Matías Succar, el 'ángel' que, en 2019, salvó a Municipal del descenso. (Difusión)
Matías Succar, el 'ángel' que, en 2019, salvó a Municipal del descenso. (Difusión)

Quizás influya que su hermano, Alex, también sea futbolista profesional, o que Michael, su primo, se dedique al periodismo deportivo, pero a sus cortos 21 años, ya se expresa -y, sobre todo, juega- como todo un experimentado. Basta con una pequeña charla telefónica con el delantero de para entender que, en esos 21 años, Matías forjó su personalidad alrededor de un balón y un sinfín de sacrificios.

Matías, ¿cómo te trata la cuarentena? ¿Qué cosas estás haciendo para que sea un poco más llevadera?

Se hace larga, pero no queda de otra. Diría que hago un poco de todo, desde jugar Playstation y entrenar con mi hermano todas las mañanas, hasta cocinar y hacer yoga todas las noches.

Matías no pierde el tiempo: se ejercita en casa para mantenerse en forma. (Instagram)
Matías no pierde el tiempo: se ejercita en casa para mantenerse en forma. (Instagram)

A muchos les ha nacido estas ganas por cocinar durante los últimos dos meses, dada -obviamente- la coyuntura. ¿Ese también es tu caso?

No, siempre he tenido un gusto por cocinar y por suerte ahora lo puedo hacer más seguido.

¿Cuál es tu fuerte?

El pollo al curry, un plato tailandés. Es muy bueno. También hago postres, como brownies y pies de limón. Estoy aprendiendo de todo un poco.

¿Y el yoga? También es otra práctica que se ha puesto muy de moda…

Yo empecé cuando jugaba en Moyobamba y al volver a Lima un poco que lo dejé. Ahora, mi primo Michael (Succar) me ha impulsado a retomarlo y estoy haciéndolo a diario. La verdad es que ayuda en un montón de aspectos, como la flexibilidad, equilibrio y, sobre todo, lo mental, la concentración. Ayuda en el fútbol y en la vida.

Me imagino que, junto a tu hermano Alex, tuvieron una niñez llena de fútbol y diversión. ¿Realmente fue así?

Sí, siempre hemos sido muy futboleros. De chicos armábamos en el jardincito de mi casa un equipo junto a mi papá y Alex, y poníamos a tapar a mi mamá. A veces jugábamos contra los señores que ayudaban a mi abuela. Siempre fuimos así. Todas las tardes salía con Alex a jugar. Al comienzo yo tapaba y el pateaba, y luego empezamos a jugar uno contra uno. Eso creo que nos ayudó un montón.

Un gran lazo afectivo une a los hermanos Succar. Ambos, desde pequeños, comparten el mismo amor: el fútbol.(Instagram)
Un gran lazo afectivo une a los hermanos Succar. Ambos, desde pequeños, comparten el mismo amor: el fútbol.(Instagram)

Siendo sincero, ¿cuál de los dos es el más ‘bravo’?

Alex es muy talentoso (risas). A diferencia mía, siempre fue delantero. Yo comencé de arquero, luego fui lateral izquierdo, volante izquierdo y en Cantolao pasé a jugar de nueve. Ahí me enamoré del puesto.

Qué curioso, de lateral…

Sí, los entrenadores me ponían de marcador izquierdo en menores porque siempre faltaban zurdos. Por suerte acabé de delantero. El área siempre fue lo mío.

Debutaste en Primera a los 18 años, con el argentino Gerardo Ameli como director técnico. ¿Qué recuerdos te trae el ‘profe’ y cómo viviste los días previos a tu estreno?

Estoy muy agradecido con el ‘profe’ Gerardo porque me subió al primer equipo a mitad de año desde la reserva y me fue enseñando, de a pocos, muchas cosas antes de debutar. Él esperó el momento más adecuado y, con un cómodo 3-0 ante la San Martín de mi hermano, me mandó a la cancha. Siento que lo hice bien. Fue un momento que nunca olvidaré.

El debut. Matías jugó los últimos 22 minutos en la victoria 4-1 de 'Muni' sobre la San Martín en octubre del 2017. (Instagram)
El debut. Matías jugó los últimos 22 minutos en la victoria 4-1 de 'Muni' sobre la San Martín en octubre del 2017. (Instagram)

En tus pocos años de carrera ya sabes lo que es jugar en provincia, con Unión Comercio, y también en Lima, con Municipal. ¿Las diferencias son tan grandes como parecen?

Definitivamente. Hay muchas diferencias que la gente no saben. Primero están las comodidades. Acá en ‘Muni’ estoy en mi casa y con mi familia. Regreso del entrenamiento y los veo a todos. Luego, sigo con mi día a día de manera normal. En provincia algunos equipos no tienen las comodidades esenciales. Un tema muy importante son los viajes. En Comercio teníamos que irnos en van tres horas hasta el aeropuerto de Tarapoto en una carretera donde mucha gente se ha matado, donde van buses, hay curvas y solo un carril. De ahí, de Tarapoto agarrábamos un avión a Lima y de Lima otro a la ciudad donde teníamos partido. Es muy complicado. Pasan las semanas y la espalda y los lumbares empiezan a sufrir. Incluso, desencadenan lesiones.

Acostumbrado a Lima, ¿cómo así te decidiste por partir a Moyobamba?

Es que se había armado un equipo muy fuerte acá en ‘Muni’, con jugadores de experiencia, y yo recién empezaba. El ‘profe’ Rivera me dio la oportunidad y varios partidos de titular, pero se presentó la oportunidad de ir a Comercio gracias a Marcelo Vivas y a sus asistentes, quienes habían asumido hace poco. Me llamaron y de un momento para otro ya estaba viajando a la selva. Yo sabía que allá tendría más oportunidades y si es que me quería mostrar, debía irme. Fue una experiencia que me hizo crecer muchísimo.

¿Te fuiste solo?

Sí, mis padres fueron después, pero a visitarme. Era un sitio medio complicado de vivir por la lejanía. No ves nada de lo que hay en Lima, ni supermercados ni tiendas. Tuve que vivir en un hotel. La gente se esconde bastante de la vida allá. Todo mi sacrificio fue por este deporte que tanto nos apasiona. No existen límites para esto.

Siempre se ha dicho que cuando los futbolistas viven solos y en una ciudad que no conocen, corren el peligro de “perderse”. A ti no te pasó, ¿por qué?

Siempre pensé en mi familia, en los sacrificios que habían hecho ellos y los que hice yo para llegar hasta ese punto. Los tantos años en menores, el tener que ir desde Chorrillos hasta el Callao todos los días para entrenar. Hubo un año en el que entrenaba a las 6:00 a.m. antes del colegio y debía salir de madrugada con mi papá para poder llegar. De ahí me iba a estudiar. Esos esfuerzos no me los olvidé nunca, y cuando ya tuve la oportunidad de estar en el fútbol profesional, tirar la toalla no era una opción. Jugar era mi sueño, mi propósito de vida.

Son inconvenientes que, lamentablemente, atraviesan la gran mayoría de futbolistas de divisiones menores en el Perú. ¿Sientes que es un problema del sistema?

De todas maneras. Las distancias son largas y la congestión vehicular lo hace más complicado. También la infraestructura de los clubes. Todos en Europa tienen sus canchas fijas, sus gimnasios, sus cafeterías para comer y hasta una especie de hospedaje para los que viven lejos. Si te dan todo eso, se va generando un sentido de pertenencia. Aprendes a querer al club, te sientes respaldado.

Matías jugando por EFAC (Escuela de Formación de Alta Competencia), cuando tenía 11 años. (Facebook)
Matías jugando por EFAC (Escuela de Formación de Alta Competencia), cuando tenía 11 años. (Facebook)

¿Es cierto que te escribieron para representar a Líbano?

Sí, varios scouts y periodistas me han escrito. A mi hermano también. Me preguntaron si estaba interesado en defender a la selección libanesa o si quería ir a jugar a su liga, y mi respuesta siempre fue que este no es el momento. Mi sueño está acá. Quiero hacer bien las cosas, migrar a una liga competitiva y llegar a la selección mayor.

¿Y de dónde provienen tus raíces libanesas?

Del apellido Succar. Aunque mi abuelo nació en Lima, todos sus hermanos mayores nacieron en Líbano. Mis bisabuelos también. Es una larga historia que no tengo muy clara, pero vinieron todos en barco hace muchísimos años.

Mencionaste a la selección, pero sorprende que no hayas sido convocado oficialmente en procesos de menores ni en el Preolímpico Sub 23 de Colombia…

Para el Preolímpico no tuve ninguna llamada. Me pidieron documentación antes, para los Juegos Panamericanos del año pasado. Mandé los papeles, pero nunca me citaron a entrenar. A nivel Sub 18 y Sub 20 tuve un par de convocatorias a microciclos, sin llegar a jugar amistosos ni competencias.

Sin haber participado de los procesos nacionales, tu crecimiento no admite discusiones. ¿Ya sea en lo personal o futbolístico, en qué aspectos consideras que ha cambiado Matías Succar desde que debutó?

He madurado muchísimo. Jugar en Primera me ha hecho aprender un montón de cosas. Los minutos en partidos contra los equipos grandes o los duelos en provincia han sido muy positivos para mí. Gané confianza, y también mañas propias de Primera. Mejoré aguantando la pelota y jugando de espaldas. Ahora me divierto, mientras que en mis primeros partidos entraba nervioso y un poco tenso. Siento que disfruto mucho el fútbol. Es más, me quedé con las ganas de seguir jugando porque estaba en buen nivel.

Pivotear es una de tus mejores cualidades. En ese sentido, ¿quién es tu referente?

Siempre he visto jugar a mi hermano y trato de copiarme de él. Paolo Guerrero me parece uno de los mejores ‘9’ del mundo en cuanto al juego de espaldas. También aprendo de mis compañeros, como Andy Pando, José Carlos Fernández y Sebastián Gularte. Hay que agarrar lo bueno de todos.

El 2019 fue un año difícil para Municipal. Perdieron puntos por deudas, el equipo no respondía en la cancha y llegaron a la última fecha con opciones de descender. Por suerte metiste esos dos goles en Trujillo…

Fue complicado. No se nos daban los resultados y afuera de las canchas las cosas estaban peor. Se retrasaban los pagos, entrenábamos en canchas con condiciones lamentables y donde ningún equipo de Primera División debería jugar. Hasta llegamos a una racha de 12 partidos sin ganar, pero gracias a la fortaleza del grupo y el comando técnico sacamos adelante un partidazo ante la ‘U’ en el Nacional y cerramos con broche de oro ante Mannucci. Gracias al destino pude meter esos dos goles para sumar ese puntito. Nos salvó la vida.

Tuviste al Víctor Rivera como técnico durante los últimos tres años. Como jugador, ¿qué te genera el trabajo del ‘Chino’?

Es un gran DT y también una gran persona. Me ha sabido llevar. Cuando llegué de Comercio a mediados del 2019 me dijo que si estaba bien, iba a jugar, y a las dos semanas fui titular. Jugué la parte más importante del torneo, los últimos seis partidos del Clausura. Por suerte pude retribuirle toda esa confianza con los dos goles en Trujillo.

Succar lleva 10 goles en Primera División: cinco fueron con Unión Comercio y los otro cinco con Municipal. (Agencias)
Succar lleva 10 goles en Primera División: cinco fueron con Unión Comercio y los otro cinco con Municipal. (Agencias)

¿A qué apuntas en tu futuro inmediato?

Me gustaría que mi próximo paso sea jugar fuera del país. Por el momento, quiero hacer más goles acá, sumar partidos, para que después se me dé el sueño de jugar en el extranjero en 2021.

Hay peruanos esparcidos por todos los continentes. ¿Hay alguna liga donde te llame la atención jugar?

Solo quisiera que sea una liga competitiva, pero quizás sirva más ir a un torneo ‘trampolín’ como el mexicano, estadounidense, suizo, belga o chileno. Son ligas que te pueden potenciar para luego ir a las más fuertes del mundo.

Y, si se reanuda el fútbol en el Perú, ¿existe alguna opción que no sea seguir en ‘Muni’?

He escuchado algunas cosas. Nada formal. Siempre hay sondeos. Estamos en abril, es muy temprano para ir hablando. Si se presentan opciones habría que analizarlas, pero mi presente es Municipal y mi futuro me gustaría que sea afuera.

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