Ilaix Moriba es considerado uno de los mejores mediocampistas salidos de La Masía en los últimos años. (Foto: FC Barcelona)
Ilaix Moriba es considerado uno de los mejores mediocampistas salidos de La Masía en los últimos años. (Foto: FC Barcelona)

Cuando Kourouma Kourouma (Conakri, Guinea, 19 de enero de 2003) llegó a La Masía proveniente de las divisiones inferiores del RCD Espanyol en 2010, un de 22 años ya dominaba al mundo del fútbol y recientemente había ganado su primer Balón de Oro. Como cualquier niño de siete años, la admiración de Ilaix por el astro argentino nació de manera natural. Sin embargo, ni en el mejor de sus sueños se imaginó que once años después, en su quinto partido oficial con el plantel principal del , sería el mismo ‘Leo’ quien le asistiría para que marcase su primer gol como futbolista profesional en el triunfo por 0-2 ante el Osasuna. “Esto nunca se olvida, lo llevaré conmigo a la tumba”, dijo aquel día con los ojos humedecidos por la emoción.

Ilaix Moriba celebrando junto a Lionel Messi la anotación de su primer gol como futbolista profesional, después de recibir un pase del astro argentino. (Foto: FC Barcelona)
Ilaix Moriba celebrando junto a Lionel Messi la anotación de su primer gol como futbolista profesional, después de recibir un pase del astro argentino. (Foto: FC Barcelona)

Ese gol, en el cual demostró su capacidad de reacción al enganchar a su rival antes de definir cruzado con la izquierda, fue la confirmación de que su inclusión en la plantilla principal fue una buena decisión por parte de Ronald Koeman. El técnico neerlandés siempre se ha caracterizado por darle oportunidades a los juveniles que se lo merecen, y vaya que no se equivocó con Ilaix. ¿Pero de dónde salió este portentoso mediocampista de 18 años con nacionalidad española y de origen guineano, al que algunos han comparado con el exazulgrana Yaya Touré y el francés Paul Pogba? Su historia, como podemos deducir por su origen, tiene una trama aún más complicada que su definición ante el Osasuna.

Escapando del ruido

Ilaix Moriba nació Conakri, capital de la República de Guinea. Sin embargo, su vida pudo haber tomado otro rumbo si su padre, Mamady Kourouma, se quedaba en Liberia –su país de origen– durante el estallido de su Segunda guerra civil en 1999, cuatro años antes de su nacimiento. Este conflicto armado obligó a que la familia se mudara a Guinea, país de origen de Aissata Kourouma, su madre.

Pero la vida no cambiaría mucho para la familia Kourouma al instalarse en Conakri. Ya con Ilaix Moriba en brazos, la situación económica los golpeó tan fuerte que tuvieron que tomar la decisión –una vez más– de mudarse a otra nación. Ni el alto al fuego en Liberia supuso un posible retorno a ese país, pues ya con siete meses, ellos querían que el pequeño Ilaix creciera en un contexto diferente y sin las secuelas de una cruenta guerra civil. El destino elegido fue España.

Cuando Ilaix Moriba aún era parte de La Masía, tuvo la oportunidad de conocer a Lionel Messi cuando este ya era una estrella mundial. (Foto: Recorte)
Cuando Ilaix Moriba aún era parte de La Masía, tuvo la oportunidad de conocer a Lionel Messi cuando este ya era una estrella mundial. (Foto: Recorte)

Barcelona, un encuentro necesario

Mientras Ilaix Moriba comenzaba a formarse educacionalmente en Cornellá de Llobregat (municipio de Cataluña), se fueron dando sus primeros contactos con el fútbol. Desde temprana edad empezó a simpatizar con el Barcelona, precisamente porque por aquellos años un tal Ronaldinho Guacho comenzó a devolverle la sonrisa a los catalanes. Sin embargo, por distintas circunstancias en 2008 recayó en las divisiones inferiores del RCD Espanyol donde empezó oficialmente su etapa formativa como futbolista.

Sus cualidades físicas y técnicas le permitieron destacar rápidamente entre tantos niños ilusionados por sobresalir en el conjunto ‘periquito’. El Barcelona, que por entonces cumplía sus típicas labores de scouteo a los alrededores de Cataluña, le echó el ojo y cual amor a primera vista decidió comenzar las gestiones para llevárselo a La Masía. Ilaix, que desde que tuvo uso de razón soñó con unirse al conjunto culé, estaba cumpliendo un sueño.

Con siete años, llegar a uno de los centros formativos más importantes del mundo fue la piedra angular para moldear todas esas buenas condiciones que evidenciaba con el balón. Aunque en su carné decía que él pertenecía a la categoría 2003, no tuvo problemas en disputar torneos completos enfrentando a chicos de las generaciones del 2000, 2001 y 2002. Su ascenso desde Benjamín A hasta Cadete B fue dándose más rápido de lo normal, conquistando el paladar futbolístico de los entrenadores que lo tuvieron a cargo. Por otro lado, sus padres sabían que, aunque muchos les dijeran que su hijo era un diamante en bruto, tenían que llevar las cosas con calma. Esa misma paciencia hizo que en 2017 rechazaran un llamado de la selección de Guinea para representarlos en la sub-16. Todavía tenía 14 años y no vieron necesario acelerar un proceso que hasta el momento marchaba bien.

Ilaix Moriba celebrando un gol durante su estancia en La Masía. (Foto: FC Barcelona)
Ilaix Moriba celebrando un gol durante su estancia en La Masía. (Foto: FC Barcelona)

Cuestión de dinero

Dos años después, en 2019, el nombre de Ilaix Moriba no solo se escucha con frecuencia en las oficias del Barcelona, sino también en las de otros clubes que ya lo habían estado siguiendo desde sus participaciones en torneos juveniles europeos a nivel de clubes y de selección. Chelsea, Manchester City, Juventus y Borussia Dortmund mostraron un real interés por contar con sus servicios, poniendo en alerta a aquellos dirigentes que miraban en Moriba un prospecto de mediocampista único para el molde del club azulgrana.

Éric Abidal, exjugador y secretario técnico, trabajó de la mano con José Mari Bakero, responsable del fútbol formativo –y que tuvo un paso por el Perú cuando dirigió al Juan Aurich–, para convencer al padre de Ilaix que lo mejor para su carrera era que siguiera con ellos. En estas negociaciones entró a tallar Jonathan Barret, agente de futbolistas que es mundialmente conocido por trabajar con Gareth Bale, quien intercedió para que ambas partes quedaran conformes con un contrato. Finalmente Ilaix Moriba percibiría un sueldo de medio millón de euros por temporada –aún con 15 años y sin ser parte del plantel principal–, además de quedar atado al Barcelona hasta 2022 bajo una clausula de recisión de 100 millones de euros.

Pero sin querer, lo que para aquel 2019 parecía una maravillosa jugada al retener a uno de los mejores prospectos de La Masía –junto a otros nombres como Riqui Puig, Mingueza y Ansu Fati–, tres años después terminaría siendo un dolor de cabeza que desencadenaría la ‘congelación’ de Ilaix Moriba antes de comenzar la pretemporada 2021-22.

Una ‘congelación’ entendible

Como ya dijimos, el mediocampista recién apareció en el primer equipo a mediados del curso 2020-21, culminando la cuenta con 14 partidos disputados a la vez que también alternaba con el Barcelona B. Ronald Koeman quedó convencido de que si lo llevaba de a pocos y dándole cada vez más responsabilidades en un equipo con ciertas carencias en el mediocampo, comenzaría a darse la consolidación de un futuro box-to-box de primer nivel europeo. Pero lamentablemente la situación financiera del club pesó más y tuvieron que comenzar las negociaciones de una renovación del contrato –que culmina en mayo de 2022– con nuevos términos económicos, sin contar con que Ilaix Moriba y su entorno se pondrían reacios en firmar un nuevo vínculo.

Ronald Koeman había planificado un proyecto a largo plazo con Ilaix Moriba. Probablemente esto no pueda darse. (Foto: AFP)
Ronald Koeman había planificado un proyecto a largo plazo con Ilaix Moriba. Probablemente esto no pueda darse. (Foto: AFP)

Y aquí comienza el dilema para ambas partes. El jugador podría decidir oponerse a una imposición salarial, sabiendo que eso significaría regresar a las inferiores del club y quedar ‘congelado’ toda la temporada, pero con la posibilidad de irse con su pase el próximo año. Por otro lado, el Barcelona también podría mantenerse firme en su posición –y al parecer es lo que pasará, pues Joan Laporta no tiene intenciones de ser flexible con nadie– y venderlo en un monto razonable para hacer caja con él, antes de que se vaya gratis.

Sea cual fuere el desenlace de esta novela catalana, lo que sí está claro es que Ilaix Moriba no piensa regirse por el sentimentalismo azulgrana ni el sentido de pertenencia que tanto se reclama por estos días. Y es válido. De llegar a marcharse a otro club, lo mejor para él sería que esto no repercuta negativamente en su crecimiento como futbolista, que como ya hemos visto siempre ha ido en ascenso.

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