La experiencia, los galones y la trayectoria se convierten en un factor clave para sobrellevar los momentos de crisis. Cuando estos casos ocurren, es necesario recurrir a quienes estuvieron en medio del caos para saber cómo actuar. Ahora que Chile pasa por un panorama así, en la previa del partido ante Perú por las Eliminatorias, Depor conversó con Leonardo Véliz (Valparaíso, 3 de septiembre de 1945), exmundialista y extécnico de menores con la ‘Roja’. Como jugador estuvo en la Copa del Mundo de 1974, y como DT lideró a la Sub-17 hasta el tercer lugar del Mundial de 1993. Obviamente, había que escucharlo.
Su voz pensante y reflexiva busca poner un poco de calma al sombrío presente del fútbol chileno, al que consideró en aprietos por el mal manejo de los dirigentes desde la llegada de las sociedades anónimas deportivas. Habló sobre lo difícil que fue para él representar a su país tras el golpe de Estado de 1973; el reto que significó enfrentar a la generación peruana de los años 70; criticó la rendición de Ricardo Gareca ante Arturo Vidal; y dejó varias sugerencias para que el balompié mapochino mejore en el mediano plazo, entendiendo que los altos mandos tienen que aprender a ver todo como un proceso.
¿Qué recuerdos le dejó su etapa en la Selección de Chile?
Defender un país es muy importante, sobre todo cuando se vibra tanto con el fútbol. Yo diría que una de las etapas más difíciles fue cuando me tocó participar de las Eliminatorias por ir al Mundial. Yo recuerdo haber enfrentado a una de las mejores generaciones de la Selección Peruana, para poder ir al Mundial de Alemania 1974. Esa fue una de las experiencias más enriquecedoras, porque siempre fue complicado enfrentar a Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, José Velázquez, ‘Cachito’ Ramírez, Eleazar Soria, entre otros grandes futbolistas. Esa fue una etapa dura para nosotros, porque enfrentamos a una generación que hace tiempo no salía en Perú. También recuerdo haber enfrentado a Universitario de Deportes con Unión Española, donde los eliminamos en la Copa Libertadores de 1975.
Precisamente usted también enfrentó a la Selección Peruana que termina campeonando en la Copa América de 1975.
En esa época uno enfrentaba a rivales de mucho talento, con jugadores desequilibrantes que no se ven hoy en día. Recuerdo al ‘Cholo’ Sotil o a Juan José Muñante, futbolistas muy rápidos y habilidosos. Eran equipos muy difíciles, porque en ese tiempo solamente se hablaba de Brasil, Argentina y Uruguay, y todos los del Pacífico estábamos rezagados, tanto a nivel de selecciones como a nivel de clubes para la Copas Libertadores; esto permitía que estas selecciones del Atlántico tuvieran mucho favoritismo de los arbitrajes. Durante mucho tiempo tuvimos que lidiar con los arbitrajes mañosos, que provenían de la misma Conmebol. Con el tiempo eso empezó a cambiar y empezamos a tener un equilibrio, por lo menos en las selecciones y los partidos de la Copa Libertadores.
¿Qué diferencias encuentra entre el fútbol sudamericano de esos tiempos con el de la actualidad?
La gran diferencia es que hoy en día cada vez se ven menos individualidades como las que te acabo de mencionar. Hoy en día hay mucha táctica. La técnica siempre ha sido desequilibrante, porque la técnica no se puede copiar, pero los sistemas tácticos sí. Nosotros ahora nos metemos a una computadora y sabemos cómo juega Afganistán, cómo juega Portugal, cómo juega Corea del Norte, porque todo llega a nuestro conocimiento. Pero tener jugadores como los que te acabo de nombrar, desequilibrantes, donde la técnica es la que en definitiva a veces determina los resultados, cada vez se ven menos. Ahora todo se determina por la fuerza, la potencia, la velocidad, todos los aspectos físicos y no técnicos.
¿Qué recuerdos le dejó la participación de Chile en el Mundial de 1974? Sobre todo por el contexto sociopolítico que les tocó vivir en la previa.
En Europa yo trabajé en Portugal, en el Sporting Club, donde tuve la suerte de entrenar a Cristiano Ronaldo. Allá, cuando ven a selecciones que no son la argentina, brasileña o uruguaya, saben que para ganar tienen que enfrentarse a unos monstruos. Entonces, cuando Perú, Chile o Colombia iban a un Mundial, es porque estas selecciones hicieron los méritos para estar ahí. Los europeos le daban mucho mérito a nuestras clasificaciones. Previo al Mundial del 74, en Chile se dio el golpe de Estado a Salvador Allende, perpetrado por Augusto Pinochet. Nosotros tuvimos que jugar el Mundial con toda esa carga psicológica, y ya en Alemania, tuvimos que pasar desapercibidos por temor a ataques terroristas. Debido al golpe militar y la muerte de Allende, que era un ícono de la política internacional, Chile fue una selección odiada en ese Mundial. A nosotros nos perjudicó mucho la época que estábamos atravesando. Nuestro bus en Múnich no tuvo ningún tipo de seguridad ni resguardo, por temor a algún atentado que pudiese ocurrir.
Volviendo al presente, ¿qué sensaciones le deja panorama por el que está atravesando su selección?
Ha sido un golpe duro, porque en el pasado reciente ganamos dos Copas América y clasificamos a dos Mundiales seguidos. Pero los dirigentes no tuvieron visión a futuro, jamás pensaron en lo que venía después de emborracharnos de tanto éxito. Eso fue lo que le pasó a nuestro fútbol, nos emborramos de la generación dorada y pensamos que solo existía esa, por lo tanto, no se trabajó en las divisiones menores, no se plasmó el recambio que necesitaba el fútbol chileno. Los jugadores empiezan a envejecer, pierden condiciones físicas, técnicas, y a Chile le pesó eso, por eso vino esta caída en picada. No pudimos ir a Rusia 2018 ni a Qatar 2022, y ahora tuvimos que recurrir a los mismo jugadores de siempre, como ahora que acaban de llamar a Vidal otra vez, pensando en que puede ser el salvador de la selección. Hoy en día el presente es muy aciago, amargo, oscuro.
Usted dirigió a la Sub-17 de Chile que quedó tercero en el Mundial de 1993, y también trabajó con la Sub-20 en el Mundial de 1995. Con toda esa experiencia en menores, ¿qué se está haciendo mal en Chile como para que ahora estén pasando por estos apuros?
Cuando llegaron las sociedades anónimas deportivas al fútbol profesional chileno, llegaban para hacer una mejor gestión administrativa, para que los clubes pagaran cada 30 días los sueldos a los jugadores, para que los clubes tuvieran una gerencia, pero que realmente hicieran una buena gestión en recurrir a los auspiciadores para poder capitalizar mejor. El hincha no ha dejado de manifestarse, no ha dejado de ir a los estadios, pero eso es una burbuja, y los dirigentes desatendieron la formación en clubes. En los clubes están los entrenadores, pero con los más insignificantes sueldos del fútbol chileno; entonces, no pueden hacer un trabajo como corresponde, de una manera mucho más científica, como se trabaja en otras partes. Acá en el fútbol chileno, cuando más dinero hay es cuando más pobreza se presenta desde lo formativo. Los clubes no miran con interés la formación de jugadores, de sacar buenos talentos para mostrarlos y venderlos a un mercado rutilante. Actualmente tampoco tenemos representantes en el fútbol de alto rendimiento, y los que destacaron ya están volviendo a Chile para terminar sus carreras.
¿Por dónde tendría que comenzar Chile para reconstruir su fútbol?
Lo que hay que hacer ya se intentó en los años 90, cuando los entrenadores teníamos el sueño de que se cree una Dirección Técnica Nacional para que las selecciones absolutas y las juveniles cumplieran con un proceso de cinco años como mínimo. Este trabajo sería de forma homogénea con todo el fútbol chileno, profesional, amateur y de provincia, de donde se sacan los mejores talentos. Entonces, lo primero que se tendría que hacer es incorporar la palabra proceso en el diccionario de los dirigentes de la ANFP. Hay que olvidarnos de este Mundial que se viene y ya pensar en el del 2030, porque tenemos que preparar una nueva camada de jugadores, pero bajo ese camino que te menciono, con seriedad.
Yendo a esta versión de Chile con Ricardo Gareca, ¿por qué cree que no ha conectado con el futbolista de la ‘Roja’? ¿Qué es lo que ha pasado para que coseche estos malos resultados?
Yo pienso que Gareca no conocía a profundidad el fútbol chileno, como así lo conoció en su momento Marcelo Bielsa; él siguió muy de cerca al seleccionado chileno que quedó tercero en el Mundial Sub-20 de Canadá, ahí vio que había material para trabajar y capacidad en los jugadores que podía incorporar para el alto rendimiento, y le resultó. Gareca desestimó la realidad del fútbol chileno, pensó que podía trabajar con los galardones del pasado, pensó que podía formar una buena selección. Ahora creo que se dio cuenta que no tiene el material que creyó encontrar, y así empezaron a darse los malos resultados. Tuvo un granito de San Juan en Europa, ganándole a Albania y perdiendo dignamente ante Francia, pero después su equipo se fue desinflando y no pudo responder en los momentos adversos.
A partir de esto, ¿qué espera para el partido frente a Perú en Lima?
Es un clásico, pero se enfrentan dos selecciones paupérrimas, su ubicación en la tabla lo dice. Chile va en desventaja porque juega de visitante, y Perú tiene la obligación de ganar para seguir en carrera matemáticamente. El presidente de la ANFP, Pablo Milad, le dio un ultimátum a Gareca, dándole la obligación de por lo menos llevarse un punto de Lima y ganarle a Venezuela la próxima semana. El entrenador está contra la espada y la pared, y aquí precisamente quiero agregar que se me cayó de un pedestal. Yo pensaba en Gareca como el técnico ideal para Chile, pero se me cayó al convocar a Vidal. En Europa o en cualquier parte del mundo, si un jugador ofende al entrenador como lo hizo Vidal, no vuelve. Pero él se tira para atrás y lo incorpora gracias a lo que yo le llamo las tres P: la presión, la prensa y el populismo. Vidal fue convocado para calmar las aguas, pero la dignidad de Gareca ha quedado en entredicho.
Con esto que me dice, ¿qué espera que pase en Chile con este regreso de Arturo Vidal?
Vidal se la pasó el miércoles pidiendo disculpas, que es típico de los jugadores cuando cometen un error y se desbocan. Pero en sus disculpas un poco más y dice: “yo soy así, así me tienen que soportar”. Eso para mí ya me da un terrible miedo, porque Vidal podría ser una bomba de tiempo, y por ahí sale con su domingo 7 en perjuicio de la selección. Por ahí nadie sabe, porque este muchacho cree que con golpear, con ser matón de prepotencia, va a sobresalir y a sobreponerse, porque aquí el chileno lo adora por eso, no lo adora por la calidad futbolística. Y eso es lo que siempre le he dicho a los periodistas, el futbol es vanagloriado por la fuerza, la violencia, el fragor, la intensidad, pero nunca por la sutileza, por la exquisitez, por la buena técnica, el buen trato del balón, por los jugadores talentosos. Hoy en día estamos violentos en todo, y se ve a nivel de la sociedad en todo el mundo. Entonces el fútbol, como es un caramelo, se le acepta cualquier cosa.
Para finalizar, ¿si Gareca saca los puntos que le pide la ANFP, en Chile podrían ver con un poco de optimismo lo que se les viene en 2025?
Hace unas semanas, cuando a Gareca lo vi en un panorama complicado con Chile, yo dije que lo mejor sería que se quede, olvidándonos de este Mundial, pero que trabaje en un proceso largo, como corresponde. Me parecía un hombre serio, pero se me bajó un poco del pedestal con esta rendición frente a un jugador que todo lo hace mal fuera de la cancha. En una semana donde se le acusó de haber estado borracho, lo premian con la selección. ¿Dónde están los valores para la juventud? Esto no solo es con Vidal, sino con muchos otros que asumen que el fútbol es parte de su tiempo libre, pero el fútbol es una profesión.
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