Bruce Willis es un pequeño felino que llegó a un refugio con rasguños por todo el cuerpo, los dientes lastimados y una gran herida en el ojo. Este tipo de lesiones, desafortunadamente, suele perjudicar a los animales sin hogar al dejarlos “poco atractivos” para posibles adoptantes; sin embargo, el aspecto del minino protagonista de esta historia importó muy poco a Sandra, una mujer que le brindó el hogar que tanto deseó. Conoce más sobre esta historia que se volvió viral en Facebook al mostrar lo irreconocible que luce el que hasta el año pasado era considerado como “el gato más triste del mundo”.
Se supo que el gato vivió varios años en las frías calles de Minnesota, Estados Unidos. Su situación era preocupante, sobre todo porque la posibilidad de que consiga un hogar parecía lejana debido a su estado. Lo que nadie esperaba era que una desinteresada mujer llegue al lugar dispuesta a cambiar la vida del animal.
Sin dudarlo, Sandra le brindó un techo y el cariño que por tanto tiempo había estado buscando en la calle. Luego de un año con ella, Bruce cambió notablemente. Su conmovedora transformación del gato “más triste” a uno “más feliz” fue registrado a través de un video que no ha tardado en volverse viral.
“Hace un año conocí al gato más triste que he visto en mi vida”, inicia la publicación de Instagram.
“No voy a mentir, la idea de adoptar a un gato que era callejero con varios problemas de salud me asustaba. No mejoró cuando estaba a punto de rellenar el papeleo y el personal del refugio me dijo que necesitaría cirugía dental. Me dije a mí misma que todavía podía dar marcha atrás, pero al mirarle a los ojos tristes, también me di cuenta de que no podía dejarlo allí”, continúa.
“Muchas veces me pregunté si había hecho lo correcto. Antes de tenerlo, nunca le había administrado medicamentos a un gato. Ahora tenía que hacerlo hasta 15 veces al día. Noches de insomnio, caras facturas del veterinario, problemas de comportamiento, alergias alimentarias... me convirtió en un desastre”, explicó.
“No sucedió de la noche a la mañana, pero poco a poco, nuestros días mejoraron. Encontré comida que podía comer, no necesitaba más medicamentos y comenzó a dormir toda la noche a mi lado en lo que ahora se ha convertido en su almohada. Hoy ha pasado un año desde que lo traje a casa y no cambiaría nada. Han pasado tantas cosas en nuestras vidas y en el mundo desde entonces, y estoy muy feliz de tenerlo a mi lado”, contó.