El colectivo se impuso sobre el individualismo. Los dólares no pesaron en el campo. Y, bajo esa lógica, Perú fue más que la Croacia de Módric (el crack del Real Madrid) y Rakitić (el volante de Barcelona). La ‘bicolor’ ganó con justicia y regresó por la puerta grande a órbita internacional. Esta vez, ya no fue ante Haití o Trinidad y Tobago, sino ante una selección que vale diez veces más que la nuestra.
1. Solidez defensiva
Perú fue muy correcto y sobrio en la última línea. Con un Anderson Santamaría maduro y un Christian Ramos en su nueva versión de superhéroe, la ‘bicolor’ intentó salir siempre con la pelota al ras del suelo. Lo logró. Y le quitó la posesión a un Croacia acostumbrado a ser protagonista en el medio campo, desde la genialidad de Módric y desde la explosión por la banda con van Perišić (Inter de Italia). Simplemente, el rival no pudo.
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2. Inteligencia y concentración
El trajín de los cuatro hombres que colocó Gareca en la volante fue decisivo para que Perú gane en volumen defensivo y le quitó espacios a Croacia. El trabajo de Renato Tapia y Yoshimar Yotun, ante todo, fue clave. Ambos, de buen pie, se las ingeniaron para soltarse de la marca zonal y la entregaron limpio a los especialistas en el ataque: Cueva, Farfán y Carrillo, que hicieron diabluras en los últimos 20 metros.
3. Se perdió el miedo escénico
Como diría Luis Menotti, Perú “recuperó el ADN”. Escarbó la semilla y se llenó de confianza, en muchos pasajes del partido. Lógicamente, ganó en calidad. Fue preciso en las transiciones de defensa a ataque. Y perdió el miedo a ganar, pese a la timidez que se creó luego de encontrar el primer gol a través de André Carrillo. La ‘bicolor’ no se sintió menos ante el rival de moda.
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