La ola de récords mundiales registrados en los Juegos Paralímpicos Río 2016 viene generando muchas suspicacias en torno a posibles carencias en los controles antidoping. El Comité Paralímpico Internacional (CPI) habló abiertamente de deficiencias en su sistema de controles.
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"Fue tema de la reunión de nuestro comité ejecutivo", dijo el presidente del CPI, Philipe Craven. "Tenemos que ver qué lecciones sacamos para el futuro", agregó. El trasfondo es la enorme cantidad de récords conseguidos en los primeros cuatro días de los Paralímpicos, en los que se rompieron 117 marcas mundiales.
El temor es que los nuevos récords no se deban todos por ejemplo a mejoras en la calidad de las prótesis, en el caso de los atletas que las utilizan, o de las mejores condiciones para entrenar.
Una de las grandes sorpresas del domingo se dio en la carrera de los 1.500 metros de atletismo en la categoría T13, donde los cuatro primeros puestos marcaron tiempos con los que se habrían proclamado campeones en los Juegos Olímpicos convencionales celebrados hace un mes.
Tanto el campeón, el argelino Abdellatif Baka, como sus tres inmediatos perseguidores superaron la marca de 3:50,00 minutos con la que el estadounidense Mathew Centrowitz ganó la medalla de oro el 20 de agosto compitiendo sin ninguna discapacidad física. En los Paralímpicos, en cambio, una marca de 3:49,84 minutos no le alcanzó al argelino Fouad Baka para colgarse una medalla al acabar en el cuarto puesto.
Su hermano Abdellatif se proclamó campeón con un nuevo récord mundial de 3:48,29, por delante del etíope Tamiru Demisse, con 3:48,49 minutos. Tercero fue Henry Kirwa, de Kenia, con 3:49,59.
En la categoría T13 compiten atletas con fuertes problemas de visión, aunque no son ciegos. Los deportistas, por ejemplo, corren sin un acompañante como el que necesitan otros atletas paralímpicos ciegos.
El CPI, sin embargo, no planteó ninguna suspicacia respecto a este caso puntual y sólo se refirió a dificultades generales en el sistema de control. No obstante, las alarmas volvieron a sonar ayer con el caso del pesista saudí Mashal Alkhazai, que fue suspendido ocho años por haber dado positivo por segunda vez en su carrera.
Según informó hoy el CPI, Alkhazai dio positivo del esteroide metenolona en un control de orina realizado durante un entrenamiento antes de los Juegos Paralímpicos. El pesista, de 36 años, debía competir el miércoles en la categoría de más de 107 kilogramos.
En los días previos a los Juegos también fueron excluidos por doping el ciclista australiano Michael Gallagher, doble campeón paralímpico, el lanzador de disco brasileño Luciano Dos Santos Pereira y el pesista turco Izzettin Kanat. Además, todo el equipo ruso fue marginado de la cita por sus escándalos de doping en un fallo que ratificó la Corte Arbitral del Deporte (CAS).
Pese a los casos detectados, la cantidad de controles es escasa en comparación con los Juegos Olímpicos. Esto se debe a los pocos recursos de los que dispone el CPI en comparación con las estructuras del deporte olímpico tradicional.
Durante los Juegos de atletas con discapacidades físicas se realizarán sólo 1.500 pruebas antidoping entre más de 4.300 atletas. Los exámenes se hacen de forma puntual, no a todos los competidores.
En los Paralímpicos, además, no hay tests antidoping obligatorios para todos los ganadores de medallas. Para los atletas es también más fácil evitar los controles del CPI por la menor cantidad de competiciones internacionales en el deporte de atletas con impedimentos físicos.
En China, por ejemplo, todos los atletas son controlados por el sistema local, explicó el portavoz del CPI Craig Spence. "Pero no está en nuestras manos decir quién es controlado", señaló.
(DPA)
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