Poco más se puede pedir a un equipo que ha perdido a su máxima referencia dentro del campo -el que le ha tapado las carencias durante mucho tiempo- y que ahora anda buscando soluciones con un técnico que no se las da.
Sin quererlo ni club ni jugador, el Barça se ha encontrado de golpe sin el mejor jugador de su historia y de este deporte llamado fútbol. Un batacazo que le ha metido en una lucha para encontrar de nuevo un plan de juego con el que ser competitivo, pero ni tiene una plantilla equilibrada, ni tiene los recursos necesarios, ni hay mejoras desde la banda.
Los jóvenes, el mejor legado que dejará Koeman de su paso por el banquillo, necesitan acabar de crecer. Necesitan un líder que les acabe de enseñar lo que es jugar en la élite. Y un partido más, queda demostrado que Koeman no es ese tipo. Por lo tanto, hasta que no haya un cambio en el banquillo, el aficionado culé vivirá resignado viendo, como ayer, que los equipos se llevan los puntos sin esforzarse lo más mínimo. Porqué la suerte del Madrid es que hoy solo se hablará de la pobreza futbolística del Barça...
ADRIÀ COROMINAS
[twitter: @adriacat]
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