Universitario: Ibáñez con el equipo que alcanzó los 100 puntos en la temporada 2000.
Universitario: Ibáñez con el equipo que alcanzó los 100 puntos en la temporada 2000.

Los dos brazos arriba, mirando a todo Norte y lleno de alegría. Ya pasaron más de 20 años, pero la foto de festejando en el estadio del ‘compadre’ continúa en la memoria del hincha con una nitidez que ningún celular de última generación podría alcanzar. “No sé cómo terminé arriba del arco, porque siempre usé toperoles de aluminio, y con ellos era muy difícil mantener el equilibrio”, dice. Sin saberlo, eso hizo siempre: mostrar equilibrio y alcanzar con el tricampeonato de 1998, 1999 y 2000.

El actual preparador de arqueros de la Selección Peruana este domingo está de cumpleaños pero los festejos se dieron desde hace 24 horas, con el aniversario 97 del club merengue: “Se repiten los llamados, días previos por el aniversario del club (7 de agosto) y ahora por el cumpleaños. Cumplo 54 y estoy feliz con todas las personas que se acuerdan de uno”. Pasa el tiempo y no lo olvidan.

¿Qué significó para usted el tricampeonato?

Es un logro demasiado importante y, conforme pasan los años, me pone feliz que haya ocurrido lo que dijimos en aquel momento. Y era que aquella hazaña iba a tomar dimensión con el tiempo, porque por primera vez la ‘U’ conseguía campeonar durante tres años seguidos, a diferencia de otros equipos grandes. Vencimos en el 98 a Cristal; en el 99 a Alianza Lima y en el 2000 conseguimos el título de una forma notable, con 100 puntos. Ahora uno con el tiempo dice ‘sí, salimos Tricampeones’ pero es muy complicado construir una base, un grupo como el que se formó en esa época y más aún con los rivales que teníamos.

Para el primer título se enfrentaron a un poderoso Sporting Cristal, que venía de lograr cosas grandes: ¿cómo se dio esa definición y cuál fue la clave?

Creo que fue muy importante lo que se promovió en el club. Aquella temporada, (Osvaldo) Piazza y la directiva conforman un proyecto cuyo objetivo era promover jugadores jóvenes apoyados por otros de experiencia. Debutaron 10 juveniles y se vio el resultado. Ahora, sí fue muy complicado, porque en el 98 Sporting Cristal venía de lograr un tricampeonato y, a su vez, de quedar segundo en la Copa Libertadores. En la final chocamos con ellos, perdimos en la ida, ganamos en la vuelta y la tanda de penales fue decisiva.

En aquella final, falló Jorge Soto, uno de los jugadores claves de aquel Sporting Cristal. ¿Cómo afrontó esa tanda de penales?

Los penales siempre son tensos, hay demasiada presión. Empezamos fallando, erró (César) Casas, después falla Jorge (Soto) y luego yo le tapo un penal a Germán Carty. Y el último lo convierte Esidio. Yo ni me había dado cuenta de que era el último disparo. Recién reaccioné cuando todos vinieron a abrazarnos. Fue increíble, por la previa de la semana, porque enfrentamos a un gran equipo, y porque en mi caso obtuve mi primer título con la ‘U’. El estadio estuvo repleto. Todo fue realmente increíble.

En el 99 fue contra Alianza Lima, pero ustedes ya no tenían al mismo plantel...

Sí, se fueron el ‘Chino’ Pereda, que dio el salto a Boca; y Jean Ferrari que se fue a España. Se sumó Grondona y otros más. Además, Piazza no siguió más y asume Miguel Company. Logramos el Apertura venciendo a Sullana, pero luego tuvimos un bajón y ahí es donde entra Roberto Chale. El grupo estaba bien conformado. Salir campeones te da más tranquilidad, la gente confía más en uno y el grupo se va empoderando. Aparte, jugar la final con Alianza Lima tiene otra motivación. Sumado a que llegamos a tal punto de que el equipo jugaba de memoria. Levantábamos la cabeza y ya sabíamos dónde iban a estar ubicados los compañeros.

¿Fue pensada aquella foto que se vio en Matute?

No sé cómo terminé arriba del arco, porque siempre usé toperoles de aluminio, y con ellos era muy difícil mantener el equilibrio. No sé cómo quedé ahí. Si lo quisiera hacer hoy, con la misma edad de aquella época, no lo haría. En ese entonces no había redes sociales ni celulares que tomaran fotos, simplemente alguien tuvo la idea de tomarla y hasta el día de hoy sigue viva y significa mucho para el hincha. Siempre me lo recuerdan. Mi única intención fue festejar con el hincha crema, más aún que esa final se tuvo que jugar entre semana, porque hubo inconvenientes con los accesos. Encima sufrimos porque expulsan a Grondona.

La fotografía del 2000 fue menos arriesgada...

Claro, ahí estoy sentado, festejando con Norte el tricampeonato. Era un logro enorme. Lo logramos además en el Monumental repleto, el cerro también lo estaba, porque la gente ya no podía entrar. Fue increíble.

En el 99', en estadio Matute, Óscar Ibáñez festeja con su hinchada el bicampeonato del club, tras vencer a Alianza Lima en el global por 3-1.
En el 99', en estadio Matute, Óscar Ibáñez festeja con su hinchada el bicampeonato del club, tras vencer a Alianza Lima en el global por 3-1.

Universitario, una familia

“Mi llegada al club, al Lolo Fernández y mi presentación son momentos fuertes que me quedaron grabados. El ‘feeling’ con los hinchas fue inmediato”, le dijo Oscar Ibáñez a diario Depor hace un año. Y es que para el actual preparador de arqueros de la Selección Peruana, vestir la camiseta de Universitario es pura pasión y entrega, pero sobre todo sentido de pertenencia a una familia que siempre estará a su lado.

¿Cómo era representar a Universitario?

Todos los que vivimos esa época tuvimos la suerte de haber entrenado y jugado en el Lolo Fernández. Ahí el ambiente era siempre de familia. Ibas un sábado a entrenar y todo el estadio estaba repleto de gente. Los socios se acercaban a tomarse fotos con los jugadores. Había una convivencia muy particular que nos hacía sentir cómodos. Incluso, nosotros nos quedábamos a los torneos de los socios, nos sentábamos al borde del campo, detrás del arco norte de Lolo. Eran momentos muy lindos y que te acercaba mucho a la gente. Haber jugado en el Lolo, me gustó siempre. Era muy acogedor y la gente estaba muy cerca.

¿Las concentraciones?

Concentrábamos en el Lolo Fernández, de hecho muchos jugadores vivían en la pensión. En otros momentos también lo hacíamos en Campo Mar, donde también asistían mucho los socios. No había vallas de por medio, división ni horarios exclusivos. Era todo más amateur. Hoy hay todo un secretismo detrás de cada entrenamiento y sesión, que al final te termina alejando de la gente y del hincha. Incluso, los cuartos no eran como ahora, compartíamos camas, no había comodidades, pero a la vez nos hacía sentir como en casa. Eso fue muy importante, y se trasladaba a los partidos.

¿Es por esa relación que vuelve para retirarse en el club?

Yo nunca pensé irme de Universitario. Estuve cinco años y cuando me voy ya tenía 36. Fue después del Apertura que ganamos en el 2002. Se fueron varios, las cosas se hacían cada vez más difíciles, la situación económica se puso mal y quienes ‘pagamos pato’ fueron los jugadores grandes. Me tocó irme y la verdad que por la edad, si bien pude prolongar mi carrera en Cienciano -club con el que gané el el torneo Apertura, Clausura, Sudamericana y Recopa- no pensé que tenía la chance de volver.

Sin embargo, regresé a Lima, estuve en Boys, y en el 2008 suena el teléfono y me llaman de la ‘U’ para decirme que querían conversar conmigo. No entendía nada, porque ya estaban Raúl Fernández, Carvallo. Pero se dio que José se iba a Estados Unidos, se abrió un espacio, e increíblemente a los 41 regresé. Me retiré con Ricardo Gareca a la cabeza y fue una experiencia distinta, porque sabía que eran mis últimos partidos.

Y ahora es parte de su comando técnico...

El conocimiento que tenemos uno del otro generó una relación. Yo era muy curioso y me gustaba escuchar a las personas y aprender. La verdad es que disfruté mucho ese año. Después estoy nuevamente con ellos y disfrutando de lo que nos gusta.

Hoy, domingo 8 de agosto, es su cumpleaños. Qué coincidencia, ¿no?

Se repiten los llamados, días previos por el aniversario del club (7 de agosto) y ahora por el cumpleaños. Cumplo 54 y estoy feliz y agradecido con todas las personas que se acuerdan de uno. También agradecido con el país y su gente. Acá tuve la oportunidad que estuve buscando, tengo 27 años en Perú y estoy muy contento.


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