Lionel Messi no es Dios. Si lo fuera quizás hubiera podido evitarse tanto dolor. Pero Lionel Messi es humano. Siente miedo, nervios y frustración. Siente muchísimas ganas de ganar. También se equivoca. Hace trampa. Falla penales determinantes. Se aísla aun cuando es el capitán. Las críticas le duelen. Ser comparado con Maradona le duele. Lionel Messi no es Dios. Se siente traicionado. Se harta. Llora. Lionel Messi dejó de ser feliz en la Selección de Argentina. Renuncia.
Nota para los que le siguen pidiendo ser Dios a uno de los mejores futbolistas de la historia.
Lionel Messi se tira. Los días en los que Lio nunca caía al césped han terminado. Esos días en los que podía recibir mil patadas y jalones, pero seguir corriendo. Sin parar. A una velocidad envidiable y con la pelota siempre pegada al pie. Ayer, en la final, Messi sintió desesperación y se aventó más de una vez al piso: hizo expulsar a Marcelo Díaz y también buscó un penal que terminó pintándolo de amarillo. Messi es humano: hace trampa.
Lionel Messi no puede solo. ¿Cuántas veces el '10' se fue al ataque y se quedó sin opciones? ¿Quién lo acompañó ante la marca masiva de los chilenos? ¿Cuántas veces se encontró solo ante la mejor selección de Sudamérica? Higuaín y Aguero tuvieron mejores opciones para definir el partido, pero el culpable sigue siendo uno solo. Messi es humano: no hace milagros.
Lionel Messi falla penales. Y decisivos. Erró Vidal para Chile y segundos después, Lionel mandó su tiro a las tribunas. Lejos. Era el primero de Argentina. El de la confianza. Messi se paró frente a Bravo, su compañero del Barcelona, el que lo conoce a la perfección. Tenía que hacer algo distinto. Intentó hacer algo distinto. Hizo algo distinto: fue el peor tiro penal de su vida. Messi es humano: fue un manojo de nervios.
Lionel Messi se aísla. Lo criticaron por no anotar en los 90 minutos. Por no tener una individualidad determinante. Una genialidad. También lo criticaron por fallar el penal. Lo criticaron por haber perdido su cuarta final con la camiseta de Argentina. Por no darle títulos a la albiceleste. Pero eso no fue suficiente. También lo criticaron por irse a un lado mientras Chile celebraba en el campo. Por sentarse en la banca de suplentes y sufrir en silencio. Solo. Sin llorar. "Pero tú eres el capitán", decían muchos. "Párate, sé un líder y ve con tus compañeros". Pero Messi es humano y no tiene ganas de hacer lo correcto.
Lionel Messi llora. Messi no lloró ni cuando perdió el Mundial. En ninguna de sus tres finales pasadas había sufrido tanto, pero ayer en el MetLife Stadium en East Rutherford, "Dios" lloró. Porque puede que Messi tenga cinco Balones de Oro, pero su sueño siempre fue la selección argentina. Y es humano: le duele.
Lionel Messi renuncia. "Esto es lo que siento ahora. Lo que siento es una tristeza muy grande, y encimar erré el penal. Yo justo erré el primero, que era importantísimo para agarrar una diferencia y me tocó fallarlo a mí. Esto es por el bien de todos, por mí y por todos. Hay mucha gente que desea eso, que obviamente no se conforma y nosotros tampoco nos conformamos con llegar a la final y no ganarla". Messi es humano: se harta.
"No critiquen más a Messi porque un día este pibe se enoja, no viene más y lo vamos a tener que ir a buscar de rodillas", dijo Bilardo hace unos años. Hoy se cumplió. Lionel Messi no es feliz.
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