El cronómetro marcaba el minuto 91 del partido, cuando Kevin Serna -con el último aliento de sus pulmones- corre a alcanzar el balón largo que Sebastián Rodríguez lanzó para continuar el contragolpe de Alianza Lima. De cerca lo sigue Maximiliano Falcón, cuya apariencia alude a un David Luiz en sus mejores tiempos; pero el colombiano llegó primero por velocidad y esperó el galope de un compañero para descargar. Tras alzar la mirada, vio a Jeriel De Santis perfilado en la línea del área de Colo Colo, con el tiempo y espacio suficientes para patear. La pelota dio un bote antes de colocarse frente a los pies del venezolano y, cuando la acción pedía una remate fuerte y seco para consumar la victoria por 1-0, fue a parar a la tribuna sur del Estadio Monumental David Arellano.
La jugada evoca un pensamiento tragicómico que no es difícil imaginar: saquemos a De Santis por un momento de ese último recuerdo y en su lugar pongamos a Paolo Guerrero. Con 40 años encima y una rodilla parchada, ¿pudo acaso haber definido mejor que el venezolano? Más allá de que la respuesta entra al terreno de lo hipotético, lo cierto es que el ‘Depredador’ pudo formar parte del proyecto deportivo de Alianza Lima este año. Bruno Marioni no lo quiso inicialmente y lo dijo en su primera conferencia de prensa, pero cuando hubo interés tras conocer el tiempo de lesión de Pablo Sabbag, el goleador ya le pertenecía a César Vallejo. No hubo cómo encontrar el camino que lo lleve hacia Matute. Y Jeriel De Santis llegó para apagar ese incendio con un vaso de agua.
Los números de De Santis
Jugador | Partidos | Minutos | Goles | Asistencias |
---|---|---|---|---|
Jeriel De Santis | 4 | 73 | 0 | 0 |
Cuestionar la decisiones del club es un ejercicio de fiscalización al que tiene derecho todo hincha. Alianza Lima dejó de lado al crack de toda la vida para confiar en un proyecto deportivo que parece no acertar: renovó con Pablo Sabbag, en cuya hoja de vida aparecía con letra grande el riesgo de volverse a lesionar tras el problema con su tobillo el año pasado; extendió el vínculo de Hernán Barcos, que no es el mismo de antes y ha demostrado que en Copa Libertadores pasa desapercibido; y tiró una moneda al aire con De Santis, quien no está en el nivel requerido para jugar este certamen.
Tal vez el acierto pasa por el fichaje Cecilio Waterman, quien es el máximo artillero de Alianza Lima con cinco tantos y la principal carta de gol de Alejandro Restrepo. El panameño corre de principio a fin, supera las métricas que exigen en el comando técnico y recibe el reconocimiento del hincha blanquiazul; pero con lo mostrado hasta ahora solo le alcanza para destacar en el campeonato local. El problema, entonces, está el plano internacional, donde la ausencia de un ‘9′ con jerarquía pasa factura. Vayamos más allá: si los íntimos tuviesen a un centrodelantero así en el equipo, resolverían mejor en los partidos por Copa Libertadores.
El pecado de Alianza Lima en Copa Libertadores
Con Sabbag y Waterman lesionados, un Barcos por debajo de su nivel y un De Santis que no está cerca de ser la solución en ataque, ¿vale la pena creer en el proyecto de un Alianza Lima que parece apuntar más hacia el título nacional en lugar de trascender en la Copa Libertadores? Quizá cierta dosis de sinceridad sea saludable para tener las cosas claras desde el inicio. Con este plantel alcanza para recuperar el trono del fútbol peruano, pero es insuficiente si se quiere llegar lejos en el plano internacional. Un equipo que no tiene un delantero gravitante en la definición no puede aspirar a algo mejor en la máxima competencia del continente.
De Santis falló una ocasión clara ante Cerro Porteño y repitió el mismo desenlace frente a Colo Colo. Ambas pelotas las mandó lejos del arco, como si quisiera deshacerse de ellas en lugar de embocarla dentro de la red. No puede ser una coincidencia su mala definición y su displicencia para pelear cada balón, pero también es verdad que el venezolano no es el único responsable del gol en Alianza Lima. Antes de él en aquella jugada debió estar Sabbag, Barcos o hasta el mismo Waterman. Y si vamos más atrás, Paolo Guerrero. Porque un equipo que apunta a trascender en la Copa Libertadores no puede equivocarse en las contrataciones.
Perdonar como Alianza Lima lo está haciendo en el certamen internacional pasa factura, sobre todo cuando es tan difícil para los equipos peruanos obtener alegrías fuera de nuestras fronteras. Dos puntos de nueve posibles es poco para los blanquiazules en su sueño de clasificar a la siguiente ronda; pero es una realidad que deberán afrontar y asumir con el corazón en la mano. Y al final, cuando todo termine, se sabrá cuánto costó perdonar tanto y qué se consiguió con lo ofrecido. Solo allí habrá tiempo para el lamento con De Santis o el regocijo de lo que pudo ser con Guerrero en el equipo. Habrá que convivir con eso.
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