En Alianza Lima tienen puntaje perfecto en la Liga Femenina: en siete partidos acumularon 21 puntos. Es natural que los flashes estén encima de alguien en ofensiva. Sin embargo, en el equipo de Samir Mendoza se cumple la regla de que todo equipo compacto se arma de atrás para adelante. Annie del Carpio es la prueba, con los 540 minutos que lleva sin recibir un gol. Pero no solo conoce el oficio de cuidar el arco blanquiazul. Cuando no tiene la ‘1′ en la espalda y los guantes, se viste de blanco y trabaja en su farmacia.
“Soy técnica en farmacia y me dedico a ello con un pequeño negocio. Gracias a Dios puedo acomodar mis entrenamientos con el club y también cuando tengo de selección. Antes era un poco más complicado. Y es que emprender no es fácil, pero lo he conseguido. Espero pronto abrir otro local”, nos contó la guardameta de Alianza Lima.
Su vocación de servicio le ha permitido hoy convertirse en un ícono en Los Olivos, con Boticas Carfarma. Y es que así como Annie defiende a su equipo y lo lidera desde el fondo del campo, en su pequeño negocio, el panorama es similar. Sabe que debe esforzarse día a día, pues no es fácil llevar sus dos pasiones de la mano. Menos aún en un contexto tan particular.
¿Cómo cambió la ‘9’ por la ‘1’?
Dicen que los mejores romances nacen de casualidad. Y es así nació el amor de Annie del Carpio con el arco. Tenía apenas 15 años cuando fue elegida para tapar en la final de la Liga Distrital de Surquillo, como parte del equipo Morococha. Nunca antes había estado bajo los tres palos, pero sus ganas de ver a su equipo campeón la hicieron aceptar el reto. Se puso los guantes sin saber que nunca más se los iba a quitar.
“Fue de casualidad, porque yo era delantera. Como soy alta me dijeron que vaya al arco, acepté y campeonamos. Ya en Sport Boys me comenzaron a formar como portera. Ahí recién aprendo la técnica. Me gustó tanto que empecé a ver videos, mis referentes han sido Iker Casillas y Oliver Kahn. Ahora, no cambio la posición por nada”, cuenta Annie.
La guardameta, que también defendió las camiseta de Sport Boys, Universitario, Sporting Cristal y San Martín, empezó a jugar fútbol desde los ocho años: “Mi familia siempre ha vivido en Surquillo y ahí siempre salía a jugar a la pista con mis amigos y familiares. Las chicas de mi categoría (30 años) nos hemos formado así, en la calle, porque antes no existían las escuelas de futbol femenino. Todo era más complicado”. Aquí el secreto del porqué conoce tanto a alguien en ofensiva.
Las metas
La rutina es la siguiente: se levanta cuando el cielo de Lima aún está oscuro para llegar a tiempo desde San Martín de Porres hasta el estadio de Matute. Llegar a tiempo significa pisar el estadio blanquiazul a las 6:30 am: “Tengo que llegar como sea. Tomo una combi hasta el óvalo de Habich y de ahí la 47 que me deja en la avenida Abtao”.
Es un sacrificio, pero la motivación vuelve cuando pisa el campo principal del Alejandro Villanueva. “Es muy emocionante. Todo ha mejorado un montón y seguro seguirá mejorando, y en parte gracias a la televisión. Cuando me enteré que por fin nos iban a poder ver, una parte de mi gritó ‘lo logramos’”, señaló.
Sabe que el camino aún es largo, pero Annie tiene claro sus objetivos con Alianza Lima: “Hay que campeonar, ir a la Copa Libertadores de Chile y pasar la fase de grupos”. Sus palabras cargan la misma seguridad que demuestra en el arco íntimo cada fecha.
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