Antes, cuando jugaba el , la televisión se convertía en un imán para mis ojos. Ahora, el imán lo tendría que utilizar para mantenerlos abiertos. , vimos otro partido aburrido en el que los blaugrana siguen emitiendo señales más que preocupantes y en el que los goles a balón parado siguen ocultando muchas debilidades.

Los blaugrana ya no se comportan como un equipo. Que 6 de los últimos 7 goles hayan salido de la pizarra demuestra lo que le cuesta al Barça generar colectivamente. Solo las individualidades rescatan su juego errático y permiten, partido tras partido, sobrevivir a la inexistencia de una idea clara de juego, por más jugadores que ponga. Y es que, ahora mismo, el verdadero mérito de este equipo es jugar tan mal con once jugadores tan buenos.

Una crisis de juego que empezó como una novedad y que ya se ha instalado en Barcelona como una tendencia. Y lo peor de todo no es que no seduzca, sino que se consuela mirando a los otros desde el primer puesto de la tabla. No parece el camino más fiable para un club que siempre ha entendido las victorias como resultado de su juego.

El Barça ha remontado con un gol tan feo como el partido y sigue líder, pero deja otro día para olvidar. Aunque lo mejor sería mantenerlo bien cerca para evitar que se vuelva a producir. Porque el miércoles llega el Dortmund y la suerte no puede ser la única aliada.

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