El mundo del entretenimiento se ha expandido tanto que a veces nos cuesta ver lo obvio. En el caso del cine, el afán de las personas para ver sus películas en la pantalla grande oculta el hecho de que la comida que se sirve en los cines es demasiado cara. En ocasiones, la comida logra superar el precio del ticket de cine y en otras ni siquiera un combo pequeño es accesible para ese momento.
No importa en qué cine te encuentres o en qué parte del mundo hayas ido a ver una película, en la gran mayoría de ellos es así. Es por ello que hace poco también hubo un enorme problema con la ley que dejaba pasar a sus espectadores con su propia comida, ya que en perspectiva era una pérdida enorme que cada uno de ellos decidiera ir con algo de comer y no gastar en su pequeña tienda de palomitas.
¿Cuál es el motivo de que esto sea así? Un análisis de Today I Found Out clama haber encontrado la respuesta definitiva y todo se remonta a una serie de casos en la Suprema Corte que regulaba la relación entre cines y estudios de cine. Básicamente, forzaba a los cines a cobrarte mucho más de lo que debería por unas simples mentas.
En este artículo te contaremos de una vez por todas qué fue lo que pasó y explicaremos el por qué los cines de todo el mundo son así o al menos por qué los primeros adaptaron esta costumbre que luego se hizo realidad.
¿POR QUÉ LOS CINES COBRAN TANTO EN COMIDA?
Según el estudio ya mencionado, de regreso en los años donde los estudios de cine tenían mucho poder, ellos dirigían o indirectamente poseían los cines y podrían distribuir las películas que ellos decidieran cobrando lo que ellos quisieran,
Con el tiempo, las demandas de antimonopolio fueron eliminando estas restricciones poco a poco, hasta que en 1948 la Corte Suprema decidió que los cines y los estudios deberían repartir las ganancias de las películas que hacen y estrenan. No obstante, esta decisión no dividía las ganancias exactamente por la mitad.
En consecuencia, los cines solamente ganaban entre un 20 y un 30 por ciento de lo que la película generaba, el resto iba a los estudios de cine. Además, debido a negociaciones financieras desiguales, los estudios terminan ganando un 90 por ciento de todo lo generado en la primera semana de estreno, así que los cines no tienen más opción que encontrar otra manera de generar dinero.
Para el mercado en el que se encuentran, lo lógico fue agregar concesionarios de comida para que puedan obtener esas esperadas ganancias. Los estudios de cine no pueden tocarlos y pueden marcarlos hasta el punto en que realmente sean rentables.
Es por esto que la comida que encuentras en el cine es muy cara. De hecho, si no fuera por ese elevado precio en los alimentos, los cines dejarían de existir, ya que no cobran mucho dinero por transmitir la película en cada una de sus salas.
Por último, ninguna cadena de cine quiere meterse en problemas para intentar re-negociar este acuerdo, en especial con los grandes estudios. Por ejemplo, si se decidiera por no emitir una película de una gran compañía, la misma tiene total libertad de no elegir a esta cadena de cines para sus próximos estrenos.
Si bien la mayoría de sus ganancias no se dan a través de las películas, no tenerlas sería un motivo muy grande por el cuál puedan perder clientela, así que es un riesgo que ninguna marca de cines quiere tomar. Así que cada vez que veas algo muy caro en la tienda de comida de un cine, ya sabrás el por qué.