Elecciones USA | A tres días de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, muchos se cuestionan sobre el cómo se escoge al presidente y por qué no siempre gana el candidato con más votos. Esto se debe a la Constitución de Estados Unidos que establece un sistema de elección indirecta.
En este sistema, los ciudadanos y las ciudadanas estadounidenses no votan directamente por el presidente, sino a unos representantes que después delegan su voto, eso significa que no gana el candidato con más votos, sino el que gane en la mayoría de estados.
¿A quién se vota?
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la ciudadanía no vota a uno de los dos candidatos, sino que debe elegir entre una serie de representantes de su estado. Son estos representantes quienes votan a uno de los dos candidatos presidenciales.
Los representantes también se le conocen como electores y son convocados por los distintos partidos políticos. Los electores se reparten entre los 50 estados, pero no todos los estados tienen el mismo número de electores.
En todo el país hay un total de 538 electores que conforman el Colegio Electoral, la autoridad que elige al presidente de Estados Unidos.
En casi todos los estados (48 de 50), todos los electores votan al mismo candidato: sus votos van al candidato presidencial que haya ganado por mayoría absoluta. Es decir, todos los votos van al candidato que haya ganado más del 50% de los votos en ese estado.
¿Por qué un Colegio Electoral?
Los 538 integrantes del Colegio Electoral se reúnen el las respectivas capitales de sus estados cada cuatro años tras la elección para designar al ganador.
Para ganar, un candidato presidencial debe obtener la mayoría absoluta de los votos del Colegio: 270.
Este sistema, originado en la Constitución de 1787, establece una elección presidencial indirecta en una sola ronda.
Los padres fundadores vieron en este sistema un compromiso entre una elección presidencial con sufragio universal y una elección por parte de miembros del Congreso, algo que no se consideraba suficientemente democrático.
Desde entonces, se han propuesto infructuosamente centenares de enmiendas para modificar o abolir al Colegio Electoral.
El debate se reavivó con la victoria de Donald Trump de 2016 sobre Clinton.
¿Quiénes son los 538?
La mayoría de sus integrantes son funcionarios locales electos o líderes partidarios, pero sus nombres no aparecen en las boletas de sufragio, por lo que sus identidades son prácticamente desconocidas para los votantes.
Cada estado tiene tantos votos en el Colegio como miembros en la Cámara de Representantes (número que depende de la población del estado) y en el Senado (dos por cada estado de la Unión, independientemente de su tamaño).
California, por ejemplo, tiene 55 votos en el Colegio; Texas 38 y los estados escasamente poblados como Alaska, Delaware, Vermont y Wyoming solo tienen tres cada uno.
La Constitución otorga a cada estado la facultad de decidir cómo computa los votos. Salvo en Nebraska y Maine, el candidato que obtiene más votos se lleva, en teoría, todos los electores de ese estado en el Colegio.
Institución polémica
En los comicios de noviembre de 2016, Trump obtuvo 306 votos en el Colegio Electoral. Indignados, millones de estadounidenses firmaron una petición para pedir a sus integrantes republicanos que bloquearan su designación como presidente.
El esfuerzo fue en vano, pues solo dos de ello, en Texas, desertaron, por lo que Trump terminó siendo ungido presidente por 304 votos.
Los republicanos denunciaron que la movida no fue más que un acto desesperado por parte de activistas que se negaban a aceptar la derrota.
La situación de 2016 de ganar la Casa Blanca sin obtener la mayoría del voto popular no carece de precedentes. En total, ocurrió cinco veces.
El primero fue John Quincy Adams, en 1824, en detrimento de Andrew Jackson.
Más recientemente, la elección de 2000 terminó prácticamente en un empate en Florida entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore.
Gore obtuvo unos 500.000 votos más que Bush a nivel nacional, pero el republicano terminó ganando en Florida, por lo que se impuso con una mayoría de 271 votos en el Colegio Electoral.
Este sistema ha sido criticado por déficit democrático, precisamente porque puede suceder el presidente acabe siendo el candidato con menos votos.
Los partidarios defienden que el sistema de voto indirecto da más importancia a los estados menos poblados y los iguala a otros estados más ricos. Así, los candidatos deben hacer campaña por todo el país y no concentrarse en las grandes ciudades y zonas urbanas. Por ello, ganar en zonas rurales puede marcar la diferencia en la carrera presidencial.
Con información de AFP.