”, explica el director de desarrollo del fútbol mundial en la FIFA, Arsène Wenger, en una entrevista publicada este viernes por ‘L’Équipe’.

El antiguo entrenador francés, que trabaja ahora en los proyectos de reorganización de las competiciones de selecciones, niega que sus iniciativas estén guiadas por objetivos económicos y que tendrían como consecuencia un ritmo infernal para los jugadores.

“En absoluto -afirma-. No habrá más partidos que antes y a los jugadores las selecciones les solicitarán con menos frecuencia. La idea es mejorar la calidad del juego y de las competiciones. No hay ninguna intención financiera detrás, máxime cuando la FIFA reparte el dinero a todas las federaciones del mundo”.

Además, se fijaría un periodo de descanso obligatorio para los jugadores de 25 días como mínimo después de las fases finales.

En la práctica, se agruparían los partidos de calificación para los campeonatos internacionales en dos periodos, en octubre y marzo, y cada año al final de la temporada se celebraría la fase final del Mundial o del campeonato continental, de forma alternativa.

Esa concentración de los encuentros internacionales significaría, por ejemplo, menos viajes de un continente a otro para muchos jugadores, que no se cansarían tanto por los cambios que eso supone para ellos, argumenta.

Habría menos encuentros de calificación, que a su parecer suscitan menos interés que hace 15 o 20 años para el público, que lo que quiere son competiciones más atractivas “fáciles de entender”.

Wenger insiste en que lo que hay que hacer no es multiplicar las competiciones sino “concentrarse en las grandes, que tienen sentido” porque “la sociedad pide cada vez más partidos importantes con gran emoción y más frecuentes”, no que las calificaciones se prolonguen durante un año y medio.

Sobre el calendario de su propuesta, las cosas se mantendrían estables hasta 2024 y también se mantendría el Mundial de 2026, que ya se ha acordado que van a organizar Estados Unidos, México y Canadá. De forma que los cambios verdaderamente llegarían en 2028.


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