Antes de llegar a Carlos Stein, Juan Diego Gutiérrez estuvo en Oriente Petrolero de Bolivia. (Fotos: Jesús Saucedo)
Antes de llegar a Carlos Stein, Juan Diego Gutiérrez estuvo en Oriente Petrolero de Bolivia. (Fotos: Jesús Saucedo)

El último domingo, fue oficializado por . El volante, que estuvo hasta hace poco en Oriente Petrolero, contó detalles de cuánto influyó Diego Manicero y el DT Orlando Lavalle para que se dé la operación. Asimismo recordó su paso por la San Martín, su querido Universitario y, de hecho, por Dinamarca, donde alguna vez lo compararon con una estrella mundial. Aquí su palabra en ‘La Charla Depor'.

Jugaste en Dinamarca, Suecia, Canadá y Bolivia: ¿con qué país te quedas?

Con Canadá, porque fue el único país donde pude estar una temporada completa. Eso hizo que pueda tener mi mejor rendimiento en el extranjero. Me encantó el país, la ciudad, los hinchas, el calor de la gente. Además, hice muy buenos amigos.

Y para conocer un poco de tu presente, ¿cómo así llegaste a Carlos Stein?

Con todo esto de la pandemia, obviamente lo que yo quería era volver al Perú (jugaba en Oriente Petrolero de Bolivia) y estar con mi familia. Sabía que el campeonato acá se iba a reiniciar. Si bien tuve algunas opciones, al final terminé decidiendo por Stein. Primero porque fueron los que más rápido hicieron la oferta y, fundamentalmente, por el técnico. A Orlando Lavalle lo conozco desde menores en la San Martín; es más, lo conozco desde antes, desde los 13 años aproximadamente.

Con él crecí mucho futbolísticamente en la San Martín. Tengo mucho aprecio por él, por todas las cosas que vivimos juntos en mi proceso de formación hacia el primer equipo. Encima, tengo amigos con los que jugué antes en la ‘U’ y que hicieron bastante fuerza para que yo esté acá, en especial ‘Mani’ (Diego Manicero). Él ayudó muchísimo para que yo esté acá. También están Joaquín (Aguirre), Josimar (Vargas), compañeros con los que yo he jugado antes.

Con Diego Manicero, en Universitario, campeonaron en el Apertura 2016...

Era un equipazo. De ahí jugaron todos en la selección: Adan Balbín, Miguel Trauco, Edison Flores, Andy Polo y Raúl Ruidíaz. Todos fueron titulares en la Copa América Centenario (se disputó ese año en Estados Unidos).

Estuviste sin jugar en el 2014 (inconveniente con su contrato en San Martín), justo antes de llegar a la ‘U': ¿te pasó factura?

Obviamente al comienzo cuesta un poco reintegrarse a la competencia. Sin embargo, fue curioso porque a mí de arranque me empezó a ir bien en la ‘U'. Me acuerdo que tuvimos partidos amistosos, que jugamos ante River Plate y Nacional. Para haber estado un año sin jugar, arranqué bien la temporada. El Torneo del Inca también lo arranqué bien, hice algunos goles y el hincha de la ‘U’ me empezó a tomar cariño. Realmente, no sentí el año de para. Seguramente porque era joven (tenía 22 años) y me entrenaba muchísimo todos los días. Entrenaba doble y a veces hasta triple turno.

¿Qué sensación de vivir en países como Dinamarca, Suecia y Canadá?

Si te soy sincero, son países hermosos. Es más, muchas veces, me pongo a pensar qué hubiera pasado si me quedaba, porque todo el mundo sabe que todo jugador sudamericano, más que todo peruano, cuando se va a Europa requiere cierto tiempo de adaptación. Yo, por ejemplo, estuve en Dinamarca tres meses, cuando ellos habían comprado mi pase por tres o cuatro años. Cuando eres joven, la desesperación por querer jugar a veces hace que no tomes buenas decisiones por la desesperación del momento. Entonces, estuve solo seis meses en un club (Vejle BK).

Luego, en Suecia (2017), yo firmé un contrato de seis meses, como un préstamo, y me ofrecieron quedarme después. Yo no quise por un tema de que quería mostrarme y volver a Perú. También me puse a pensar qué hubiera pasado si me quedaba allá, pero de ahí se me pasa porque yo soy de los que creen que todo lo que pasa es por algo.

¿Por qué a veces se dan esos regresos rápidos entre los futbolistas peruanos?

Yo llegué a una liga danesa donde el fútbol era muy pero muy físico. Yo los primeros partidos marqué una diferencia grande. La gente hablaba de mí, la prensa hablaba de mí. En la prensa habían comparado mi estilo de juego con el de (Michael) Laudrup, quien es uno de los mejores jugadores allá. Yo llego al equipo y me dan el número ‘7′, que era del jugador histórico del equipo, Alan Simonsen. Todo arrancó tan bien que yo pensé que todo iba a ir cada vez mejor y fue al revés. En el momento no entiendes por qué pasan las cosas. Encima, yo en los entrenamientos sentía que hacía las cosas bien y marcaba la diferencia, pero el entrenador, simplemente, no veía mis características de juego que ayudaban al equipo. Uno en ese momento cuando es joven, dice “bueno, no me quieren, me voy”. Yo ahorita veo las cosas, veo hacia atrás y digo, bueno, a la mayoría de jugadores le pasa eso en su primera experiencia europea. Lo que tienes que hacer es ser constante, seguir intentando, mantenerte, porque al final, el proceso de adaptación pasa y empieza a sacar lo mejor de ti.

Debutas hace diez años con la San Martín, entrando por Cueva, quien mete un golazo contra Cienciano (27 de noviembre de 2011). ¿Te acuerdas?

De ese partido, lo único que recuerdo es que quería entrar como sea. Íbamos ganando 2-0 y yo solo quería entrar y debutar. Finalmente entré y recuerdo que me sacaron amarilla porque fingí un penal. Pero me tiré de una manera escandalosa. Tenía 19 años.

Orlando Lavalle también te dirigió en San Martín, meses antes de tu salida...

Mi relación con Orlando Lavalle arranca de muy chico. Lo conocía porque él dirigía en ‘Tito’ Drago, pero no era mi entrenador ahí. Cuando llego a la San Martín, tenía 16 años; él ya era entrenador de la sub 20. Me hace debutar en la categoría, hasta me ‘raparon’. Al año siguiente, él agarra la sub 20 y la sub 18 y me hacía jugar en las dos categorías. Luego, él agarra la Reserva. Ahí iban jugadores categoría 1991, y yo soy 1992. Ahí también jugué todo el 2010 y 2011. Ya desde 2012 me quedo en Primera, no juego más Reserva, y ya nos volvemos a encontrar cuando él agarra el cargo de interino (2013).

Es inevitable hablar de selección, pero lamentablemente hasta hoy no se te dio la oportunidad...

Creo que en 2014 era mi año si quería tentar jugar en la selección, ese era el año indicado. En 2013 tuve un gran año y me llegan a convocar a un microciclo, pero murió Yair Clavijo (reservista de Sporting Cristal) y se suspende la actividad futbolística. De ahí supe que estuve en observación en algún momento mientras estuve en la ‘U'. Me dio pena, aunque sea un amistoso me hubiera gustado jugar. Las cosas pasan por algo. No me tocaba a mí.

¿Tampoco estuviste en algún Sudamericano de menores?

Estuve en la Sub 15, Sub 17 y Sub 20, y me lesioné en todas antes de los Sudamericanos. En la Sub 17, hacen la convocatoria y yo me fui a Uruguay a entrenar con Nacional de Montevideo. Tenía que elegir entre ir a la selección o hacer la pretemporada en Uruguay. Por eso no me convocaron más, hasta después del Sudamericano. La Sub 20 de la San Martín juega un amistoso contra la Sub 17, que era mi categoría, y Lavalle me lleva para que me vean, imagino. La cosa es que jugué un partidazo, hice gol y me convocaron. Se venían los Panamericanos. Me convocan, empezamos a entrenar, juego un amistoso ante Costa Rica, pero una semana antes de que sean los Panamericanos se suspenden. Así que creo que lo mío no es la selección (risas).

¿Cómo ven a sus entrenadores de menores cuando los dirigen en Primera (caso Orlando Lavalle)?

Para mí, Orlando Lavalle sigue siendo exactamente igual. Entrena de la misma manera, conversa con los jugadores de la misma manera, hace las mismas bromas, todo igual. Siento como si no hubiera pasado el tiempo. No sabes lo contento que estoy acá. Hay agradecimiento, confianza y todo eso. Más que todo, a los dos nos fue muy bien juntos. Me da como buena energía. Me hace recordar toda mi época en la San Martín en donde la pasé muy bien, donde tuve tan buenos momentos y donde fui creciendo tanto. Dentro de todo, fuimos creciendo juntos porque él fue a la sub 20 primero, me empezó a poner ahí. De ahí fue a la Reserva, y también me puso ahí. De ahí agarra el primer equipo y también me ponía a jugar ahí con él. Estar con él de nuevo me hace recordar todo mi paso por la San Martín.

¿Él (Orlando Lavalle) te lleva a Stein?

Yo vengo para acá, principalmente, porque está él. Con esto no quiere decir que tengo las cosas fáciles, al contrario, una cosa no se mezcla con la otra. De mi parte hay cierto cariño, cierto agradecimiento, yo quiero que le vaya bien. Yo termino viniendo acá sin haber firmado el contrato, que es algo que alguien no lo debe hacer nunca, porque a mí me llama Manicero y me dice, “‘Guti’, vente para acá. Acá yo arreglo la situación, yo me encargo de lo que sea”. Esto no lo debería contar, pero me dice, “por último, si es que no te arreglan el tema, yo me regreso contigo a Lima”. Yo había hablado con mi representante, con el intermediario que me estaba viendo las cosas acá y con mi familia, y les dije, “si a mí no me mandan el contrato, no viajo a ningún lado”. Eran las 9 de la noche, yo tenía un pasaje para las 6 de la mañana, tenía que levantarme a las 4 para ir al aeropuerto, pero a las 9 de la noche yo dije que no voy y punto. Me llama ‘Mani’ y me dice eso y, aparte, también Lavalle había hablado ahí. Entonces dije que me la voy a jugar por ellos porque podía pasar cualquier cosa, uno nunca sabe. De repente acá me ofrecen algo diferente, que muchas veces ya había pasado en otros clubes, pero yo dije, bueno, tanto el ‘profe’ Orlando como ‘Mani’ están haciendo todo para que yo venga y, por lo menos, por agradecimiento a ellos voy a ver qué pasa. Acá, te lo juro, ha sido una sorpresa todo lo que es el club y del esfuerzo que hacen los dueños. La verdad, esta primera semana ha sido grato todo eso. No me esperaba que las cosas sean así de bien.

¿Te habían contado algo del club antes de llegar?

Sí me habían contado cosas del club, pero bueno, el club estuvo manejado por otra gente antes y ahí tuvo problemas. Ahora los verdaderos dueños han agarrado las riendas del club y las cosas han cambiado mucho. Si bien hay austeridad, no hay grandes comodidades, pero, por lo menos yo, cuando noto que la gente hace las cosas con cariño, esfuerzo y dedicación, a mí me genera mucha motivación por un lado, agradecimiento por otro lado y admiración también porque es lo que yo valoro, que la gente se esfuerce por dar lo mejor de cada uno.

¿A qué apunta Stein?

A salvar la categoría.

Sorprendió por aquí tu regreso de Oriente Petrolero, un club que tenía varios extranjeros.

Éramos dos argentinos, dos chilenos, un mexicano y yo. Éramos seis. Pero era un equipazo, era uno de los mejores planteles que he integrado. Primero que el entrenador implantaba muy bien su idea en el equipo. El equipo jugaba realmente como él quería. Eso lo he visto pocas veces. Aparte de eso, era un plantel muy joven donde físicamente todos volaban. El preparador físico era muy exigente y todos jugadores muy dinámicos y de buen pie. Es más, la serie ante Vasco Da Gama (Copa Sudamericana), yo te digo con toda sinceridad, la merecimos ganar nosotros. En Brasil fue un partido de igual a igual, donde el gol que nos hacen es metro y medio en posición adelantada, y el segundo tiempo lo atacamos en todo el partido. De ahí el segundo partido, que jugamos de locales, ellos se colgaron del arco y prácticamente no pasaban la media cancha. Ellos estaban acostumbrados a jugar ese tipo de partidos. La experiencia por ahí pesó un poco más.

A diferencia de la campaña del 2010, ¿qué le faltó a San Martín de 2012 y 2013?

A los procesos buenos no le dieron mucha continuidad. Llega Ángel Cappa y el equipo termina jugando muy bien. Jugando un buen fútbol. Adaptarse a una idea nueva no es fácil y nosotros ya lo habíamos conseguido. Me acuerdo que nosotros ganamos en Cusco y Huancayo con planteamientos ofensivos, no existía eso de que vamos a ver qué pasa con Cappa. Decidieron cortar el proceso por motivos ‘equis’ y lo único que te puedo decir es que la jerarquía de esos tipos era impresionante, y ellos se querían quedar. Yo me acuerdo que hicimos una comida de despedida en la casa de un compañero y el comando técnico de Ángel Cappa, que eran campeones mundiales como asistentes de Menotti, se fueron llorando porque se querían quedar con nosotros. Bueno, yo creo que si hubieran mantenido ese proyecto, creo que hubiera dado frutos al año siguiente.

Con Uribe también nos fue muy bien. Cuando agarra el equipo en 2013, estábamos últimos como a trece puntos para salvarnos del descenso. Él trabajó mucho, el equipo jugó muy bien también, remontamos y nos terminamos salvando. Nos quedamos a un punto de clasificar a la Sudamericana. A él le mantuvieron el proyecto y juega la final de la Copa Inca en 2014. Me parece que tan mal no fue la cosa. Después de eso, sé que el club no invierte lo mismo que invertía antes. Cuando empiezo a ganar minutos en la San Martín, el equipo parecía la selección: estaba Ramos, Butrón, Corzo, Cueva, Ballón, Marinelli, Montaño, Perea. Después en 2013 llegan Deza y Andy Polo. Invertían bien.

Para mí era el mejor plantel del Perú en esos años. De ahí, bueno, pasó lo que todos ya saben, que cada vez se invierte menos y ha adoptado otra política. Cada uno hace lo que cree conveniente y no está mal, pero evidentemente ya no es el equipo de antes que ganaba campeonatos, que le ganaba a Alianza, la ‘U’ o Cristal. Lamentablemente ya no es ese equipo. Si bien siempre contrata buenos jugadores, contrata buenos técnicos y propone un fútbol interesante, ya no es el equipo que pelea campeonatos.

Me quedé en tu admiración por Ángel Cappa. Él dirige a la ‘U' y sale campeón del Apertura 2002. Tú tenías 10 años, ¿te acuerdas algo de eso?

Me acuerdo todo. Yo fui al Monumental en la final que gana la ‘U’ con gol de Vilallonga (primer clásico en ese estadio). Siempre lo admiré (a Cappa). Primero por eso, por lo que hizo en la ‘U'. Ya más adelante cuando fui creciendo y empecé a interesarme mucho más por su estilo de juego, su forma de pensar y siempre lo admiré. Ya imagínate cuando lo tuve de técnico, mi admiración creció mucho más todavía.

¿Prefieres jugar por dentro o por fuera?

Depende. Si me dicen que tengo que jugar por fuera, me siento más cómodo por derecha. Si tienes volantes de primera línea que te den la pelota y tienes espacio para girar, está lindo jugar por dentro. Eso me pasó en Canadá apenas llegué. Me ponían de ’10′, pero se me hacía complicado ya que no recibía ese pase rápido entre líneas, no lo lograba. Al final, en vez de recibir la pelota quince veces, recibía cinco. Entonces pedí jugar por fuera ya que así recibía la pelota más rápido. Ahí acabé en gran nivel. Depende de tus compañeros, circunstancias y esas cosas.

En la ‘U’ campeón del Apertura 2016 había muchos futbolistas hábiles...

Ese equipo era una locura. Jugábamos en los entrenamientos y el clásico ‘Niupi’ normalmente le ganaba al equipo titular. El equipo suplente, entre comillas, porque al final habían muchas rotaciones. Jugaba Hernán de ‘9′, ‘Mani’ de ’10′, jugaba yo por derecha, Siucho por izquierda; en la volante jugaba ‘Rafa’ Guarderas con Jossimar; Dulanto de central con Joaquín por izquierda y Cuba por derecha. Tapaba Raúl Fernández. Tú dices que ese es el equipo titular de la ‘U', pero no. Después, en un momento, se lesionan algunos jugadores, otros se van a la selección, y los que estaban ahí empezaron a jugar. El equipo siguió rindiendo, campeonamos el Apertura, y podía jugar cualquiera. Habían jugadores en un nivel superlativo, la ‘Pulga’, ‘Orejas’, ‘Trauco’, Andy, estaban en un nivel increíble, por algo fueron a la selección y terminaron jugando en un Mundial. Lo lindo de ese equipo es que jugaba cualquiera y el equipo rendía igual.

La clasificación a Rusia te agarró jugando en Suecia...

Estaba más orgulloso. Les decía a todos que íbamos a jugar el Mundial. Los años anteriores no hablaba mucho de la selección, ya cuando nos comenzó a ir bien y yo estaba fuera, ¡ufff!, lo hacía a cada rato. El año pasado, con la Copa América jugando la final, yo le decía a todos que éramos el mejor equipo del mundo. Encima, el entrenador en las charlas me felicitaba porque había visto a Perú y jugaba muy bien, y yo les decía que así jugábamos en Perú, que así jugábamos entre peruanos.

¿El fútbol deja amigos?

Sí, no muchos, pero deja amigos. Todos mis amigos son de fútbol, mis amigos de toda la vida no llegaron a ser futbolistas, pero mis mejores amigos los hice porque eran de mi colegio y jugábamos fútbol juntos.

TE PUEDE INTERESAR