Luka Modric, a mediados de 2013, le declaró la guerra al Tottenham. Su ex club, a través de su presidente Daniel Levy, ponía trabas para que el hábil volante de la Selección de Croacia firme por Real Madrid. Por eso, el popular 'Pony' – como le llama de cariño un conocido relator de la cadena ESPN – decidió hacer hasta lo imposible para firmar por los merengues. Como si fuese un niño engreído en pleno berrinche optó por dejar de entrenarse y no hacer la pretemporada hasta que los 'Spurs' se sienten a la mesa con Florentino Pérez para negociar. Finalmente, 'Luka' fue el gran ganador ya que terminó pasando al Santiago Bernabéu, donde destaca al lado de Casemiro y Toni Kroos. Esa guerra, entre clubes, la ganó.
La otra batalla de la que fue parte y pocos conocen se dio en parte de su país natal al inicio de la década de los 90's. Conocida como la Guerra Croata de la Independencia, este conflicto entre las fuerzas independentistas frente a una minoría serbia armada marcó su vida. Teniendo seis años, las fuerzas rebeldes asesinaron a uno de sus abuelos, tragedia que llevó a abandonar su pueblo y ser un refugiado. ¿Y es que como mantenerte en un lugar, al que considerabas casa, en donde el horror y la peor faceta del ser humano se mostraban a plenitud?
Pese a todo, Modric supo superarse y hacer lo que mas le gustaba: jugar al fútbol. En un hotel donde se ocultaba junto a su familia, el dueño del lugar lo vio y sin pensarlo tomó el teléfono para llamar a un dirigente del NK Zadar, el que sería su primer club. Tomislav Basic, su descubridor, vio en él al que podría ser uno de los mejores jugadores croatas de la historia. Como todo niño de Zadar, 'Lukita' tenía el sueño de jugar en el Hajduk. Sin embargo, al probarse un par de semanas le cerraron la puerta por ser muy bajo. “Yo recuerdo que muchos se quejaban de su físico, que era muy pequeño y que no iba a triunfar. Se equivocaron”, dijo Ivan Malik, uno de sus ex compañeros.
Por su cabeza, Luka no entendía nada, "¿Qué tiene que ver mi estatura si soy un buen jugador?", se preguntaba terminando la escuela primaria. En el Hadjuk, hasta ahora, se deben estar arrepintiendo porque fue el Dinamo Zagreb, el cuadro más importante de Croacia, el que lo llevó a la palestra.
No la tuvo fácil ya que fue cedido varias veces, pero sea el equipo al que lo mandaron mostró visión de juego, versatilidad y rompimiento de líneas en la volante. El Zrinjski y NK Inter Zapresic fueron algunos de los clubes por los que pasó antes de volver al Dinamo con 19 años. Ya con partidos sobre los hombros y con la confianza de su entrenador, fue uno de los mejores de su equipo. Incluso le llegó a marcar al Hadjuk, que en su momento lo ninguneó. Su rica historia luego con Tottenham y Real Madrid ya es más que conocida.
Ahora, Luka será parte de otra guerra, pero esta vez en los terrenos de juego. Tiene el galón de comandante de la selección de su país que no la tiene fácil en el Grupo D del Mundial Rusia 2018 con la Argentina de Lionel Messi, Nigeria y la sorprendente Islandia que llegó a cuartos de la última Eurocopa. Junto a Ivan Rakitic, Mateo Kovavic, Mario Mandzukic y Šime Vrsaljko espera volver a destacar a nivel internacional y, por qué no, tratar de igualar al equipazo de Davor Suker que quedó en el tercer puesto de Francia 98. Su abuelo, allá en el cielo, le tiene toda la fe del mundo.