Hace tres años, la vida de Aissa Hamman era como la de cualquier otra chica de su edad (23). Tenía una rutina, obligaciones, pasatiempos, pero sabía que le faltaba algo: la adrenalina. Y aunque su familia estaba ligada al ciclismo de montaña, ella no compartía esa pasión en ese entonces.
Pero todo cambió en 2017, Aissa decidió darle al fin una oportunidad a esa pasión familiar y le dijo a su papá que la lleve a practicar. Y de repente allí estaba ella, en lo más alto de un cerro, sin experiencia previa, pero cogió el timón y bajó a toda velocidad. El resto es historia.
Aissa encontró en el descenso esa ‘chispa’ para ‘encender’ su vida. Se metió de lleno al downhill y al enduro (dos modalidades del ciclismo de montaña) y desde ahí no ha parado de pedalear. Hoy, con 25 años, conversó con Depor para conocer más sobre su vida y la pasión que tiene por este deporte extremo.
¿En qué se basa ambas modalidades?
La modalidad de downhill y enduro tienen algo en común: los dos son individuales y gana el que tiene el mejor tiempo cronometrado, desde la punta de la montaña hasta la base. En el camino vas pasando por distintos obstáculos que van dificultando un poco esa bajada. La diferencia más que nada es que en el downhill subes con camioneta; mientras que en el enduro parte de la competencia es subir pedaleando, aunque no te cuenta mucho el tiempo de subida.
En el enduro es mucho más campo abierto....
Claro, tanto en enduro como en downhill, el reto está en la bajada, pero en el enduro tienes que llegar a donde parte la bajada pedaleando. En downhill, subes en camioneta y también está la diferencia en las bicicletas, son un poco distintas, pero los dos se enfocan en el descenso de montaña.
¿Cómo así te involucraste en este deporte extremo?
En mi caso, yo me fui directo al ciclismo de montaña. Mucha gente empieza por ruta o por cross country, que es un poquito menos adrenalínico. Sin embargo, en mi casa, todos siempre hicieron ciclismo de montaña y yo nunca participé sino hasta hace tres años y medio que finalmente acepté ir y darle un chance, porque en mi casa todos me decían que pruebe. Yo decía ‘no que flojera, me da miedo’, pero le di la oportunidad y fui directamente a bajar el cerro. Le dije a mi papá que me lleve, pero no quería subir pedaleando, me llevó en carro y yo bajé en bicicleta. Por eso, me fui directo al enduro y downhill, dos modalidades de descenso.
Ya viene de familia esta pasión, ¿ellos también practican la misma modalidad que tú?
Empezaron con cross country, que es una mezcla entre distancias largas, pero con terreno de montaña también. Poco a poco a mis hermanos y a mis papás les fueron gustando más las bajadas y la parte más atrevida del ciclismo y se fueron un poco más hacia el enduro, y ellos fueron los que me mostraron como era esta disciplina.
Entonces un domingo familiar cualquiera es un día de adrenalina...
Sí, tal cual. Nuestros planes familiares muchas veces involucran el ciclismo, irnos de viaje, a Cusco o Huaraz, a montar y somos un montón. Toda mi familia pedalea, por el lado de mi papá y mi mamá, siempre estamos ahí moviéndonos por todos lados.
¿Cómo controlas toda esa sensación de ir a velocidad en bajada?
Sí, de hecho, es algo que bien relativo, creo que cuando recién empiezas haces una bajada, que de repente no es tan pronunciada, pero sientes que estás yendo a 100 km/h, pero en el camino te das cuenta que no era tan extremo, porque vas aprendiendo, mejorando, vas haciendo cada vez más cosas retadoras. Al final, el miedo, los nervios son siempre relativos, creo que la primera vez que fui al Morro sentía que me moría y ahora ya estoy más tranquila y confiada, pero siempre es importante saber que estás teniendo el control sobre la bici, sobre todo para que no ocurran los accidentes.
Las primeras veces sí había ese miedo...
Sí, ahora sigue habiendo cosas que me dan miedo, pero en un momento no me darán miedo y veré cosas más difíciles y así poco a poco vas escalando. De hecho, tengo un video de la primera vez que fui a hacer la bajada en Pachacamac, le dije a mi papá que me lleve, y ahora que voy veo que es un plano, pero yo antes pensaba que estaba haciendo un descenso extremo.
¿Has sufrido alguna lesión importante o alguna caída fuerte?
Siempre he sido bien cuidadosa, haciendo cosas que sé que puedo lograr y eso ha hecho que felizmente durante estos tres años no tenga una caída muy importante. Hasta que lamentablemente hace poco más de un mes tuve mi primer accidente fuerte, me rompí la clavícula, me operaron y todo. En verdad, eso también me enseñó un montón, a veces uno está en un punto donde se siente confiado, pero al final siempre hay que estar alerta y concentrado en el camino. Felizmente, la recuperación fue rápida y ya estoy de nuevo sobre la bici después de cinco semanas.
¿Cómo fue esa caída?
Estaba dando clases en un sitio donde ya había pasado muchas veces, estaba muy confiada quizá o desconcentrada y bajé por un camino que siempre bajo, pero me confundí de línea. En el cerro siempre hay múltiples opciones que puedes tomar, me metí por una línea que estaba suelta y me distraje y en un momento choqué con una piedra que no había visto y ahí me caí. Felizmente, había gente cerca que me pudo ayudar y todo fue rápido.
¿Dónde sueles entrenar?
De todas maneras, Pachacamac es mi lugar favorito para entrenar. Durante toda la cuarentena, estuve entrenando un montón con una bicicleta estacionaria dentro de mi casa, que eso también es bueno para sacar físico y mejorar otros aspectos que no tocas mucho cuando estás en el cerro. Cuando se pudo salir, fui nuevamente al Morro, que me queda más cerca que Pachacamac. Luego en este verano estoy yendo más al sur, a Asia, ahí hay muchísimos cerros. Entre más zonas y más terrenos distintos conozcas y practiques, te vuelve un mejor ciclista para estar listo ante cualquier terreno y obstáculo.
¿Cada modalidad tiene un entrenamiento distinto?
Sí, de todas maneras, es dist,into, cuando me preparo para una carrera de downhill, los entrenamientos son en el circuito de carrera. Subimos en camioneta hasta el punto de partida y hacemos hasta ocho bajadas, para ir conociendo el circuito. En cambio, en enduro, hacemos la subida pedaleando, partimos de la base, que usualmente es al pie de la montaña. En enduro se hacen hasta cuatro circuitos distintos de bajada. Los entrenamientos de enduro son un poco más pensando en sacar mayor resistencia y los de downhill son un poquito más técnicos y un poco más de potencia.
Cuando estás en pleno descenso, ¿que sientes en esos momentos, qué te produce hacer este deporte?
Es una mezcla de muchos sentimientos, porque de hecho el camino va cambiando, hay momentos que te encuentras con obstáculos que te dan nervios, o que tienen un grado de dificultad, pero de ahí lo logras hacer. Al momento de ir rápido, sientes la velocidad, esa adrenalina, que finalmente es un poco adictiva y; por eso, mucha gente le encanta este tipo de deportes que les producen ese sentimiento y luego hay un momento en el que estás cansando. Creo que desde que partes hasta que termines hay tantas cosas que van pasando y cambiando que es como una mezcla de emociones que finalmente siempre son satisfactorias una vez que llegas abajo.
¿Cuánto ha cambiado tu vida, por así decirlo, con este deporte?
Siempre me ha gustado hacer algo de deporte, pero nunca había encontrado algo que realmente me apasione y se vuelva parte de mi rutina. Mi vida solía ser como más tranquila, pero creo que también el deporte y en específico la bici te enseñan a ser mucho más tolerante, porque tienes que estar en un sitio mental, sabiendo que vas a soportar calor, hambre, cansancio, dolor, frío, de todo. Creo que antes no me planteaba estos escenarios en los que realmente tenía que aceptar y asumir. Creo que esto me ha ayudado a desarrollar ese lado más fuerte y controlar un poquito más la mente. Antes no tenía circunstancias en las que tenía que someterme a eso.
¿Cuán importante es que siga habiendo más presencia de mujeres en deportes extremos?
Sí, en el último año ha habido un cambio radical con la presencia de chicas, muchas me han escrito para que las ayude, enseñe y les de tips. Cuando empecé a montar, casi ni se abría las categorías de mujeres en las competencias, porque éramos dos o tres, entonces no había suficientes chicas para hacer una carrera, pero ahora se me ocurren más de diez nombres. Ahora es super importante, algunas viven con estos temores, de ser chica y montar bicicleta, pero no pasa nada si una se cae, no tienes que tener vergüenza, mutuamente nos motivamos todas.
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