Los operadores del 911, el servicio de emergencias en Estados Unidos, realizan un trabajo increíblemente importante. Las decisiones que toman pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte. Por lo general, estos profesionales obtienen la información precisa de las personas que los contactan, permitiéndoles despachar camiones de bomberos, ambulancias, patrullas o, en ocasiones, los tres al mismo tiempo.
Sin embargo, cada cierto tiempo, este personal debe descifrar lo que la otra persona al otro extremo del hilo telefónico intenta decirles. Por ejemplo, si alguien es víctima de un secuestro o una situación de rehenes, es probable de que no puedan llamar para pedir ayuda como ocurrió en el caso de una mujer en Oregon, Ohio, que desesperadamente necesitaba ayuda pero tuvo que recurrir a su creatividad para pedirla.
El pasado 13 de noviembre, Tim Teneyck (54) recurrió a sus 14 años de experiencia como operador para llegar al fondo de una emergencia que se encontraba en curso. Después de su clásico “911, ¿cuál es su emergencia?”, la mujer que llamaba quería ordenar una pizza. En un principio, creyó que se había equivocado de número, una situación que suele ocurrir con frecuencia pero fue en ese momento que se percató de que no era lo que parecía.
La mujer le reiteró a Tim su pedido de pizza, seguido de la dirección de su domicilio para que realizaran la entrega. Si bien su respuesta inicial era si realmente había llamado al 911 para pedir comida, un minuto más tarde se dio cuenta de que algo no andaba bien. Era obvio que se trataba de un pedido de ayuda ya que algo le decía que sus palabras no tenían nada que ver con un antojo repentino y estaba empeñada a que descifraran su mensaje.
Al ver que la mujer insistía en pedir la pizza a una dirección específica y que no se había equivocado de número, Tim infirió que se trataba de un caso de violencia doméstica en curso y procedió a obtener los detalles del hecho para enviar la ayuda pertinente. “El código no es un código que automáticamente signifique algo”, precisó el especialista al noticiero Inside Edition, cuyo reportaje de la historia se volvió viral en YouTube.
Haciendo una serie de preguntas de sí y no, Tim explicó que la mujer daba respuestas como “Sip, necesito una pizza grande” para afirmar algo y “No, con pepperoni” cuando era negativo. Pese a que intentó que se mantuviera en la línea, la mujer colgó pero, con la valiosa información que había recolectado, envió la ayuda que necesitaba a la dirección exacta del lugar de los hechos.
Siguiendo el protocolo estándar, Tim les recordó a los oficiales que apagaran sus sirenas antes de que llegaran para que de esa forma, el sospechoso no tuviera idea de que la ayuda se encontraba en camino. Luego les dijo a los oficiales que la mujer que llamó “había pedido una pizza y me confirmó que se trataba de un caso de violencia doméstica” para que supieran la situación a la que estaban por enfrentarse.
Y Tim no se equivocó. A su llegada, los agentes arrestaron a Simon Ray Lopez, de 56 años de edad. De acuerdo a las primeras investigaciones, la llamada al 911 se produjo cuando la hija de la víctima –una mujer de 38 años– vio que su madre estaba siendo agredida cuando su pareja llegó en estado de ebriedad, golpeándola en un brazo y empujándola hacia un lado en una clara intención de hacerle daño.
Lopez fue detenido y acusado del delito de “violencia doméstica causando o intentando causar a sabiendas daño físico a un familiar o miembro del hogar”. Si bien apeló a su amplia experiencia atendiendo llamadas de emergencia, Tim dijo que las que están en código no suelen ser frecuentes pero afortunadamente la mujer que llamó pudo contactar al profesional correcto que supo de inmediato que se encontraba en problemas.