Wayne Rooney ha compartido abiertamente su lucha con la adicción al alcohol en un sincero relato personal. A pesar de alcanzar la cima del fútbol como estrella del Manchester United y de la selección inglesa, el exdelantero ha hablado sobre los demonios internos que enfrentó a una edad temprana. Cuando empezó su carrera, debutando en el Everton a los 16 años y siendo internacional con Inglaterra a los 17, su mudanza a Old Trafford a los 20 marcó un punto de inflexión en su vida, hallando en la bebida una forma de lidiar con la ansiedad que experimentaba en ese momento.
“Mi liberación fue el alcohol cuando tenía 20 años. Me iba a casa, me quedaba allí un par de días sin salir. Bebía hasta desmayarme”, reveló Rooney durante una entrevista en el podcast de Rob Burrow, un exjugador de rugby que se ha dedicado a la concienciación sobre enfermedades del sistema motor.
Rooney admitió que, en ese momento, evitaba a las personas y se sentía avergonzado, preocupado por decepcionar a quienes habían depositado altas expectativas en él. Su historia es un recordatorio de que, incluso las estrellas del deporte, no están exentas de las luchas personales y emocionales.
El antiguo futbolista enfatizó la importancia de buscar la ayuda adecuada y la orientación cuando se enfrenta a desafíos como la adicción. Al hacerlo, se pudo recuperar y encontrar la fortaleza para hablar abiertamente sobre sus experiencias.
Después de una etapa en el DC United de la Major League Soccer (MLS) y un comienzo en su carrera como entrenador con el Derby County, Wayne Rooney se encuentra de nuevo en Inglaterra, esta vez en un rol de entrenador para el Birmingham City, que compite en el Championship, la segunda división del fútbol inglés.
Rooney fichó por Manchester United en 2004 en una transferencia histórica y se convirtió en una de las figuras emblemáticas del club. Con los ‘Red Devils’, el exdelantero ganó numerosos títulos de la Premier League y participó en la conquista de la UEFA Champions League en 2008.
Rooney también tuvo una destacada carrera internacional con la selección inglesa, donde se convirtió, con 53 tantos, en el máximo goleador de todos los tiempos (hasta que Harry Kane lo superó). En total, disputó 120 partidos con Inglaterra y participó en varios Mundiales y Eurocopas.
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