El doctor Alejandro Mesarina renunció formalmente el lunes a la jefatura médica de Alianza Lima, cargo que venía desempeñando desde el año pasado, y conversó en exclusiva a Depor. El médico da a conocer las razones que lo llevaron a tomar la decisión en plena competencia y lo detallamos a continuación.
Doctor, se fue de Alianza Lima...
En 20 años que estoy en el fútbol siempre me caractericé por ser una persona honesta. Recuerdo bien que, por el 2003 a 2007, cuando también estuve en el club, todos mis jugadores estaban como ‘cañón’. El año pasado estuvo el mismo departamento médico, se trabajó de manera impecable y hasta salimos campeones...
Este año, en la búsqueda del ‘tri’, el club fichó varios jugadores extranjeros...
Que fueron contratados por el club entre la Navidad y el Año Nuevo, cuando el doctor estaba en otro lado, y los exámenes no los hizo el especialista. Habló en conferencia de prensa el señor Bellina (José) y dijo que los futbolistas hicieron exámenes médicos rutinarios. No miente, pero tampoco dice la verdad...
¿Cuál es la verdad?
Los exámenes rutinarios son los que pide la federación para inscribirlos; son de sangre, cardiología... Pero, los clubes serios van al médico de la institución y, obviamente, el especialista hace todos los exámenes de manera concienzuda basado en los datos que la gerencia deportiva entrega sobre las lesiones antiguas de los jugadores, más aún si son grandes y de recorrido.
¿El club contrató sin que usted los revise? ¿Los examinó cuando se incorporaron?
Sí, los examiné y encontré algunas cosas que se las comuniqué al gerente general de ese momento (Fernando Salazar).
¿Cómo los encontró?
Para empezar, hubo un secretismo brutal. Si me decían, yo lo investigaba. Peruzzi fue honesto y me dijo en el consultorio que tenía lesión de larga data en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda y la comprobamos con ecografía. Me pareció buena su actitud. Luego me fui enterando de los demás. García tuvo desgarros enormes en la pantorrilla, fue operado en Chile del tobillo y la misma no cumplió su objetivo. Yo a García lo encontré en el entrenamiento; el ‘Rifle’ (Andrade), aparentemente, no tenía nada y ya estaba contratado. Si te daban un dosier de que el jugador estaba lesionado tal año, entonces, otra hubiera sido la cosa.
¿Por qué no emiten partes médicos?
Yo no soy el club ni manejo las redes sociales.
¿Por qué renunció?
Lo hice hace varios días, pero el lunes conversé con el gerente para formalizar. Ahora sí estoy desvinculado y por eso puedo hablar contigo. Sino, no sería ético y eso recálquenlo. Lo cierto es que yo no puedo tolerar más este tipo de irregularidades; botan al técnico y no tienen uno de repuesto, cambian de preparador físico a mitad de ciclo y no hay cargas, no hay nada, todo se está llevando muy ‘chicha’. Encima salen a hablar y todo el mundo los escucha. Lamentablemente, mi nivel profesional no me permite tolerar ello, por eso renuncié.
No valoraron su trabajo...
Sale (Bellina) a decir que García (Santiago) está jugando; pero, claro, gracias al departamento médico que lo apoya. Peruzzi (Gino) tiene lesión de tanto tiempo en la rodilla y el año pasado jugó sin parar, fue porque el departamento médico lo hizo jugar...
¿Puede decirnos todo sobre el caso de Andrés Andrade?
Es un caso especial. Se rompió el ligamento cruzado anterior. Cuando hicimos los exámenes, parecía un ligamento roto antiguo. No se sabe, no hay una referencia de eso. Hicimos una junta médica, justo estaba acá el médico del Atlético Nacional que era amigo del jugador, lo examina, llegó a la misma conclusión que nosotros de mejor no operarlo todavía, pues había poca sintomatología. José Tabuenca, jefe de traumatología de la clínica Universitaria de Madrid, opinó lo mismo. El jugador no quería operarse. Venía bien, pero volvió a romperse y era previsible. Se comunicó a todos en el club. Volvió a romperse, pero de un menisco y no de su lesión original. La operación va a requerir seis meses de convalecencia, por eso mejor que lo haga en casa junto a su familia.
¿Qué pasó con Cristian Benavente?
Hay lesiones que son fortuitas, por ejemplo, el caso de Cristian Benavente. Estaba caminando en la cancha, yo estaba presente, el chico cayó al piso y se puso a gritar, nadie lo tocó.
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