Por Walter Corzo
La elección de un técnico siempre trae una nueva ilusión. Y lo que vive la ‘U’ con la llegada del uruguayo Gregorio Pérez no es la excepción: ayer dio el primer paso en su camino para buscar la estrella 27. Acabar con seis años de sequía de títulos no es fácil, sobre todo en el momento institucional en el que se encuentran los cremas.
Cuando se conoció la designación del ‘profe’, aparecieron voces que se quejaron por su edad. Sus 71 años asustaron, pero en su presentación se mostró como un profesional que tiene las cosas claras. Que conoce el abecedario del fútbol. Que confía en el jugador peruano.
Su amplia experiencia lo ha llevado a dirigir clubes de varios países, incluido el Cagliari de Italia. Capacidad tiene. Su vigencia la tendrá que demostrar en la cancha desde el 26 de diciembre, cuando empiece su chamba con el plantel merengue.
“Venimos a vivir para la ‘U’”, dijo el DT. Y qué bueno que lo haga, porque en un tiempo no muy lejano hubo gente que parecía vivir del club crema. Hay otra frase que demuestra que, pese a su edad, mantiene su pasión: “La llama sigue viva”.
Más allá de los resultados que consiga, su trabajo -como él mismo lo señala- tiene que estar a la altura de uno de los dos clubes más grandes del Perú, junto a Alianza Lima. Lo bueno es que está convencido de que así será.
Gregorio Pérez es el presente de Universitario. Lo que pasó en los últimos años ya debe quedar atrás. A veces, olvidar lo malo es tener memoria. Y en Ate calza bien ese pensamiento.
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