Aunque uno de los pilares de los Juegos Olímpicos sea el juego limpio en sí, en Tokio 2020 han habido casos en los que esta práctica ha sido dejada a un lado. El tapete de la lucha libre se envolvió en polémica tras una reprochable actitud del kazajo Nurislam Sanayev.
Y es que luchador kazajo mordió al indio Ravi Kumar durante las semifinales de la categoría 57 kilos, en un acto que fue criticado por miles de usuarios en redes sociales. Su rival lo dominaba en el suelo y Sanayev no tuvo otra forma de intentar salir de la llave que usando los dientes.
Kumar, que terminó llevándose la victoria por 9-2, le mostró la marca de los dientes en su bíceps al árbitro, pero este no sanciono falta alguna. Esto ocasionó los reclamos del equipo indio dado que el luchador debía ser atendido para quedar apto e ir a la final.
“Fue doloroso cuando Ravi regresó de la colchoneta, pero le dieron una bolsa de hielo y está bien. El dolor pasó. Está listo para la final, no hay problema en absoluto “, dijo uno de los miembros del equipo.
Sin embargo, este suceso no fue el único en la lucha libre, ya que en la misma categoría, pero de la rama femenina, la rusa Valeria Koblova también mordió a la mexicana Alma Valencia en los octavos de final. Y al igual que con el caso del indio, los oficiales no marcaron la agresión.
Cabe señalar que de acuerdo a las reglas de Federación Internacional de Lucha (UWW, por sus siglas en inglés) está prohibido que el luchador muerda a su oponente, ya que -de ser declaradores culpables- podrían ser sancionados hasta descalificados de una competencia.
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