Toma nota. Las populares posadas navideñas llegan en diciembre. Esta tradición está instaurada en México desde siglos atrás, convirtiéndose una de las festividades más representativas de la nación. Las fiestas, con connotación religiosa, suelen juntar a los conocidos, amigos y familiares, por lo que son esperadas con mucha alegría, por niños, jóvenes, adultos y los más mayores. Incluso, su popularidad ha traspasado fronteras, expandiéndose, principalmente, hacia otras zonas de Centroamérica. Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber sobre por qué se festejan, cómo celebrarlas y cuantas se realizan antes de la Navidad.
Las posadas navideñas aparecen con la llegada de los españoles a México, durante la época de la conquista, en el siglo XVI. Esto lo menciona el antropólogo Fernando Híjar para National Geographic. Los religiosos europeos, provenientes del viejo continente, tenían la misión de “evangelizar” a los nativos americanos.
Es así que, con el tiempo, se reemplazó el culto decembrino a Huitzilopochtli, dios de la guerra, por los preparativos para la natividad, con las posadas. En esa línea, el origen es de carácter religioso. No obstante, los festejos actuales son parte de la evolución, con un sincretismo entre la tradición cristiana y las costumbres indígenas.
Las posadas han cambiado con el tiempo, pero siempre se han caracterizado por el color, los cantos y la comida tradicional. Las personas se unen para “pedir posada” y festejar que alguien les abrió las puertas y les brindó alojamiento, en representación el peregrinar y la solicitud de alojamiento de José y María, en su camino a Belén.
Además, las piñatas en las posadas, un elemento importante de estos festejos, tiene siete picos que simbolizan los pecados capitales y que deben ser destruidos con los ojos vendados (haciendo alusión a que la fe es ciega), con la aportación de un palo que refleja la virtud acabando con las tentaciones.
En México, a través de las generaciones, el planteamiento que se ha adoptado, para la realización de las posadas navideñas, incluye la entonación de la tradicional canción, otros cánticos católicos y, finaliza, con el rezo del Padrenuestro. Con esto se trata de representar el diálogo entre María y José y los diferentes posaderos.
Luego de los cantares viene el festejo, acompañado de comida tradicional, como el ponche, aguinaldos, que se realizan con dulces frutas, y destrucción de una piñata —que simboliza los siete pecados capitales— y que trae en su interior elementos como dulces o fruta.
Muchas familias tienen la costumbre de arrullar al niño Jesús, le cantan, le bailan y al final llevan una canasta de aguinaldo, que son dulces, y pasan con cada asistente para que bese alguna parte de su cuerpo, le pida un deseo, le agradezca por algo que les cumplió y, finalmente, les dan un bocado del canasto.
Las posadas inician, exactamente, nueve días antes de que llegue la Navidad, es decir, empiezan cada 16 de diciembre. La duración de esta celebración es de nueve días de fiesta. La última se efectúa el 24 de diciembre para que, en punto de las 12 de la noche, se dé paso a la Natividad o nacimiento de Jesús.
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