Desde hace un tiempo, el fútbol peruano ha dejado de ser esa fiesta deportiva de la que nos contaban nuestros abuelos. La pelota y todo lo que rodea a este hermoso deporte ha sido la fachada perfecta para que pseudo hinchas camuflen sus intenciones generando desgracias. Ser de un equipo distinto al de ellos y alentar otros colores te hacen el blanco ideal. Ser de Universitario o de Alianza Lima, los dos principales clubes del país, ya ha dejado de ser motivo de orgullo por culpa de delincuentes que se esconden bajo una camiseta. El último fin de semana, un enfrentamiento entre barras dejó cuatro heridos de bala en Santa Anita, dos de ellos menores de edad. Un incidente que se agrega a la triste lista de violencia que mancha el fútbol.
Las imágenes son explícitas, falsos hinchas de la ‘U’ y Alianza se enfrentaron dejando cuatro vidas en riesgo. Si en el video, los implicados no hubiesen estado con camisetas de ambos clubes, serían llamados como lo que son... delincuentes; sin embargo, tener el escudo en el pecho hace que estén ligados al fútbol. El problema no radica en la violencia en el fútbol, sino la violencia en la sociedad, de la cual nadie es ajeno y todos podemos ser víctimas. El lamentable suceso ocurrió en las calles de Santa Anita (Nocheto), y no en un estadio o alrededores. Así que se tiene que llamar como lo que es: un caso más de inseguridad ciudadana.
En medio de la investigación policial, por descubrir y sancionar a los responsables, el gobierno central había esbozado el hecho de jugar las próximas fechas de la Liga 1 a puertas cerradas. Finalmente, y luego de una reunión en la PCM con las autoridades competentes, su medida fue que tanto Alianza como Universitario jueguen la siguiente jornada que les toque de local sin sus tribunas populares. Una acción que para muchos no es sino populista y no ve el tema de fondo. Depor conversó con voces de diferentes ámbitos para intentar tener un mayor alcance sobre este tema.
¿Violencia en el fútbol o en la sociedad?
Para algunos, este caso forma parte de la violencia en el fútbol, más allá de que el hecho no haya sido perpetrado en un estadio o en sus inmediaciones. El hecho de que delincuentes hayan usando el fútbol como excusa para realizar estas despreciables acciones hace que, en este caso, Alianza y la ‘U’ estén envueltos. Unos piensan que el fútbol es un reflejo de la sociedad, otros que la explicación va más allá. Cada opinión es respetable, porque intentan abordar la misma situación con diferentes enfoques. Para Walter Oyarce Delgado, padre de Walter Oyarce -quien en 2011 fuera asesinado en el Monumental- el problema es la violencia en la sociedad, la cual se manifiesta con más énfasis en el fútbol.
“Es importante que ya como sociedad reaccionemos para evitar desgracias de este tipo, porque hay heridos. Para diagnosticar una alternativa, hay que definir el problema. El problema no es la violencia en el fútbol, sino la violencia que estamos viviendo como sociedad, que cuando se manifiesta en el fútbol se nota con mayor claridad porque en el fútbol se activa el instinto de la emoción. Mueve pasiones, las buenas y malas; por eso es que tiene esa repercusión. Nosotros como sociedad estamos viviendo algo muy peligroso, por un celular te meten un balazo, hay problemas de cupos, extorsiones, te dejan granadas, entonces el fútbol no es ajeno a ello. La sociedad peruana está desunida, por temas políticos, por el color de la camiseta, etc, todas esas cosas no hacen sino desunir a la nación”, sostiene el exregidor de Lima.
Al ser un problema de sociedad para Walter Oyarce, el tema ya es competencia de las autoridades locales, sobre todo porque en los estadios la violencia se ha reducido, pero en las calles ha aumentado y ha eso es responsabilidad de los clubes, sino del gobierno y demás instituciones. “Son dos escenarios en los que se pueden dar la violencia. El primero es dentro o en la cercanía de los estadios, y esa responsabilidad es de los clubes y la Policía que da la seguridad dentro y fuera. Pero más allá, en los barrios, ya corresponde a la seguridad que debe dar el sistema existente como ciudad que es la Policía en las calles, los serenazgos, los alcaldes, los gobiernos locales”, agregó.
Una mirada más profunda y desde el campo de las ciencias sociales la da Jaime Pulgar Vidal, quien intenta explicar cuáles son los factores que derivan en estos comportamientos y aclara además cuál es el problema de fondo. Para el catedrático, la masculinidad exacerbada, el precario sistema educativo que no enseña a la gente a controlarse y el tema de salud mental son las razones de lo que viene ocurriendo con el tema de las barras y la violencia. “La idea del sociólogo Pablo Alabarces es que el fútbol no refleja nada en la sociedad, y estoy de acuerdo. La gente ve fútbol para modificar su comportamiento. Pablo pone un ejemplo, tú puedes ser un oficinista de 8 a 5 y comportarte bien, pero una vez que llegas al estadio te transformas, eres otro, un sujeto que grita, canta, en algunos casos, te pones más violento. Este comportamiento tiene que ver con que el fútbol expresa, lo que los sociólogos llaman, la masculinidad. Esa masculinidad exacerbada, la de ‘yo soy más fuerte que tú”, señaló.
“La cuestión es que el comportamiento más masculino se está dando en gente que no tiene autocontrol, eso tiene que ver con los sistemas educativos. No todos acceden al sistema educativo o acceden a colegios de calidad precaria. Cuando tú no aprendes a controlarte, que es lo que aprendes en el colegio, eres capaz de llevar a esa violencia al extremo. El sistema educativo, que en lugar de enseñarte a controlarte, se convierte en un sistema de muy dudosa calidad o autoritario y lo único que logra es que estas personas que exacerban su comportamiento se conviertan en sujetos rebeldes. Aquí viene la parte más pequeña de la culpa, los problemas de salud mental. Hay un montón de muchachos que deben tener graves problemas en casa, familias disfuncionales, entonces crecen con una serie de problemas y creen que así se conduce la vida y cuando está metido en un tema de violencia son capaces de llevarlo al extremo. Terminan encontrando cariño en las pandillas, donde son apreciados, valorados”, explicó Jaime Pulgar Vidal.
¿Medida acertada del gobierno?
La respuesta del Ejecutivo, ante los lamentables incidentes, fue cerrarles las tribunas populares tanto a la ‘U’ como a Alianza cuando jueguen de local la próxima fecha que les toque. Medida que ha generado repercusiones, pues en un primer momento se planteó la radical decisión de jugar a puertas cerradas. Esto pese a que los hechos ocurrieron lejos del estadio Monumental el fin de semana. Finalmente, tras una reunión con las autoridades competentes y cabezas de los clubes se llegó al punto de solo inhabilitar esos sectores, donde suelen estar las barras. Para Carlos Univazo, este tema no tendría por qué tener relación con los íntimos y los cremas, al ser un hecho alejado de todo estadio.
“No veo la verdad que el fútbol o los clubes tengan una responsabilidad directa sobre lo que está ocurriendo, yo creo que la responsabilidad es del Estado, esta es una sociedad que de por sí es violenta, basta con ver las redes sociales para hacer cuenta de los niveles de violencia que se están alcanzando. No veo por qué tienen que ser castigados los estadios, sobre todo porque lo que ocurrió no ha sido en las inmediaciones, es una salida populista. No encuentro la relación entre el problema y la sanción esto tendría que ser mirado de otra manera y con una actitud mucho más firme por parte del Estado, tendrían que ser detenidos los responsables de estos hechos”, declaró el periodista.
En esa misma línea, Jhonny Baldovino se mostró en contra de esta medida, y la que rondó el lunes sobre jugar sin público, pues el tema no compete a los clubes, sino al gobierno, pues estos actos delictivos se dieron en las calles. “Es alarmante, porque si el gobierno no puede garantizar la seguridad en las calles, porque lo que ha sucedido no ocurrió en el estadio, sino en la calle, la seguridad en la calle está a cargo de la Policía. Estos actos de violencia no son en los estadios, ni en los alrededores, lo que ha pasado es que las barras de delincuentes se enfrentaron en las calles. El Estado debería garantizar la seguridad de los ciudadanos en las calles; en los espectáculos deportivos lo garantizan los responsables, en este caso los clubes”, aclaró.
El especialista en derecho deportivo sostuvo además que no tiene sentido la sanción que recibieron la ‘U’ y Alianza’. “La policía es la que debe garantizar la seguridad en las calles. Sería una locura que el partido se juegue en el Monumental y en Miraflores pase algo y sea culpa de la ‘U’, no tiene sentido, lo mismo con la gente de Alianza. La responsabilidad es del Estado, no de los clubes. Mañana como hay violencia cerramos los cines, cerramos los parques, cerramos los teatros, cerramos los conciertos, cerramos todo, no es así”, enfatizó.
¿Y la ley 30037?
Desde el 2016, año en el que fue aprobada la ley 30037 o como se le llama la ‘ley de espectáculos deportivos’ por parte del Ejecutivo, la iniciativa ha sido reducir la violencia dentro de los estadios. Todo nació en 2013, cuando fue promulgada por la congresista Luciana León, en medio del debate sobre el asesinato de Walter Oyarce, ocurrido hacía dos años antes. El fin era erradicar los actos vandálicos protagonizados por las hinchadas dentro y fuera de los recintos, prohibiendo concentraciones masivas fuera del estadio, el ingreso de pirotécnicos, banderolas, pancartas (estas últimas modificadas y aceptadas en 2017) bebidas alcohólicas, armas, personas con cara pintada, artículos que impidan identificarlos y sin documentación. Además, obligó a los clubes a empadronar a sus barristas y no distribuir entradas de forma gratuita.
La ley que previene y sanciona la violencia en los espectáculos deportivos le dio más orden a los partidos de fútbol en el tema organizacional, reduciendo la violencia dentro del estadio y sus inmediaciones, pero llevando todo a otros puntos de la ciudad. En este sentido y con el reciente caso, esta ley no entra a tallar una sanción, porque el hecho del fin de semana no ocurrió cerca del Monumental de Ate, sino en otro distrito. No obstante, lo cierto es que hay parte de la normativa que los clubes no han acatado y sigue siendo ‘letra muerta’, como los famosos empadronamiento de barras.
Tras la reunión del martes, Enrique Monroy, jefe de la región policial de Lima, reveló que, además del cerrado de las tribunas populares para la siguiente fecha, se acordó de manera verbal que los clubes se comprometan a respetar la ley 30037 y empadronar a sus hinchas. “Desde el 2013, la ley está vigente, pero hasta la fecha ha sido letra muerta por diferentes motivos o justificaciones, pero esta vez se han comprometido los representantes de los dos clubes a iniciar ese proceso de empadronamiento para separar la paja del trigo”, dijo a RPP.
Según el capítulo III de la ley 30037, es competencia de los clubes el registro de empadronamiento de integrantes de barras. El artículo 10 señala que los clubes deben de manera obligatoria tener un registro de identificación para individualizar a los barristas organizados y contener los datos de identificación, domicilio, ocupación de cada uno de ellos, para obtener un carné que les permita entrar al estadio. El artículo 11 sostiene que la edad mínimo para integrar una barra es de 18 años, de manera excepcional menores de edad que hayan cumplido 16 años siempre y cuando cuenten con la autorización de sus padres, quienes asumirán las responsabilidades civiles y administrativas sobre la conducta de los menores. Mientras que el artículo 12 informa que este registro estará a disposición de las autoridades policiales, fiscales y judiciales, cuando estas lo soliciten.
¿El problema es de las barras?
El empadronamiento que exigen las autoridades agilizaría la fácil identificación de malos elementos en las barras; no obstante, el principal reto es que estos colectivos quieran inscribirse o empadronarse, por lo que el trabajo y estrategia de cada club debe ser efectiva para fidelizarlos. Para Walter Oyarce, no todas las barras son negativas, hay líderes positivos y con ellos se debe trabajar para que desde adentro puedan señalar quiénes son los malos elementos. “Las barras deben ser empadronadas, pero cómo los invitas a que se empadronen, tienen que tener beneficios, reciprocidad, un reconocimiento y no hay equipos que trabajen eso. El trabajo de los directivos termina en el estadio, y allí no hay mucha violencia, todo se está dando en los barrios, ¿cómo se neutraliza eso? Potenciando y trabajando con las barras que son positivas, hay gente buena, solo hay que diferenciarlos. cuando ellos vean que les están dando la oportunidad de salir adelante, ellos mismo denunciaran quiénes son los elementos destructivos”, sostuvo.
Y aunque esta sea una medida acertada para empadronarlos, nada te garantiza que los malos elementos de las barras se empadronaran y entrarán a los estadios; su motivación suele ser el generar caos. “¿De qué te sirve empadronar a los hinchas si los hechos que ocurren en muchos casos son realizados por gente que ni siquiera entra al estadio?Supuestamente, van al estadio, pero se quedan en el camino porque su objetivo no es ver el fútbol es simplemente delinquir, robar, asaltar, matar, agredir. Cómo obligas o exiges al hincha empadronarse, estoy seguro que ni aunque les ofrezcan incentivos se empadronan porque inclusive los que tienen sus papeles limpios igual tienen miedo, porque de alguna manera creen que eso les puede servir para que les hagan daño”, señaló Carlos Univazo.
“En 2018 la ‘U’ intentó empadronarlos y la experiencia fue muy mala. Es muy difícil empadronar a las barras, porque muchas de ellas son lideradas por delincuentes y prontuariados. Igual el empadronamiento aquí no tiene nada que ver, porque cómo identificarlos, cómo saber si se quedan en el camino o van al estadio. Esta gente no tiene miedo, porque no les pasa nada, en el peor de los casos le echan la culpa a su club o en el mejor de los casos le echan la culpa al club rival, pero a la persona violenta no le pasa nada nunca”, agregó el periodista.
Sobre las barras y el empadronamiento, Jhonny Baldovino dio sus alcances sobre cómo va este registro. “Yo lo que conozco es que la U y la Alianza tienen empadronados a sus hinchas. A sus barras oficiales, a las que van a los estadios, a ellos los tienen empadronados, los tienen identificados, y con eso no hay problema. Pero a los que están en la calle, a los que se suman a la marcha, para hacer laberintos, para robar, esos no tienen cómo empadronar. Incluso ni siquiera tienes como probar si realmente son hinchas de tal o cual equipo. No son hinchas, son delincuentes que están buscando otra cosa. Esto ya son otro tipo de acciones que el Estado está en la obligación de controlar, porque ellos tienen la obligación de darle seguridad a la población y de tomar medidas de precaución”, sostuvo.
Y para darle una mirada distinta sobre las barras y su concepto, Jaime Pulgar Vidal declaró lo siguiente: “La barra es el único lugar donde este ser humano se siente bien, se siente querido tratado, se siente que alguien lo quiere. Aquí hay un problema más grave que decirle criminal, aquí el problema más bien es saber cómo darle aquello que les hace falta, y lo que les hace falta es cariño. Recuerdo un caso de un comisario que él agarra a los barristas y les enseñaba un oficio, y no era para que el muchacho trabajara y no se peleara, sino el punto era para que el muchacho se diese cuenta que alguien estaba preocupado por él. El comisario estaba preocupado por la vida de este muchacho, de tal manera que el muchacho veía ese interés del comisario y dejaban de ser violentos, lo que les hace falta es cariño.”.
¿Hay soluciones?
Es evidente que cerrar tribunas no es una solución ni a corto ni a mediano plazo, se necesita una verdadera para atacar el problema de fondo. Para Walter Oyarce, quien antes de acabar su periodo como regidor en la Municipalidad de Lima (2019-2022) impulsó ‘Una Barra por Lima’, una iniciativa que trataba de seguirle los pasos a ‘Goles en paz’, un programa impulsado por varias autoridades locales de Bogotá y organizaciones deportivas con el fin de promover la paz, la inclusión social y la resolución pacífica de conflictos en el fútbol. El exregidor tiene dos escenarios, uno a corto y a mediano plazo.
“La solución, en el corto plazo, es que tienen que encontrarse a los responsables de esta tragedia, y los medios de comunicación tienen que preguntarle todos los días a la Policía si ya los encontraron, que además no debe ser muy complicado, porque es un grupo de gente que se conoce y hay cámaras. Uno comenzando la investigación va a encontrar a la persona que disparó. En primer lugar, tiene que haber una sanción, porque la impunidad es algo que acelera todo este tema de violencia. Lo otro es reconocer que la violencia es la energía negativa del amor frustrado, el amor que no reciben los jóvenes de la familia, lo encuentran en las calles, en estas pandillas o barras. Hay que trabajar con las barras bien lideradas, para convertirlos en los agentes del cambio, allí las autoridades y los clubes tienen mucho por hacer, pues deben reconocer y valorar a sus buenos líderes”, señaló.
En ese mismo sentido, Jaime Pulgar Vidal se mostró optimista de que este programa colombiano pueda ser usado en Perú. “Lo que ha pasado en Colombia es que la sociedad civil ha reaccionado. Entonces la sociedad civil colombiana ha reaccionado y ha gestado este plan para que no haya violencia entre las barras de Colombia para que aprendan a confluir. Cada cierto tiempo se juntan, hacen música, actividades. ¿Eso sería posible acá? Claro que sería posible, pero tienes que cambiar toda la óptica, el ‘yo más macho que tú’, sino no va a funcionar. A veces no funcionará, pero las cosas no cambian de la noche a la mañana. Hace 50 años no había la violencia que tenemos ahora, y mira la que tenemos ahora, hay volver a cambiar la situación”, recalcó.
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Bachiller en Ciencias y Artes de la Comunicación con mención en Periodismo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con estudios en Gestión Deportiva en Evolución Conmebol y Marketing Digital. Tiene más de cinco años de experiencia en periodismo digital, escrito y multimedia.