Cuando perdió el 90 % de la visión a los 19 años a causa de glaucoma, Melissa Baldera mantuvo el optimismo que luego la condujo a convertirse en una de las mejores velocistas del país. Ahora, ella buscará hacer historia en sus primeros Juegos Paralímpicos en Tokio 2020.
Aunque su carrera tuvo un ascenso importante en los últimos años luego de destacar en Lima 2019, la Para atleta tuvo que recorrer un camino difícil para consolidarse como deportista profesional. En ese tránsito, Melissa también encontró un don escondido que lleva en las manos.
Supo repartir su tiempo entre sus entrenamientos y los estudios de masoterapia. Incluso, después de haber participado en los Juegos Parapanamericanos, acomodó sus horarios para trabajar diariamente en un centro de terapéutico que trata enfermedades y lesiones.
“Yo vivo en la Videna hace algunos años y salía casi a diario hacia Miraflores, para trabajar en la masoterapia. También durante la pandemia trabajé, porque era la única forma de solventar mis gastos. Antes no tenía mucho apoyo, pero seguí luchando por mis sueños”, afirma.
Antes de profesionalizarse
Melissa pasó de jugar Vóley a nivel amateur con sus vecinos del distrito de Comas a correr carreras de pista, alentada por un grupo de jóvenes integrantes de la Asociación “Yo soy tus ojos”, una escuela que apoya a las personas con discapacidad visual y busca la inclusión social a través del deporte.
Destacada por su habilidad y por poseer un biotipo necesario para la alta competencia, fue reclutada por el comando técnico de Para atletismo de la Asociación Nacional Paralímpica del Perú (ANPP), liderado por Miguel Calmet, su descubridor.
“Mi afición por el atletismo comenzó a finales del 2017, corriendo 5 o 10 kilómetros por las calles. Luego me recomendaron ir con un entrenador de pista y me hablaron de competir en Lima 2019. No lo podía creer, así que comencé a entrenar muy duro”, cuenta.
Posteriormente, la Para atleta no paró hasta participar en los Juegos Parapanamericanos en las pruebas de 100 y 200 metros planos de la categoría T11 (ceguera total), convirtiéndose en una inspiración para todo el país.
Melissa, con 25 años encima, apunta a quedar entre los ocho mejores del mundo en los 400 metros plano, en Tokio 2020. Asimismo, buscará mejorar su marca personal en los 200 metros planos. Por ello, no ha dejado de entrenar en el Estadio Atlético, que el Proyecto Legado mantiene en excelentes condiciones.
“Es muy emocionante haber clasificado a los Juegos Paralímpicos. Mis amigos, familiares y entrenadores están orgullosos de mí, sobre todo porque representaré a mi país. Toda la delegación va a dejar en alto el nombre del Perú. Nos hemos dedicado a entrenar muy duro”, asevera.
Sin duda, Melissa Baldera es ejemplo de lucha, determinación y coraje. Su espíritu de competencia se evidenció en cada entrenamiento que realizó en el Estadio Atlético de la Villa Deportiva Nacional (VIDENA), escenario reconocido por ser accesible y que Legado pone a disposición del alto rendimiento.
“Pese a que la pandemia impidió que yo pueda realizar bases de entrenamiento en el extranjero, mis entrenadores elaboraron un buen plan para elevar mi nivel en la Videna. De esta manera, he mejorado mis marcas. Estar aquí es un gran beneficio, además porque tengo un albergue cerca de mí”, comentó Melissa quien este miércoles partió a Tokio, junto a la delegación peruana de Para atletismo.
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