Islandia es un país condenado al frío, con un cielo casi siempre oscuro que le sirve de hogar a 331.000 habitantes. Pero ya sabemos como es esto, la vida se abre paso incluso en las condiciones más duras; y donde hay vida hay talento. Y donde hay talento hay fútbol. Y en la isla volcánica el fútbol tiene nombre propio: Gylfi Sigurdsson, uno de los responsables de que los 'vikingos' disputen en Rusia su primera Copa del Mundo.
Durante mucho tiempo se tuvo una imagen equivocada de los 'vikingos', escandinavos que dominaron el norte de Europa entre el año 800 al 1050 (d.C.), pues se creía que solo fueron guerreros sedientos de sangre. Pero fueron más que eso.
Algo similar se imaginaba el mundo del fútbol sobre la Selección de Islandia y Sigurdsson. Pero el centrocampista de 28 años, que le costó al Everton el fichaje más caro en toda la historia del club, 49 millones de euros, demostró que su selección era más que solo luchar, que también podían ser un equipo fascinante, así como lo fueron sus antepasados.
'Ice man'
Brendan Rodgers, cuando entrenaba al Swansea, llamaba "Ice Man" a Gylfi. En en ese equipo galés que juega la Premier League donde Sigurdsson se hizo un nombre en el fútbol y donde destacó en las últimas temporadas.
"Nunca me ha preocupado Gylfi a nivel internacional, sabía que podía hacerse un hueco", asegura a la AFP Gudjon Thordasson, seleccionador de Islandia de 1997 a 1999.
Thordasson se acuerda de haberle tenido en su plantel, como cedido, cuando entrenaba al Crewe Alexandra, en las categorías inferiores del fútbol inglés en 2009.
"Tenía 19 años y vi que tenía un buen potencial. Jugó allí media temporada y le fue bien. Era un buen profesional, siempre deseando hacerlo bien y extremadamente apasionado por lo que hacía. Trabajaba mucho", recuerda.
Inglaterra es la tierra prometida para casi todos los futbolistas islandeses. La Premier League es muy seguida por televisión y los niños juegan con jugar allí.
Sigurdsson se unió al Reading inglés cuando tenía 15 años y sus padres le siguieron en el camino. Su padre gestionó entonces su empresa de pesca por teléfono.
La prueba de su sangre fría son sus cualidades en el golf, donde es hándicap 4 -su hermano es golfista profesional-. Por eso es el lanzador de penales de Islandia.
Gylfi Sigurdsson, ahora ya en un Mundial, buscará seguir convenciendo al mundo que los 'vikingos' hacen algo más que luchar, y la prueba de fuego será nada menos que ante Lionel Messi y Argentina, el próximo 16 de junio en Moscú por el grupo D del certamen.