¿Te imaginas estar muerto en vida? Esa es lo situación que actualmente atraviesa un soldador retirado del Reino Unido, cuyo teléfono no ha sonado en meses porque sus amigos creen que falleció después de descubrir su propia lápida erigida en un cementerio y acusó a su ex esposa de haber sido la responsable de tan cruel venganza.
“La gente cree que estoy muerto”, dijo Alan Hattel, de 75 años, de la localidad de Tayside, Escocia, al diario británico Daily Mail. “Mi teléfono dejó de sonar los últimos tres a cuatro meses. Todo esto me tiene confundido pero ahora sé por qué nadie ha estado llamando. Ni siquiera quiero que me entierren sino que planeo ser cremado”, agregó.
A lado de la lápida que lleva su nombre en el cementerio de Newmonthill, Hattel desmintió categóricamente los rumores acerca de su fallecimiento y acusó a su exesposa de ser la persona responsable de este asunto de mal gusto. Aseguró que ella fue quien compró el nicho y puso la lápida con la intención de que ambos fueran enterrados juntos.
¿Qué lo hizo sospechar de ella? Pues que tanto su nombre como el de la mujer figuran en la lápida. “Nunca dije que quisiera ser enterrado a lado de mi exesposa”, dijo el septuagenario, que tuvo dos hijos con su antigua cónyuge. “Hemos estado separados hace 26 años y no existe animosidades entre nosotros pero me está costando asimilar todo esto”, añadió.
“Enterarte que tienes una lápida en un cementerio mientras sigues con vida no es algo que ocurra todos los días”, remarcó Hattel. Un miembro de la familia de su exesposa se excusó de brindar declaraciones al citado medio sobre el caso y solo dijo que era “un asunto familiar que estaba siendo tratado en privado”.
El Consejo Municipal de Angus dijo que no sería posible discutir el tema o revelar cualquier información acerca de quién fue el que realmente compró el nicho ya que se trataba de un asunto confidencial. Mientras tanto, el anciano quiere que todos sepan que se encuentra “vivo y coleando” pese a que un pedazo de mármol en un camposanto diga lo contrario.