Si se tuviera que graficar con una foto la eliminación de Alianza Lima de la Copa Libertadores, sería esa imagen de Christian Cueva sentado y apoyado con las dos manos atrás sobre el campo mojado de Matute, tras el partido contra Atlético Mineiro. El rostro resignado y el semblante de impotencia por el resultado reflejan lo que fue ‘Aladino’ en el campo: intentos ahogados de un jugador que busca expresarse con la pelota en los pies y no puede ser. Y es que el volante blanquiazul, llamado a ser el conductor de un equipo sin inventiva y plagado de lesiones, cumplió con lo que le pidieron en la cancha: tuvo el balón, lo cuidó y quiso jugar; pero continúa sin alcanzar esa versión ‘chocolatera’ que alguna vez vimos y que llenó de expectativas a todo un pueblo.
¡INCREÍBLE! Cuando Alianza Lima se alistaba para cobrar un penal a favor, el VAR advirtió un offside de Barcos en el inicio de la jugada y se mantiene el 1-0 de Mineiro en la #LIBERTADORESxESPN.
— ESPN Perú (@ESPNPeru) June 7, 2023
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Digamos las cosas como son.
El Cueva que vemos ahora no se acerca al Cueva que todos queremos ver. Es cierto, desde hace semanas, el ‘10′ blanquiazul viene de menos a más. Sea en la Liga 1 o la Libertadores, su continuidad en el equipo de Guillermo Salas le permite sostener un ritmo competitivo, intenso y parejo. Ya no solo hace acto de presencia, ahora recoge y traslada la pelota como puede, mas no como quiere. Contra Mineiro, por ejemplo, ‘Aladino’ fue uno de los más regulares y no es descabellado pensar que hizo su mejor partido. Hay que ser justos. Mostró esfuerzo y sacrificio contra los brasileños; pero lo que viene haciendo en el campo no termina por digerir esa desazón entre lo que da y lo que puede dar.
Doce partidos y solo una asistencia grafican hasta ahora el paso de Cueva por Matute, un registro surrealista que ni el propio jugador pudo imaginar desde que llegó al club en marzo pasado. La estadística golpea tan fuerte como la eliminación de la Libertadores; pero esa es la realidad y hay que aceptarla. La poca trascendencia de Cueva es una constante a la que urge ponerle fin en Alianza Lima, aunque ya es tarde, porque lo trajeron para pelear en la copa y no quedarse fuera del torneo tan temprano. Ahora, ya no hay excusas que justifiquen su performance ni razones que expliquen su presente. El hincha exige y el jugador debe responder como el profesional que es.
Pero digamos las cosas como son.
Sería mezquino encasillar todas las falencias que mostró Alianza ante Mineiro en Cueva. Dentro de sus posibilidades, ‘Aladino’ intentó darle lo mejor de sí a un equipo esperanzado en chispazos de buen fútbol de su genio o en individualidades que aparecen para resolver partidos, como sí sucede en la Liga 1. El problema es que, cuando se trata de competir internacionalmente ante rivales de mayor jerarquía y con jugadores de mejor nivel, ese recurso se vuelve inútil y roza con el hartazgo. Porque un equipo que pretende competir en la Libertadores y tiene como objetivo avanzar a octavos de final, está obligado a ofrecer algo más futbolísticamente, colectivamente si se quiere. Y allí Alianza perdió por goleada.
Cueva no es Alianza Lima y no es el único responsable de lo poca producción que ofreció el equipo contra Mineiro. Es impensable que el mejor socio ofensivo de Christian en este plantel amplio que armó Salas sea Hernán Barcos, el argentino de casi 40 años que se ganó el corazón de todos, sean aliancistas o no, y está cerca de convertir en el máximo goleador extranjero de la historia del club. Esa sociedad responde en el torneo peruano, pero afuera hay que tener algo más. Y ‘Chicho’ no tiene excusas para no haber rodeado mejor a Cueva, porque este Alianza tiene variantes a la mano para sacarle lo mejor. Lo difícil fue que ninguno pudo encajar con ‘Aladino’. Intentaron con el ‘Rifle’ y no salió bien. También con Bryan Reyna, que se pierde por la banda y le cuesta jugar por dentro, y tampoco salió bien. Entonces, ¿de quién es la culpa?
Es cierto que Cueva tiene responsabilidad, pero la eliminación de la Copa incluye a más en esa lista. Lo que sí se le cuestiona a Christian es que no haya podido acercarse a su mejor versión, porque Alianza necesitó más de él, sobre todo en los momentos más difíciles. Pero los partidos no siempre se ganan con una genialidad y en Matute están obligados a encontrar soluciones en el camino. Ya sin posibilidades de continuar en la Libertadores, la Sudamericana aparece como una posibilidad lejana, porque primero hay que tumbarse a Paranaense en su propia casa y esperar que Libertad pierda con Mineiro. Quizá el foco esté ahora en asegurar el tricampeonato, porque solo así el hincha podría digerir esa desazón de la garganta. Y para eso, tal vez alcance con esta versión que vemos de ‘Aladino’.
Insisto, digamos las cosas como son.
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