Tren al sur. Chile fue sede del Mundial de 1962, el séptimo de la historia y tercero en América del Sur. Dicho país asumía el mayor reto deportivo de su historia, pero lo asumió con mucha responsabilidad. Ni un fuerte terromoto pudo impedir que la Copa del Mundo 1962 sea un éxito en organización. Además, La Roja llegó hasta semifinales.
Así fue el Mundial de Chile 1962
Seis años antes, Carlos Dittborn y Juan Pinto Durán iniciaron el sueño, o locura, de Chile para organizar la Copa del Mundo de 1962. Argentina, vecino de los sureños, también había postulado como sede. El Congreso de la FIFA es Lisboa definiría a quién le correspondía albergar el torneo de fútbol más importante del planeta.
Ante la hostilidad del reclamo sudamericano al haberse jugado los dos últimos Mundiales en Europa, Alemania Federal retiró su candidatura previo a la ceremonia. Un largo discurso argentino y uno inteligente de los sureños fue la previa de la elección. Chile ganó por 32 votos contra once, gracias al gran apoyo de los países soviéticos y en el este del Viejo Continente.
El 22 de mayo de 1960, Chile sufría uno de los peores desastres naturales en su historia. El megaterremoto de Valdivia llegó a una magnitud de 9,5 grados, dejando miles de muertos, heridos y daños prácticamente irreversibles. Pese a semejante desgracia, Chile no renunció a organizar la Copa del Mundo, incluso Carlos Dittborn lanzó una frase para la historia en un diario local: "Porque nada tenemos, lo haremos todo". El gran gestor del Mundial 1962, falleció un mes antes del inicio del torneo.
Entre el 30 de mayo al 17 de junio de 1962, 32 partidos de fútbol paralizaron a todo Chile y el planeta. Desde Arica al norte, sede separada para Perú que increíblemente falló en las Eliminatorias, hasta Rancagua al sur fueron testigos del gran nivel del Brasil de Pelé. Así como cuatro años antes, se quedaron con el trofeo Jules Rimet.
La Selección de Chile cumplió con la mejor actuación de su historia en un Mundial al ubicarse en el tercer lugar. La poderosa Brasil arruinó los sueños de La Roja en semifinales, pero pese a la expulsión de Garrincha, el volante no tuvo problemas de jugar en la final. Fue el segundo título de la Verde-Amarela en igual número de participaciones con Pelé.