Anunque todos (o casi todos) recuerden con mucha alegría los Juegos Panamericanos Lima 2019, por la fiesta que hubo, las medallas logradas y la organización, César Rodríguez se acuerda del evento con mucha nostalgia. A sus 24 años, el marchistsa nacional vivió uno de los momentos más complicados de su carrera tras no haber participado en la competencia.
César derramó muchas lágrimas por su ausencia, era una de las cartas principales para medalla, incluso venía de ser campeón panamericano de marcha atlética. Sin embargo, la mala gestión de la antigua federación, como él sostiene, lo dejó fuera. Un momento que marcó su vida, pero que lejos de derrumbarse lo hizo más fuerte.
El atleta huancaíno sabía que su revancha llegaría, y a pesar de todos los problemas que enfrentó, consiguió lo que tanto anhelaba: clasificar a Tokio 2020. Eso sí, César tuvo todo en contra: no tenía apoyo y estaba lejos del ranking, no obstante, creyó en sí mismo, en solo tres competencias este año, escaló del puesto 120 al 49 en el ranking mundial, asegurandose un boleto para los Juegos Olímpicos.
Depor conversó con César Rodríguez para conocer todos los problemas por los que pasó en busca de su sueño. Y aunque ahora ya entró al programa ‘Vamos con Tokio’ del IPD, sigue siendo consciente de que el apoyo al deportista debe darse antes de los resultados.
Ha pasado una semana desde que se conoció tu clasificación, ¿cómo te sientes sabiendo que ya estamos a poco de los Juegos Olímpicos?
Esta clasificación que he tenido ha sido bien difícil porque tuve que afrontar gastos para poder clasificar a los Juegos Olímpicos, con mi familia tuve que juntar pasajes y bolsa de viaje para ir a República Checa, porque en un comienzo en esta temporada no tenía el apoyo de estar en el programa de Tokio (del IPD). Ha sido muy difícil, tuve que cubrirme ese pasaje. En el 2019, tampoco no me fue muy bien, y esto de la pandemia también pegó y poder mantenerse ha sido muy complicado Para mí, estar en estos Juegos Olímpicos es un logro importante, porque en un año hemos tenido que escalar del puesto 120 al 49 y hacerlo solo en tres competencias es un poco difícil, porque todos estaban luchando para entrar por el ranking o la marca mínima. Yo hubiera podido hacer la marca, pero no tuve escenarios para poder hacerlo, así que tuve que ir por ranking, estar dentro de los 60, que tampoco es fácil.
Si bien había dos vías de clasificación, en tu última prueba en España te faltó un minuto para la marca mínima. ¿Ya en ese momento manejabas el tema del ranking como una opción fuerte?
Sí, estábamos yendo por esa opción también, porque las competencias te suman puntos. Este año casi siempre hemos estado manteniéndonos con ese tiempo y mejorando la marca personal, porque desde 2017 que tenía 1h23m y este año pude romper mi marca personal (1h22m). Ir a competir entre mes a mes no es tan recomendable, porque también uno debe tener una gran recuperación, para España no entré también, estaba entrenando bien, pero tuve que viajar 10 días antes para poder estar en ese país, por los temas de cuarentena. En ese lapso de tres competencias, hemos estado viendo cuánto tiempo hacía y cómo iba el puntaje, estaba tratando de meterme, en cada competencia teníamos que ver qué competidores teníamos que estar ganándole o quiénes no tenían que pasarte, para poder seguir manteniéndote en el ranking.
Luego de tu prueba en España, ya sabías que estabas dentro o aún no sabías si algo podía variar en el ranking, ¿cómo viviste esos últimos momentos antes de la confirmación?
Sí, sabía que estaba dentro del ranking, pero las últimas competencias son las que se mueven más, uno tiene que ver qué competidores están más adelante tuyo o qué tiempos están haciendo, no podía confiarme hasta acabar la prueba en España. Había varias competencias que estaban saliendo, nacionales e internacionales, todos iban a buscar marcas, así que hasta el último día (29 de junio) no estábamos tranquilos. Teníamos que estar con buenos ánimos y ser positivos. Gracias a Dios el 1 de julio se dio la confirmación y ya estábamos más tranquilos para prepararnos con más fuerza.
¿Cómo te enteras de tu clasificación?
Yo ya sabía que en la página de la World Athletics estaban los 60 del ranking, solo faltaba confirmación. Ya al recibir la noticia, lo tomé con una tranquilidad porque ya habíamos logrado el objetivo, porque en un comienzo no tenía el apoyo, después de República Checa, recién me integro al programa, así que me sentí aliviado con la clasificación. Ahora debo prepararme más fuerte y dejar en alto el nombre del Perú.
Antes de estar en el programa de Tokio, ¿qué cosas hiciste con tu familia para poder conseguir la bolsa de viaje para ir a República Checa, teniendo en cuenta que temas logísticos y extradeportivos siempre terminan desconcentrando al atleta?
Todo se dio comenzando el 2019 cuando yo no pude estar en los Juegos Panamericanos por la anterior gestión de la Federación de Atletismo, en la que hubo muchos problemas. Ya ahí no pude tener competencias, porque justo yo venía de ser campeón panamericano en México y no ir a los Juegos Panamericanos me cortó accesibilidad a las demás competencias de ese año (como el Mundial en Doha), después comenzó la pandemia. Justo en mi competencia del 2020 en el Sudamericano no pude entrar bien y de ahí comenzó todo. Pensaron que yo no estaba en óptimas condiciones, que no estaba en mi nivel, después pasaron seis meses, me sacaron del PAD (Programa Apoyo al Deportista), fue muy complicado para que nos vuelvan a reintegrar. A principio de este año, no me quisieron dar el apoyo de un viaje o alguna base, me decían que no estaba en el ranking y sin posibilidad de ir a unos Juegos Olímpicos, nadie quiso apostar por mí, lo único que me quedó en ese momento fue hacerse más fuerte. Desde que comenzó la pandemia, yo tuve que alquilar una faja y entrenar dos horas en un solo lugar, 20, 25 kilómetros. Cuando se pudo salir, tenía que levantarme de madrugada para entrenar afuera de Huancayo con el riesgo de contagio. Ya en el Nacional de Lima, fue la primera vez que di un buen resultado, ya daba buen indicio, porque lo había hecho solo, y ya con mi familia decidimos hacer un esfuerzo para conseguir los pasajes y estadías. En República Checa, quedé en segundo puesto con una nueva marca personal, y ahí me pusieron en el programa Tokio, pero no me sentía contento conmigo mismo, porque no es justo. Nunca debe haber el apoyo después del resultado, siempre tiene que haber un respaldo para que un deportista se concentre y se dedique a entrenar. Me gustaría hacer un hincapié de que no nos apoyen solo cuando tengamos resultados, sino que vayan de la mano con nosotros, no creo que sea el único que pase por esto, a voz de todos digo que siempre nos sigan, no somos máquinas de resultados para estar siempre bien, siempre nos lesionamos o nos pasa algo. Yo lo he vivido en carne propia; por eso, les digo que nunca se rindan, nunca se dejen vencer. Lo mismo me dijeron al comienzo, antes de ir a República Checa, que no iba a clasificar, que estaba lejos de la marca, pero eso fue lo que me dio valor y confianza para seguir.
Tu caso representa el de muchos, el no tener apoyo y pese a las adversidades, lograr el objetivo, que en este caso fue la clasificación. Esa satisfacción nadie te la quita...
Sí, clasificar ha sido complicadísimo uno derrama lágrimas de impotencias, no hay apoyo, no hay nadie que crea en ti, solo tu familia. Uno entrena y a veces uno se pregunta por qué estoy entrenando, por qué me gusta el dolor, pero también me respondía porque me gusta, porque es mi pasión el marchar, quiero demostrar de qué estoy hecho y dejar en nombre del Perú en alto, yo no voy a parar hasta ser campeón mundial, sé que suena algo loco, yo no voy a parar hasta lograr ese sueño.
Hay un episodio que te marcó, tu ausencia en Lima 2019, siendo una de las cartas principales en marcha atlética, ¿cómo te sentiste al no estar? ¿qué pasó por tu mente?
La verdad nostalgia, había entrenado tres meses, después del Panamericano de Marcha Atlética, tanto sacrificio, tanto esfuerzo y lágrimas, sabiendo que ibas a dar todo por esa competencia y que pasen cosas adversas. Mis compañeros no tuvieron la culpa de estar ahí, pero sí la antigua gestión de la Federación. Yo era la carta principal para poder lograr el podio, porque yo venía de ser campeón panamericano y los mismos competidores iban a estar ahí, y que sea en casa y no poder estar ahí, ha sido muy frustrante. Sentí que jugaron conmigo, faltando una semana para los Juegos me hicieron ir a Lima, pero al final me dijeron que no se podía. Me sentí mal, no sabía qué hacer, hasta en un momento me puse a pensar que quería marchar al lado de la competencia para demostrar que había entrenado fuerte. Sé que tan solo mirar esa competencia, hasta ahora me da nostalgia, me puse a llorar en ese momento, sabía que debía haber estado ahí y podía haber ganado. Pero todo esto fue mi impulso para seguir entrenando para que nadie me vea rendido.
El no estar en Lima 2019, ¿te motivó más para alcanzar tu clasificación a Tokio?
Sí, como siempre yo digo, por algo pasan las cosas. Si hubiera estado en Lima 2019, qué no hubiera pasado, quien sabe quizá no estaría en estos Juegos Olímpicos. Las cosas pasan siempre para bien y me enfoco en Dios y las cosas suceden por algo. Y en estos Juegos Olímpicos, voy a demostrar de qué estamos hecho
Estás en Tumbes en tu base de entrenamiento, ¿hasta cuándo te quedas y cuando piensas ya viajar a Tokio?
Estamos en Tumbes desde el 4 de julio hasta el 18, luego regresamos a Huancayo y ya el 28 vamos para Lima y el 29 para Tokio. Hemos venido aquí por la aclimatación, aquí se está a 25 grados con 80% de humedad, es casi similar a la zona donde vamos a competir en Tokio.
¿Cuál es tu objetivo para estos tus primeros Juegos Olímpicos de mayores?
Mi objetivo siempre será estar adelante, pelear una medalla, si no vamos con un objetivo grande, nos conformamos solo con estar entre los 20 o 30. Debemos pensar en grande, quizá podamos estar entre los 10 y ahí puede pasar cualquier cosa. Yo estoy mentalizado en pelear por una medalla.
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