Hace poco más de un año, el 26 de mayo del 2018 exactamente, el Real Madrid hacía historia. Ese día, de la mano de Zinedine Zidane, el conjunto merengue se convertía en el primer equipo en ganar la Champions League por tercera vez consecutiva, pero lo que no sabían es que en ese mismo momento el imperio caería con la despedida de Cristiano Ronaldo y del mismo ‘Zizou’.
Un día después de aquel día espectacular para todo el madridismo, en Miranda de Duero, un equipo que no tiene nada que ver con el Santiago Bernabéu también festejaba, pero en su caso era un pase a la final. Se trataba del Mallorca de Vicente Moreno, que aseguraba, con un 0-0 en condición de visita, su pase a la final por el ascenso a Segunda División.
Lo que llegaría después solo sería un trampolín hacia el éxito, que no solo se mide en Ligas de Campeones ganadas. Esa final ante el Rayo Majadahonda también sería favorable a los de la isla, que para la 2018/19 estarían cada vez más cerca de la Liga Santander. Igual nadie se atrevía decir que en antes del 2020 le ganarían un partido al 13 veces campeón de Europa.
Y sí, pues. El fútbol, como la vida, le da las mejores sorpresas a los que trabajan día y noche para conseguir los objetivos planteados. En este caso, seguro que nadie lo merecía más que Vicente Moreno. Al estilo de ‘modo carrera’ en el FIFA 20, el entrenador nacido en Masanasa tomó al club en el 2017 y nadie lo paró hasta la gloria.
En dos temporadas ascendió dos veces y, ya en Primera, compite de la misma manera con jugadores que hace un tiempo nadie conocía. Ante el Real Madrid, en Son Moix, alineó a 6 jugadores (Reina, Sastre, Raíllo, Fran Gámez, Salva Sevilla y Lago Junior) con los que empezó la travesía hace menos de dos años.
Casi 100 partidos
Cuando acabó la temporada 2016/17, el Mallorca tocó fondo. Un equipo histórico, acostumbrado a codearse con los clubes de la Primera División durante la primera década del siglo XXI, se iba relegado a la tercera división (segunda ‘B’ en España). Lo que no sabían es que a veces necesitas dar un paso hacia atrás para dar dos hacia adelante y eso fue exactamente lo que hicieron.
Entre la 2017/18 y 2018/19, el equipo de Moreno disputó 89 partidos (sin contar Copa del Rey), todos destinados a cumplir el objetivo del ascenso. En Segunda ‘B’ parecía imbatible –solo perdió 5 partidos–, pero cuando volvieron a la Liga 123 todo era una incógnita ¿Para qué estaba el equipo mallorquín? ¿Realmente era capaz de cumplir el sueño del ascenso?
La competitividad siempre estuvo presente en el equipo de las Islas Baleares, pero el suspenso también. En la fecha 41 (penúltima del campeonato de segunda división), no había ninguna confirmación de que el Mallorca estaría presente en los play-offs de ascenso, por lo que todo el trabajo se podría ir tirado por la borda; sin embargo, todo estaba destinado a que se consiguiese el objetivo.
Logrado el primer paso para volver a la Liga Santander (la 2012/13 había sido la última vez), ahora había que confirmarlo en los duelos de eliminación directa. Primero fue al Albacete al que dejaron en el camino con un global de 2-1, que se encaminó en el partido de ida cuando ganaron 2-0 frente a toda su gente. La final sería con algo más de nerviosismo.
Ante otro histórico (el Deportivo La Coruña), el Mallorca partía con poco favoritismo y se confirmaba con el 2-0 de los gallegos en el partido de ida. Todo hacía pensar que la remontada era casi imposible, pero cómo hablarle de imposibles a un equipo que había remado tanto y que estaba decidido a no quedarse en la orilla.
Un 3-0 inolvidable en Son Moix significó el segundo ascenso consecutivo para Vicente Moreno y sus dirigidos. Estarían en Primera División otra vez y todo después de haber disputado poco menos de 100 partidos para que la felicidad y el alboroto de la gente se conviertan en una locura, que era más cuerda que cualquiera. En las últimas horas, todo ese sacrificio dio sus frutos ganándole al Real Madrid, pero seguro que eso pasa a segundo plano cuando lo realmente importante es el sacrificio y unión de grupo.
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