Marcos Evangelista de Moraes fue un símbolo de éxito en el fútbol mundial. Considerado uno de los mejores laterales derechos de la historia, Cafú no solo brilló en la cancha con su habilidad y velocidad, sino que también se convirtió en un ejemplo de liderazgo, siendo capitán de la selección brasileña que ganó dos Mundiales. Sin embargo, su vida fuera del campo no ha tenido el mismo éxito. A pesar de haber acumulado una fortuna gracias a la pelota, el legendario futbolista enfrenta actualmente una crisis financiera que lo ha obligado a malvender su mansión en la exclusiva zona de Alphaville, en Sao Paulo, para evitar la bancarrota. En su ‘prime’, el exlateral llegó a tener 32 propiedades, pero hoy lucha por saldar deudas millonarias.
Según reportó Folha de São Paulo, el exfutbolista ha admitido estar dispuesto a desprenderse de todos sus bienes para solventar su situación económica. “Puedo dar mis propiedades, mi coche, mi casa… Puedo dar todos mis bienes para pagar mis deudas”, confesó Cafú, reflejando la magnitud de su problema financiero.
Este es un ejemplo más de cómo las grandes estrellas del deporte, a pesar de estar acostumbradas a manejar cifras millonarias, a menudo enfrentan dificultades para administrar sus riquezas una vez que cuelgan los botines. Según un estudio de la revista Sports Illustrated, el 80% acaban arruinadas tras el retiro.
El declive económico de Cafú no es un fenómeno reciente. A pesar de su éxito en el terreno de juego, donde ganó títulos tan prestigiosos como dos Copas del Mundo (1994 y 2002), dos Copas América (1997 y 1999) y la Champions League con el Milan, sus problemas financieros comenzaron tras involucrarse en negocios fallidos.
Uno de los puntos más críticos fue su intento por ayudar a un empresario paulista, un gesto altruista que terminó perjudicando gravemente sus finanzas. A esto se sumó el fracaso de su empresa de representación de futbolistas, Capi Penta International Player, fundada en 2004. Esta compañía, que tenía como objetivo gestionar carreras de futbolistas, no logró el éxito esperado y, con el paso del tiempo, se convirtió en una de las principales fuentes de sus problemas financieros.
En 2019, se reportó que cinco de las propiedades de Cafú fueron confiscadas debido a sus deudas. La empresa, que en su momento parecía una buena oportunidad para capitalizar su conocimiento del fútbol, resultó ser una trampa que aceleró su caída económica.
Uno de los capítulos más impactantes de la difícil situación económica de Cafú es la venta de su impresionante mansión en Alphaville, una de las zonas más exclusivas de Sao Paulo. Esta propiedad, que en su momento fue valorada en 40 millones de reales (aproximadamente 7,1 millones de dólares), fue subastada por solo 20 millones de reales (3,5 millones de dólares).
La mansión de 3.229 metros cuadrados, con cuatro pisos, seis suites, piscina, gimnasio profesional, cine, cancha de fútbol y una sala de trofeos que contiene algunos de sus recuerdos más valiosos, representaba el éxito y la opulencia de su carrera. Sin embargo, la necesidad de saldar deudas ha llevado a Cafú a aceptar un valor significativamente inferior al estimado.
Para entender la magnitud del impacto de Cafú en el fútbol, basta con repasar su carrera y sus logros. Cafú es el único jugador en la historia que ha disputado tres finales consecutivas de la Copa del Mundo, ganando en 1994 (Estados Unidos) y 2002 (Korea-Japón), y siendo subcampeón en 1998 (Francia).
Además, a nivel de clubes, fue una pieza clave en equipos legendarios como el Sao Paulo de Telé Santana y el Milan, donde ganó títulos de liga, Copas de Europa y la tan anhelada Champions League en 2007. Su capacidad para proyectarse por la banda derecha, asistir con precisión y ser un pilar defensivo lo convirtieron en uno de los laterales más respetados.
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