
La organización de los Juegos Bolivarianos Ayacucho-Lima 2025 ha encendido una fuerte polémica que crece cada día más. Mientras el país esperaba un evento sólido y bien planificado, múltiples denuncias comenzaron a salir a la luz durante las últimas horas, dejando entrever problemas que van desde retrasos en las sedes hasta carencias básicas para los propios atletas. Las imágenes difundidas desde la Videna y distintos testimonios de deportistas han puesto el foco en el Instituto Peruano del Deporte (IPD), que ahora enfrenta duras críticas justo cuando el torneo ya está en marcha. La situación, lejos de calmarse, parece escalar conforme se descubre más información sobre lo que realmente ocurre detrás del evento.
En el reportaje del programa Contracorriente, de Willax TV, que remeció el panorama deportivo, se reveló que varias instalaciones aún estaban siendo intervenidas a pocas horas del inicio de las competencias. En la pista de atletismo, por ejemplo, se observó a obreros colocando ladrillos y soldadores trabajando en zonas que debieron estar habilitadas con anticipación. La impresión general fue que los tiempos no alcanzaron y que la planificación no logró sostener la demanda real del evento.
La falta de preparación también llevó a la formulación de un Decreto de Urgencia que habilitó un presupuesto superior a los 35 millones de soles para contrataciones directas. Esta figura, aplicada bajo el argumento de “desabastecimiento inminente”, permite compras sin concurso público, algo que encendió alarmas en analistas y exdirigentes deportivos. Entre los montos más llamativos figuran 4.7 millones para comunicación integral y más de 3.5 millones para la implementación de la denominada Casa Perú.
La Contraloría también intervino y halló deficiencias en áreas claves. Una de las preocupaciones más serias fue la falta de equipamiento para la competencia de levantamiento de pesas, que presentaba apenas un 40% de avance a dos días de su inicio. Este tipo de observaciones evidencia que no se trató de casos aislados, sino de un problema más amplio dentro de la organización.

Deportistas alzan la voz en pleno torneo
El reportaje también recogió testimonios que generaron indignación. El fondista peruano Ulises Martín Ambrosio relató que llegó a Lima sin hospedaje, sin desayuno y sin información clara sobre dónde debía acudir. “Nos comunicamos con el IPD y no nos respondían nada… llegamos y no sabíamos dónde dormir, dónde comer, nada”, expresó, dejando en evidencia la descoordinación del ente encargado.
Otro detalle que llamó la atención fue que le informaron a última hora que no correrían media maratón, sino la maratón completa de 42 kilómetros. “Yo no había entrenado para eso. Aún así, dije que iba a intentarlo”, señaló el atleta, quien a pesar de todo terminó llevándose la medalla de plata.
El caso de la luchadora Ana Lucía Álvarez, medallista sudamericana, también fue expuesto. Su madre denunció que su hija no recibe pasajes, apoyo económico ni una estructura deportiva adecuada para cumplir con los entrenamientos exigidos. “Ella tiene horarios, tiene que estudiar y no le dan apoyo para movilizarse”, afirmó ante cámaras.
El presidente del IPD, Sergio Ludeña, tampoco quedó fuera de la controversia. Actualmente, se encuentra bajo investigación fiscal por presunta administración fraudulenta vinculada a su anterior gestión en un club de fútbol, lo que ha reavivado cuestionamientos sobre su liderazgo en el ente deportivo.
Bill Toscano - Campeón nacional de cilismo y su mala experiencia en los Bolivarianos

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