Casi seis meses después de la puesta en escena de su último repertorio de heroicidad frente al Racing Club argentino, también en la cancha de la UNSA, Luis Iberico ha vuelto a recuperar la memoria del gol y con ello, el protagonismo absoluto como pieza de ataque: dos goles y un triunfo fundamental frente a Sporting Cristal que ubican a Melgar en una inmejorable posición de cara a la ansiada clasificación a la gran final de la Liga 1 2022, donde Alianza Lima espera paciente y reposado.
*Actualización:
En la vuelta, en Lima, Melgar volvió a vencer a Sporting Cristal por 2-0, esta vez con un tanto de Bernardo Cuesta y otro más de Luis Iberico.
Dos de tres
Duelo de ida. Cabezazo fulminante a los 65′ y latigazo de derecha a los 77′ que resumen la eficiencia de un delantero que la embocó en dos de los tres remates directos que tuvo frente a un correcto Alejandro Duarte, otro de los altos rendimientos en un partido en el que, mientras Melgar recobró la memoria de juego, hubo enfrente un Sporting Cristal que adoleció de pereza ofensiva, por no decirle pavor al ataque. Y es que Mosquera, en un duelo de pizarras, utilizó a sus defensores para defender y a sus ofensivos como defensa.
Jugar a resistir te pone tan cerca de la proeza como del fracaso.
Quizá y esa sobrecarga de discreción y modestia terminó siendo la razón por la que poco o nada prosperaron en ataque. Eso y Horacio Calcaterra, o mejor dicho la peor versión de todo lo que estábamos acostumbrados a ver en el argentino nacionalizado peruano.
De los Olivos al gol
Pero volvamos con Iberico, un admirador de Zlatan Ibrahimovic desde chiquillo, desde cuando se recorría medio Lima entre Los Olivos y Santa Anita. Un viaje eterno de más de tres horas al día en el que literalmente ‘vivía’ o se desvivía en un asiento incómodo y maltrecho. Iba, seguramente, con el rostro aplastado en la luna de la combi, soñando entre sobresaltos por baches y abundante baba, que algún día sería el héroe de un partido de fútbol gracias a sus goles.
Aunque precoz para debutar en el ring del área chica (se estrenó a los 16 años y 18 días con la camiseta de la Universidad de San Martín), construir una trayectoria profesional que lo relacione con el oficio de atacante le ha tomado más tiempo de lo que se esperaba. Desde aquél Sudamericano Sub 15 donde quedó como máximo goleador y se convirtió en promesa absoluta del fútbol peruano hasta el doblete de este miércoles frente a Sporting Cristal que consolida su mejor año goleador, ha pasado casi una década. En todo ese trayecto, el único remedio a los altibajos ha sido su persistencia.
Oda a la paciencia
A diferencia de otros proyectos de atacantes que nos han ido disparando la expectativa en la última década y con la misma intensidad, disipándola a razón de decepciones, Iberico fue paciente y perseverante, hubo de tener muchísimo de ambas virtudes, para sobrevivir y luego sobresalir en un entorno tan feroz y mediático como es el fútbol peruano, donde con cinco goles consecutivos te proyectan al Chelsea y apenas meses después terminas en alguna división de Suiza o Austria.
Juan José Oré, entrenador que lo dirigió en aquella histórica Sub 15 que lograría ganar el Sudamericano 2013, avisó en innumerables ocasiones que Iberico era un virtuoso del gol. Afirmación que fue demostrable a través de una trayectoria impecable en categorías menores, pero que una vez en la máxima profesional, le costó tanto evidenciarla como cuando aún siendo adolescente debía llegar a casa luego de estudiar y entrenar, para hacer las tareas mientras sus amigos del barrio salían a la calle.
En el fútbol siempre llegó antes. No solo para anticiparse a la jugada y ganarle a los defensas, también en 2014 cuando sus compañeros en la Universidad San Martín le raparon el cabello aún sin haber debutado oficialmente. ¿La razón?, días antes había participado en un amistoso y fue ahí donde lo pelaron sin piedad. Desde entonces, lo único que se hizo esperar en su carrera fue el éxito, al resto siempre llegó antes.
Otra curiosidad, su debut fue un 14 de febrero y su primer tanto oficial lo haría ante Alianza Lima en mayo del 2015, en ese equipo blanquiazul jugaba Pablo Míguez, a quien podría enfrentar en la final ante los íntimos si es que superan la llave frente a los rimenses.
Luiki, como lo apodan sus amigos y familiares más cercanos, ya alcanzó este 2022 su mejor récord goleador (obtenido el año pasado) con Melgar: 12 goles en Liga 1 y otros dos tantos más en Copa Sudamericana. Más allá de lo que suceda en la segunda semifinal, el atacante parece afianzar esa consolidación tan necesaria y pertinente a los 24 años. Ideal para tentar el salto a una liga más competitiva y postularse, con justicia, al universo de convocables de Juan Máximo Reynoso.
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