“Erick Noriega, Erick Noriega, goooooooool del ‘Samurái’ Erick Noriega; gol para Alianza...”, se le escucha decir a Gianella Paz, pareja del defensor de Alianza Lima, mientras ambos se encontraban en un estacionamiento. Y no, no es una recreación del gol que le marcó a Deportivo Garcilaso durante el último fin de semana, sino un video pasado en donde se le ve al futbolista festejando algo que tanto deseaba conseguir desde que pegó la vuelta a La Victoria. Como si de una manifestación o premonición se tratase, aquella escenificación suya se hizo realidad en Cusco para encaminar un triunfo que tanto necesitaban los blanquiazules.
Antes de que aquel video de TikTok se hiciera viral a propósito del estreno goleador de Noriega, el camino que tuvo por delante no siempre fue fácil de recorrer. Hoy, con 23 años, puede decir que se ha consolidado en la zaga central del equipo donde se formó y su rendimiento lo ha llevado a ser considerado por la Selección Peruana, no solo en sus categorías juveniles, sino también en la mayor. Sin embargo, detrás de ese defensor hecho y derecho, con calidad para salir jugando y que es pieza clave en el funcionamiento del equipo de Mariano Soso, hay una historia de superación y una travesía que tuvo que sortear para avanzar en su maduración a temprana edad.
Aunque Erick Noriega nació en Nagoya (Japón), vivió su adolescencia en el Perú y desde muy chico se conectó con el fútbol pasando por la Universidad César Vallejo y AELU, hasta afianzarse en las divisiones menores de Alianza Lima, saliendo campeón en la Copa Federación con la categoría 2001. No obstante, cuando ya era uno de los líderes del plantel y se había ganado a pulso la cinta de capitán, tuvo que hacer sus maletas para tomar un vuelo rumbo a Japón y dejar todo atrás de la noche a la mañana, acompañando a su madre y hermana en busca de un mejor futuro para la familia en otro continente.
Si bien había nacido en dicho país, no tenía conexión alguna con su cultura y el idioma fue una piedra en su zapato para adaptarse a un contexto para el que no estaba preparado. Más por obligación que por decisión propia, poco a poco se fue alejando del fútbol hasta estar casi un año sin actividad, una situación que lo llevó a tener sobrepeso y depresión. Cuando estaba a punto de tirar la toalla y le había contado a su mamá su necesidad de volver al Perú si no encontraba algún equipo en Japón, fue aceptado en las inferiores del FC Machida Zelvia. Aquella noticia fue un respiro para él, pues iba a volver a entrenar en un club y a sentir el rigor de estar compitiendo dentro del verde.
Después de haber estado en dicho equipo durante todo 2020, al año siguiente pasó al Shimizu S-Pulse y tuvo la posibilidad de alternar en la máxima categoría del fútbol nipón. Así pues, a mediados de 2021 fue a probar suerte en Alemania y después de algunas pruebas convenció a los scouts del Colonia Sub-23. Lamentablemente para él, el conjunto germano le pidió que se nacionalizara japonés y eso truncó su fichaje. Para no perder ritmo de competencia, recaló en el SV Straelen, club que por aquel entonces se encontraba en Tercera División y donde tampoco pudo quedarse por mucho tiempo por un problema con su visa, la cual se la negaron. ¿Con 21 años se iba a quedar con los brazos cruzados? ¿Volver al Perú fue una buena opción para continuar con su carrera deportiva?
Regresar al Perú, la mejor decisión
A pesar de que la experiencia en Alemania no terminó como esperaba, Erick Noriega lo tomó con resiliencia y aceptó que aquella puerta que se le cerró solo fue una más de las muchas que seguramente se le abrirían en el futuro. Por eso, tras meditarlo con su familia y su representante, regresó al Perú en 2023. La Universidad San Martín le abrió las puertas para afrontar la Liga 2 y aceptó el reto de tentar el regreso a Primera División, quedando muy cerca de cumplir el objetivo al llegar hasta las semifinales, donde los ‘Santos’ no pudieron superar a Alianza Universidad y cayeron por un global de 6-3.
Sus buenas actuaciones con la USMP no pasaron desapercibidas en la Videna y José Guillermo del Solar lo convocó para afrontar el Preolímpico Sub-23 de Venezuela, donde sería uno de los líderes de un plantel que se vio mermado por la negativa de varios clubes a la hora de liberar a sus futbolistas. Por más que en el pasado había disputado algunos partidos con la Sub-19 de Japón, la Selección Peruana siempre fue su primera opción y una de las razones por las que nunca optó por nacionalizarse japonés. Su paciencia, pero sobre todo su sentido de pertenencia, le dieron la razón.
A pesar de que a la ‘Blanquirroja’ no le fue bien en el torneo y se despidió en fase de grupos con un saldo negativo, Erick Noriega fue uno de los elementos más destacados y lució por su capacidad para anticiparse a sus rivales sin cometer faltas, su precisión en los pases largos y su personalidad para empujar al equipo incluso cuando estaban siendo ampliamente superados por el rival. De esta manera, aunque comenzó la Liga 1 2024 formando parte de Comerciantes Unidos, su actuación en Venezuela fue su carta de presentación para ser observado por otros clubes, entre ellos Alianza Lima.
El primer semestre de la temporada pasó muy rápido para Noriega. En marzo tuvo su primer llamado a la Selección Peruana de Jorge Fossati y debutó en el 2-0 sobre Nicaragua en el Estadio Alejandro Villanueva. Por obra del destino, previo al Torneo Clausura, fichó por los ‘Íntimos’ y regresó a ese mismo recinto pero esta vez como un futbolista de la casa, el lugar que lo acogió cuando todavía era un juvenil y al que quiso volver desde que tuvo que partir a Japón. Por fin, después de tanto bregar para vestirse de blanquiazul, su esfuerzo fue la llave para abrir la puerta que tanto estaba buscando.
Aquel “Erick Noriega, Erick Noriega, goooooooool del ‘Samurái’ Erick Noriega...” quedará como una premonición anecdótica, pero lo cierto es que ningún presagio estará por encima de lo que se ve en la cancha y por ahora el zaguero de 23 años se ha encargado de que solo se hable de su juego, respaldando todos los comentarios positivos que dejó su participación en el Preolímpico a inicios de año. Alianza Lima sigue con vida en la lucha por el título nacional y, aunque está obligado a golear a Cusco FC en la última fecha para forzar los play-offs, en la interna del club pueden sentirse seguros del bloque defensivo que han constituido a estas alturas del campeonato. Esa línea de tres tiene a un ‘Samurái’ que sacara la espada cuando sea necesario. Ya lo hizo en la ciudad imperial, ¿por qué no ahora en Matute?
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