Acostumbrados a tener vencedores con grandes diferencias, el desenlace del Mundial 2007 de la Fórmula 1 tuvo a Kimi Raikkonen como nuevo campeón y -por única vez- con un solo punto de ventaja respecto al podio final. Así ha pasado el finlandés su vida en este deporte, antes de tocar el cielo.
Mucho antes de enterarse que sería uno de los campeones que tiene la historia de la Fórmula 1, Kimi Raikkonen probó suerte con el hockey sobre hielo. Sin embargo, el poco compromiso que tenía -al no poder levantarse temprano para ir a entrenar-, lo fue distanciando de esta actividad. Fue ahí cuando probó suerte en los karts, donde llegó a ganar 13 carreras de las 23 que disputó en categorías menores. Luego de ello recibió el respaldo del mismísimo dueño Peter Sauber, quien lo había descubierto en años anteriores en el campeonato Renault británico, en la edición 2001 Kimi dio el gran salto en el mundo del motor con 21 años.
En Sauber solo pasó su primer año en la Fórmula 1, siendo el segundo piloto de la escudería detrás del alemán Nick Heidfeld. Aquella temporada rosó el podio en dos Grandes Premios (Austria y Canadá). Cerrando su campaña con nueve unidades, pese a sus siete infortunados retiros.
En 2002 pasó a una escudería de renombre: McLaren, en reemplazo de su compatriota Mika Hakkinen. Ahí sería nuevamente el segundo conductor, esta vez detrás del británico David Coulthard. El finlandés debutaba en la temporada subiéndose por primera vez en el podio de GP Australia -al quedar tercero- y en el autódromo de Francia logró su mejor performance quedando a solo a 1 segundo y 104 centésimas de Michael Schumacher, quien a finales de año alcanzaría el pentacampeonato mundial de Juan Manuel Fangio. El popular ‘Iceman’ de a pocos entraba en la élite del automovilismo.
Un año después, pese a seguir siendo el segundo piloto de los McLaren, venció gratamente los números de su compañero (91 puntos contra 51) y solo la mala fortuna lo marginó de no acabar hasta en tres carreras, por lo que no pudo tener mejores resultados dejando escapar el Campeonato Mundial por dos unidades. Sin embargo, en ese 2003 logró su primera victoria (en el Gran Premio de Malasia). A final de aquella temporada, el nórdico sería segundo de la clasificación final donde, nuevamente, ‘Schumi’ se encargó de ver antes que nadie la bandera a cuadros.
2004 fue uno de los años donde más veces tuvo que abandonar su monoplaza, debido a imprevistos de motor y otros problemas. Fueron ocho carreras las que tuvo que salir. No obstante, pese a no luchar claramente el campeonato, el destino se encargó de darle solo una victoria, donde por primera vez dejaba en segundo lugar al mítico Michael Schumacher, quien ganaría este año su último Mundial. Aquella vez, Kimi sería el más rápido en el GP de Bélgica y pondría en él, los ojos del mundo.
En su quinta temporada recibió por primera vez el ascenso y fue la imagen de McLaren, acompañado esta vez por el colombiano Juan Pablo Montoya. Su velocidad en el monoplaza le permitió ganar hasta siete Grandes Premios; sin embargo, otra vez se vería con el segundo lugar en la clasificación final, ahora detrás del español Fernando Alonso de la escudería Renault. En 2006 no obtuvo victorias, por lo que sus intenciones de ganar el título Mundial se alejaron hasta el quinto lugar. Al final esta edición fue otra que proclamaría lejos al piloto asturiano.
La consagración
En 2007 inició de gran forma su año, sabiendo que integraba la mítica escudería Ferrari tras el retiro de Michael Schumacher. Kimi además asumiría la responsabilidad de ser el primero y, hasta el día hoy, único conductor de Finlandia en la historia del ‘Caballito’. Pese a que debutó ganando en el GP de Australia, no vería otra vez la bandera a cuadros hasta la octava (GP Francia) y novena (GP Gran Bretaña) carrera de ese año.
Más allá que no fue uno de sus mejores años, en cuanto triunfos, esta temporada la suerte le pudo sonreír. Resulta que en su antigua casa McLaren sufría por entablar una buena relación entre sus pilotos Fernando Alonso y Lewis Hamilton, que en vez de hacer el 1-2 en las carreras, casi siempre terminaban corriendo de forma temeraria, haciéndose malos amagos entre sí y priorizando el resultado propio. Es decir, cero trabajo en equipo. Esta ‘pelea’, sin dudas, benefició al finlandés para ganar tres carreras más: los Grandes Premios en Bélgica y, las dos últimas, en China y Brasil.
Siendo la última, en el autódromo de Sao Paulo, el que consagró su única corona, en una carrera imborrable para la historia de la Fórmula 1. ‘Iceman’ arrancó en la tercera parrilla entre Hamilton (dos) y Alonso (cuatro), por lo que su primera aceleración debió hacerlo con sumo cuidado, estos dos ‘locos’ irían desde el inicio por ver primero la bandera a cuadros.
Mientras la velocidad se empezaba a apoderar de los monoplazas, el piloto de Ferrari sabía que los 10 puntos que otorga el primer lugar no le darían el Mundial, necesitaba más suerte, ya que la tabla antes de la largada era: Hamilton (107 puntos), Alonso (103) y él (100). Por lo tanto, debía esperar un nuevo enfrentamiento entre los pilotos de McLaren, y así bajen sus posiciones.
Y tras las 71 vueltas en Interlagos, Kimi cruzó la línea de meta en 1:28:15, luego pasó su compañero de equipo Felipe Massa, quien hizo bien el trabajo compartido. A pesar de que el brasileño fue el indicado por la escudería en ser el primer conductor, cedió su posta sabiendo que el finlandés podría darle un nuevo campeonato Mundial a Ferrari. Luego llegó Alonso y, muy detrás, Hamilton. Quedando la tabla 110 puntos para el piloto nórdico y 109 para ambos conductores de McLaren, cerrando una de las temporadas más parejas de la Fórmula 1.
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