Nunca olvidará ese dolor, ese que le carcome el alma. De campeones del mundo a un papelón del cual se hablará por siempre en Alemania. Hace 80 años no eran eliminados. En otras palabras, era imposible ver a una selección teutona fuera de los octavos de final. Pero así como hicieron historia en Brasil 2014, también lo lograron en Rusia 2018. Por ello, Jerome Boateng utilizó su cuenta de Facebook para pedirle disculpas a millones de personas.
“¡Qué desastre! Lamentablemente la Copa del Mundo no fue como lo habíamos imaginado. Aún me siento enojado y decepcionado y, al mismo tiempo, lo siento por los fanáticos que nos apoyaron en el estadio y en casa frente al televisor. Tuvimos nuestras
oportunidades, pero nunca llegamos a jugar bien el torneo”, indicó el jugador del Bayern en su cuenta de Facebook, en continuó con el mensaje para todo el pueblo alemán.
“Hace cuatro años estábamos en la cima, ahora hemos caído brutalmente. Estos son los días en vida de un jugador de fútbol en la que nadie está celoso. Sin embargo, gracias por el apoyo, analizaremos los errores y continuaremos trabajando para nosotros mismos y ustedes. Prometo que volveremos más fuertes”, concluyó el seleccionado alemán.
La capacidad para analizar las catástrofes y los fracasos para extraer lecciones es un rasgo cultural en Alemania.
La eliminación en la primera fase de la Eurocopa de 2004 conllevó una auténtica revolución: Jürgen Klinsmann llegó y cambió todo en el equipo, aportando ideas innovadoras sobre la formación, la táctica, la preparación física y la mental de los internacionales de la Mannschaft.
Löw, que era su ayudante, siguió en esa línea en 2006 y desde entonces Alemania había llegado al menos hasta semifinales en todos los grandes torneos, algo a lo que ni se acercó ahora en Rusia.
El título mundial de 2014 sirve para mitigar en mucho las conclusiones grandilocuentes sobre el papel de Löw y los jugadores parecen apoyar sin fisuras a su técnico.