Aviso a la comunidad. Si, como es muy probable, no conocen al personaje de este texto, los invito a buscar en YouTube compactos de Adel Taarabt, en especial con el Queens Park Rangers. Al marroquí lo conocí virtualmente en 2010, cuando me sumergía en el mundo de los videojuegos de fútbol. Por esa época lo descubrí en la Segunda inglesa con el QPR, gracias al Fútbol Manager.
En el juego, el objetivo era ‘dirigir’ a un equipo y potenciarlo en ambos frentes: futbolística y económicamente. En mi caso, siempre buscaba clubes modestos con el fin de llevarlos a la gloria. Tras un par de intentos fallidos –1860 Munich de la Segunda alemana y Salernitana de la Tercera de Italia–, aposté por el QPR.
De hecho, trataba de investigar antes de elegir a un equipo porque era un juego basado en la realidad. Y el jugador con más proyección era Adel Taarabt, con 21 años en ese entonces. Había llegado del Tottenham, donde no tuvo continuidad. Y esa temporada 2010/11, QPR campeonó y subió a la Premier en la vida real. Y en el juego también.
Taarabt fue elegido el mejor jugador del torneo en la vida real. Y en el juego también. Estaba tan sorprendido por la similitud, que comencé a seguir al marroquí para comprobar hasta qué punto esto guardaba lógica.
Un ‘Mago’
Para ponerlo en contexto, soy muy hincha de Jay-Jay Okocha y Ronaldinho. Y en 2011, el nigeriano ya estaba retirado y el brasileño firmó por Flamengo. Tenía que hacerme la idea de que ‘Dinho’ pronto iba a colgar los chimpunes, y en ese trance Taarabt me deslumbró. Fue en la Premier 2011/12.
QPR salvó la categoría en la última fecha por un punto, pese a perder 3-2 ante Manchester City, que campeonó con ese agónico triunfo –doblete del ‘Kun’ Agüero a los 92’ y 94’–. Los ‘hoops’ solo ganaron 10 partidos, y tres de ellos con influencia de Adel y ante durísimos rivales: asistencia ante Liverpool (3-2), gol al Arsenal (2-1) y otro tanto para la ley del ‘ex’ al Tottenham (1-0).
De todos modos, lo de Taarabt era mucho más que estadísticas. En el QPR fue un jugador excepcional, de esos que dan ganas de ver sin importar la camiseta. Llevaba la pelota pegada al pie, dribleaba y era capaz de salir para ambos perfiles; tiraba una ‘huacha’ y un sombrerito con una naturalidad única. Como si hiciera todo sin mayor esfuerzo.
Era un artista... que no volvió a tener una función de ese nivel. En Marruecos le tiran la responsabilidad a su mala cabeza y falta de ambición. Hoy, en Benfica, ya no juega de ‘10’ sino de ‘6’, y de a pocos está recuperando elogios. Y yo lo sigo disfrutando.
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