"Acuérdate de mí, Mosquera no acaba el año porque el vestuario de Alianza Lima es jodido", me dijeron en enero de este año, en una conversación informal con alguien que conoce la interna blanquiazul y a quien le di el beneficio de la duda y solo atiné a responderle: "Ojalá que, por el bien del club, eso cambie".
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El tiempo le dio la razón a quien aseguró que los íntimos no aguantarían a Mosquera. Ante la falta de un anuncio oficial para la confirmación de un nuevo técnico cesado en La Victoria, me entró la duda. ¿Qué clase de entrenador necesitan para ser campeones otra vez? ¿Es cierto eso de que el vestuario blanquiazul es difícil? Son muchas preguntas que pocos pueden responder. Sin embargo, al analizar el perfil de cada técnico que estuvo en el banco de Matute, se puede sacar una línea sobre ello.
Tras el éxito del 2006 y un mal inicio del 2007, Gerardo Pelusso recomendó la contratación de Diego Aguirre para la segunda parte del año. El título tras vencer a Cienciano le daba peso a su palabra y buscaron a un entrenador amante de la disciplina, del juego vertical y del compromiso del equipo. ¿El resultado? El ahora técnico de San Lorenzo de Almagro solo estuvo a cargo cinco fechas.
A él lo sucedió Miguel Ángel Arrué, entrenador de los 'Potrillos' de 1992 y que soñaba con lograr el título que en los 90 le fue esquivo. Tampoco pudo terminar el año, llegó Pepe Soto para comprometer a un vestuario y, que de no ser por la reducción de puntos por deudas en el 2007, hubiesen clasificado a la Copa Sudamericana. El excapitán se perfilaba en aquel entonces como el entrenador ideal, pero le faltaba la experiencia necesaria para el cargo.
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Entonces llegó el 2008 y Alianza se la jugó por Richard Páez, quien llegaba como el revolucionario del fútbol de Venezuela que casi llega a un Mundial, pero que no supo manejar a un plantel que vivió entre los escándalos como la despedida de Manco y las abruptas salidas de Jayo, Waldir y Jorge Soto. El plantel no lo toleró al venezolano, vinieron los malos resultados y con ello su salida para el regreso de José Soto, quien salvó la categoría.
Hasta esta altura, ya se habían probado varias escuelas y ninguna lograba resultados hasta que en 2009 volvió Gustavo Costas, A quien mejor le fue en las últimas temporadas: subcampeón nacional ese año y tercer lugar el 2010. Costas clasificó a la Libertadores 2010, la última en que los íntimos llegaron a octavos de final, y en 2011 que tuvo una eliminación estrepitosa. Aquella temporada dejó el club y peleando el título nacional, para la posterior vuelta de, Miguel Ángel Arrué quien no logró el objetivo de campeonar. Sí, otro año más de fracasos.
Vino el 2013. La oportunidad para el eterno asistente de todos los entrenadores que se pusieron el buzo blanquiazul. Pepe Soto asumió el reto en medio de la crisis institucional y las deudas, luchando como pudo para culminar fuera de la zona de descenso. Ni el excapitán blanquiazul pudo manejar el vestuario que ahora ya desconocía y no continuó al año siguiente en que llegó Wilmar Valencia.
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De 'Bam Bam' hay poco que decir. "Los jugadores me sacaron por mi rigor disciplinario", dijo en una entrevista radial este año y lo sucedió 'Pancho' Pizarro que supo cerrar bien el año y clasificó al equipo a la Copa Sudamericana 2014. Ese torneo lo dirigió Guillermo Sanguinetti, entrenador uruguayo que se caracteriza por saber manejar grupos en base a orden.
Sanguinetti logró el título del Torneo del Inca en sus primeros meses y aunque no obtuvo el campeonato nacional a fin de año, se le dio el respaldo para continuar por haber clasificado a la Copa Libertadores. Sin embargo, en el camino estuvo la eliminación de la Sudamericana contra Barcelona de Guayaquil y un año después la goleada de Huracán en Matute, que lo dejó él en la cuerda floja. Finalmente, Gustavo Roverano lo sucedió, tampoco le fue bien y el año lo cerró 'Pancho' Pizarro, otra vez.
Así llegamos al 2016 en que Roberto Mosquera y una renovada administración toman las riendas del club, intentan convencer al hincha con palabras y de nuevo llega un entrenador que se va por la puerta falsa y con el equipo lejos de la zona de clasificación a los 'Play Offs'.
Con tantos técnicos y tantos perfiles, ¿es culpa de los entrenadores la larga racha sin títulos de Alianza? o es como lo dicen los hinchas del Comando Sur, que gritan "Basta del Cáncer" en Matute para que vengan jugadores que si sientan el peso de la camiseta.
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