Si fuese una novela, bien podría titularse “El extraño caso de Percy Prado” y apropiarse del rubro del misterio. Lo curioso es que de extraño en sí, no tiene tanto. En el fútbol peruano dos acontecimientos se hacen cada vez más cotidianos: que la exportación de jugadores se reduzca y que las apariciones repentinas sean más estrellas fugaces que propuestas solventes frente al tiempo. Gianluca Lapadula, en la selección peruana, puede dar fe de lo segundo. Prado, quien hasta hace unos años era tendencia en redes por “hacer sufrir” a Kylian Mbappé y luego por dejar la opulenta Ligue 1 francesa para reforzar a Sporting Cristal en la increíble Liga 1; es un magnífico ejemplar de lo primero.
No es un sentimiento, tampoco una sensación. Es estadística pura: el fútbol peruano cada vez exporta menos futbolistas y se incrementa el porcentaje de devolución. Peor aún, cada vez es más corto el tiempo promedio que un jugador de la Liga 1 resiste en el extranjero. En el 2022, Perú ya era el segundo peor exportador en Sudamérica, solo por encima de Bolivia.
Según un informe publicado por el periodista Franz Tamayo en El Comercio, de todos los peruanos exportados desde el 2015, el 80% ya había vuelto a la Liga 1 para el 2022. De ellos, el 22% tenía entre 19 y 22 años. Su estadía en el exterior fue breve por diversos motivos: adaptación, rendimientos, lesiones, etc.
Percy Prado sin embargo, está en el otro rubro: el de las apariciones fantásticas que, aunque alcanzaron un brillo promisorio, las altas expectativas que recayeron sobre sus hombros (o más bien piernas), se disolvieron muy pronto. Para muestra un botón: por ahí anda Jean Pierre Rhyner, un zaguero peruano-suizo que incluso llegó a ser convocado a un microciclo de Ricardo Gareca, pero cuya consolidación no pasó de un deseo.
De este grupo, quizá el más famosos embajador sea Cristian Benavente, el chico que impresionaba en menores de Real Madrid y que, luego de intentar fallidamente su consolidación en Europa, terminó anclando en el fútbol peruano. Específicamente en Alianza Lima, donde no ha tenido éxito en su afán de convertirse en una pieza vital para el engranaje del equipo ni en 2022 ni el presente. La larga para que padeció y ahora, una lesión, han impedido brillar al atacante de 28 años en el fútbol peruano.
Sería ocioso repasar otros “casos de éxito” en esta faceta de jugadores que fueron estrellas fugaces. Ahí están los Jean Deza, los Reimond Manco o los Carlos Ascues o los Aldair Fuentes, Beto Da Silva por ser más actuales. El caso de Percy Prado sin embargo, es aún más extraño. En 2020 destacaba en el Nantes de Francia, enfrentando a equipos como el PSG de Neymar y Mbappé. Un año después, estaba en La Florida posando como nuevo refuerzo estelar de Sporting Cristal y luego, la nada. A inicios del 2022, club y futbolista llegaron a un acuerdo para dar por concluida la relación.
El lateral, que hoy tiene 27 años, dejó el cuadro celeste luego de una temporada muy discreta donde no era titular y nunca pudo jugar un partido de 90 minutos. A fines del 2022 parecía ser que su futuro estaría en el fútbol sala del Nantes. No se supo más.
Repasado el panorama, es propicio buscar explicaciones. No es sencillo, pero algo tiene que ver la disciplina. Y no solo respecto al cuidado del cuerpo en temas de horas de sueño y restringir salidas y celebraciones; sino también en el aspecto del sacrificio y el reto de responder a un mayor nivel de exigencia.
Recientemente pasó con Percy Liza, a quien su técnico tachó públicamente dejando entender que no daba el máximo esfuerzo. Ha pasado antes con futbolistas que padecen lejos de sus raíces y no logran adaptarse en un ambiente totalmente diverso. La soledad, el desarraigo también juega en contra, más aún cuando la edad es menor.
¿Y el talento? Si bien es cierto la mayoría de los nombrados mostraron cierto volumen de talento para poder emigrar, también existe una realidad: el talento necesario para destacar en el fútbol peruano suele ser mucho menor al exigido en alguna liga menor para brillar. Lo que es peor, solemos creer que por encadenar cinco o seis partidos destacados, un futbolista ya hizo méritos para ir a Europa. Y si es joven, la tentación de ver un crack nacer nos seduce. Y nos ciega. No solo a quienes disfrutamos del juego, también (o principalmente) a quienes los representan. Cinco goles en tres partidos y un llamado a la selección peruana es “venta”.
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