Hace casi 20 años Álvaro Hidalgo descubrió que su pasión se encontraba dentro de un balón acompañado de una net. Sin embargo, hoy con 28 años no solo posee un gran talento dentro de las canchas de vóley, sino también encima de un escenario gracias a su voz. Con ello, Álvaro reparte sus dotes como voleibolista vistiendo la camiseta peruana y siendo cantante en el conocido programa La Voz Perú.
Depor conversó con el deportista de la selección peruana masculinna voleibol, quien también estudia Publicidad y Marketing, pero, sobre todo, sorprende a millones con su gran voz. Así, Hidalgo adelanta en un futuro enfocarse netamente a ser cantante; sin embargo, al mismo tiempo, mantiene el sueño intacto de poder tener su propia academia de voleibol.
El primer saque
Álvaro creció en el distrito de Cercado de Lima, pero sus raíces en el vóley surgieron en Breña, lugar donde se encontraba su colegio. Fue ahí que, en las olimpiadas estudiantiles, su madre siempre se hacía presente en las competencias, siendo una de las favoritas del joven el deporte de la net alta, que sin querer, se fue convirtiendo en su primer amor.
“Para esto mis papás son separados, entonces yo siempre he estado arriba y abajo con mi mamá toda la vida, y yo, cada vez que iba los fines de semana al colegio, mi mamá jugaba vóley. Siempre la veía jugar vóley y yo creo que desde ahí empezó mi gusto por el deporte”, confiesa recordando de a poco sus inicios. “Yo siempre quería entrar a jugar y yo les caía pesado a las señoras. ‘Controla a tu hijo’, le decían a mi mamá”, nos comenta entre risas.
Con tan solo 9 años, el hoy voleibolista de la selección nacional, se atrevió a desarrollar esta disciplina deportiva, a pesar de los complejos que tuvieron algunos de sus compañeros hacia un deporte considerado solo para mujeres. “Yo qué no he escuchado, qué no me han dicho, pero siempre tuve presente que el deporte lo puede hacer cualquier persona”, señala.
Con esa actitud que se le caracteriza, sumado a su esfuerzo y ganas de seguir adelante, Hidalgo fue convocado para formar parte de la pre selección nacional en el 2009, pues a partir de ahí fue escalando de categoría hasta llegar al equipo de mayores y pudo cumplir uno de sus mayores objetivos: Jugar en un club del exterior, en una liga más competitiva que la peruana.
“Mi primer equipo acá fue en la Universidad de Lima cuando jugaba la Liga Nacional. Estuve desde el 2010 hasta el 2014, posteriormente estuve en Regatas. Pero, siempre mi sueño fue jugar en el extranjero y hasta que en el 2019 se me da la oportunidad de jugar en Portugal. Entonces, como de alguna forma me sentí realizado, no completamente, pero como que ya había cumplido uno de mis mayores objetivos”, comentó.
Su larga trayectoria le han permitido debutar como asistente técnico tanto en la selección de mayores con Mauro Marasciulo (2015) y en la selección de menores con Natalia Málaga (2017). A pesar de no instalar completamente el ‘bichito’ de dirigir un equipo, se mantiene firme en querer abrir su propia academia de vóley. “Nunca he estado totalmente seguro de dedicarme 100% como entrenador. Siento que no es tanto mi vocación, pero no he descartado tener unas academias. Pero no me gustaría tener academias en Lima, sino en provincias”, explica, en busca de mayor oportunidades a los jóvenes de otras ciudades del país.
Una batalla contra la federación
Álvaro se mantuvo durante una temporada en Portugal para luego pertenecer a las filas de Extremadura Cáceres, equipo de la segunda división de España por dos años. Si bien es cierto, estaba contento por lo conseguido, se planteó brindarse un descanso deportivo a inicio de este año. “Era un momento que me he sentido muy cargado, que en cualquier momento colapsaba porque jugar afuera es bastante presión”, confiesa.
Sin embargo, llegó una oferta de Colorado Kraken de Estados Unidos (club donde actualmente pertenece), el cual llegó a tomar con la principal excusa de continuar con un buen rendimiento para defender los colores del país. “Tenía muchas cosas en la cabeza, pero dije: ‘No, mi selección es mi selección’. Al menos quiero acabar bien todo este ciclo que falta y ya después de eso decidir. Ahora estoy entrenando con ellos”, contó.
A pesar de estar enamorado de la blanquirroja, Álvaro no dudó en alzar la voz hacia la problemática que viven día a día los jugadores de la selección masculina, ya que, él y sus demás compañeros consideran no recibir el apoyo necesario por parte de la Federación Peruana de Vóley (FPV), razón por la que dudó en un principio seguir encaminándose en el mundo de la net alta.
“Básicamente no recibimos las condiciones indispensables para poder llevar una preparación para lograr objetivos ambiciosos. Entonces, sentía que de alguna forma no me rentaba jugar vóley, al menos por la selección”, comentó disconforme. “Sentía que el deporte estaba siendo un poco ingrato con los deportistas, así que me planteé enfocarme un poco más en la universidad, en mi vida profesional porque al final no voy a vivir del vóley”, añade.
A pesar de los inconvenientes, él y el equipo se mantienen enfocados en dar lo mejor de sí para clasificar a los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Ojo, no sin antes participar en la Copa Panamericana de Voleibol, el cual está planeado en jugarse en el mes de agosto. “Se juega en Canadá y yo creo que va a ser bien complicado con el tema del visado y eso. Hay poco dinero y de lo poco que hay casi todo se va al femenino”, explica, en busca de mayores oportunidades a los jóvenes de otras ciudades del país.
La crisis económica ha dejado una huella enorme en el vóley peruano, siendo los varones los más perjudicados. Esto debido a las pésimas gestiones que recibió la federación en años anteriores, sobre todo en el 2018. “Hay chicos del equipo que consiguen gente que nos puedan donar hidratantes o agua y así ha sido, pero después, nosotros no conseguimos ningún tipo de viáticos, ni 10 soles diarios, ni 8 para la gente que se moviliza”, sustentó y aclaró que solo exigen respeto por parte de los encargados. “Nosotros no vamos a la selección para que nos paguen, nosotros vamos porque nos sentimos orgullosos de representar a nuestro país, solo pedimos una ayuda para facilitarnos la situación”, indicó mortificado.
Canta y mata
El deporte fue uno de los pilares dentro de su familia, no obstante, había algo más allá en sus raíces que no dudó en probar. Álvaro indica venir de una familia muy criolla, pues fue su abuelo y su madre quienes le regalaron los genes artísticos, por lo que no dudó en inflar el pecho y probar con el canto.
“Mi mamá también canta. Es más, de chibolo, antes de meterme al deporte, yo cantaba, estudiaba canto, hasta que me metí de lleno al deporte”, puntualiza el deportista, quien ahora participa en el conocido programa de televisión La Voz Perú. “Yo ya había participado en el 2014. Ahora formo parte del equipo Eva y estamos viendo hasta donde llegamos”, añade.
Su personalidad va acorde a la competencia, pues, aunque considere ser difícil, Álvaro se caracteriza en ser una persona bastante competitiva, ya que, a diferencia de su primera vez, siente que puede dar más de sí mismo en esta oportunidad. “Me proyecto en darme una oportunidad en algo que he dejado tanto tiempo de lado que es el canto, me gustaría un poquito profesionalizarme en el tema del canto, hacer un poco de música, hacer recitales y que la gente vaya a verme cantar”, cuenta entusiasmado.
Aunque Hidalgo aún no se anima a crear su propia canción, se encuentra perfeccionando sus dotes a través de clases particulares de canto, prometiendo algún sorprender con un sencillo. Eso sí, sin dejar de lado los entrenamientos con el primer equipo.
“Se me ha complicado algunas veces (llegar a los entrenamientos), el ‘profe’ ha tenido paciencia conmigo, me está dando la oportunidad de darme ese tiempito por si algún día llego tarde de entrenar o falto. Pero, yo, la verdad que en el deporte soy super disciplinado, soy bien dedicado. Quizás si no puedo entrenar en la mañana entreno por las noches, no me descuido por ese lado”, confiesa.
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