A reflexionar y esperar. Tal y como lo dijo Piqué tras la catástrofe en Lisboa, el FC Barcelona ha tocado fondo y, desde luego, los jugadores han sido los primeros en reconocerlos. Conscientes de la delicada situación, tres de los pesos pesados del primer equipo han decidido refugiarse lejos de los focos mediáticos: Lionel Messi, Luis Suárez y Jordi Alba se marcharon a la montaña.
A diferencia de otros años en los que los tres jugadores, con sus respectivas familias, recorrían en yate las costas de Ibiza, en esta oportunidad pusieron han optado por refugiarse juntos en una localidad de montaña de los pirineos catalanes, con el fin de pasar lo más desapercibidos posibles.
Si ya antes de la debacle ante Bayern Munich el futuro de Messi estaba en entredicho, con el Inter de Milán como posible destino, luego del 8-2 en Lisboa, el panorama para el argentino es más confuso e incierto que nunca. Con contrato hasta 2021, y aún sin señales de renovación, la ‘Pulga’ podría dar el ‘bombazo’ la próxima temporada.
La situación de Luis Suárez y Jordi Alba es distinta contractualmente, aunque son dos de los señalados para ser ‘sacrificados’ por el club. El ‘charrúa’ pese a tener una cláusula que le abre las puertas a una renovación automática si la próxima temporada juega un número determinado de partidos, tiene ofertas para jugar en Estados Unidos y Qatar.
Ofertas que el club, a día de hoy, estaría dispuesto a escuchar, pues en el Camp Nou consideran necesaria la renovación en el ataque.
Jordi Alba, por su parte, tiene contrato aún hasta el 2024, pero también es otra de las ‘Vacas Sagradas’ que el hincha azulgrana cuestiona. Sin embargo, el jugador de 31 años tiene a ‘favor’ que su relevo Junior Firpo, no ha dado la talla. Si se marchara, el Barcelona tendría que ir por un lateral ya consolidado. Maniobra que la institución no estaría tan segura de acometer.
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