Un número importante dentro de cada selección o equipo es el ‘10′. Ese dorsal, generalmente, es usado por el futbolista con mayor capacidad de crear y armar jugadas. Y ha sido utilizado por leyendas del balón como Pelé o Maradona. En la selección peruana también ha sido empleado por destacados jugadores, como Teófilo Cubillas, Roberto Palacios, y más recientemente Jefferson Farfán o Christian Cueva.
El ‘Nene’ Cubillas -posiblemente el mejor futbolista que ha visto nacer el Perú- fue quien más destacó vistiendo la ‘10′. Disputó tres Copas del Mundo: México 1970, Argentina 1978 y España 1982, y anotó, en dichas competiciones, un total de 10 goles. “Sus números lo avalan completamente, ningún futbolista nacional ha estado cerca de lograr lo que hizo Cubillas en los mundiales”, recuerda el periodista Jaime Cordero, autor del libro ‘La Fórmula del Gol’. A su palmarés se le suma una de las dos Copa América que ganó la bicolor, la de 1975.
Quien también resaltó con la ‘10′ fue Jefferson Farfán, indispensable en los últimos años con el equipo rojiblanco, sobre todo, en el primer proceso del técnico Ricardo Gareca. De hecho, la ‘Foquita’ anotó el primero de los dos goles a Nueva Zelanda en el repechaje a Rusia 2018, mundial al que Perú clasificó luego de 36 años.
En esa Copa del Mundo, así como en las Eliminatorias, Farfán lució la ‘diez’. No obstante, Cordero precisa que aunque llevaba ese número, no jugaba en esa posición. “Nunca se sintió un 10, un habilitador, un armador, un enganche. Era un delantero. Y, además, creo que lo mejor que ha dado era cuando jugaba de centro delantero”, expresa el hombre de prensa; “es un jugador estupendo, aún no termina su carrera, esperemos que todavía pueda dar un poquito más”, agrega. Y es que la ‘Foquita’, actualmente, se encuentra alejado del cuadro inca debido a problemas físicos.
La figura del ‘10′ en el Perú
Pero, ¿cómo es que se ha construido la figura del ‘10′ en el combinado patrio? El historiador Gerardo Álvarez, profesor de la Universidad Mayor de San Marcos y autor del libro ‘Del barrio al estadio: Identidad y espectáculo en el fútbol peruano’, señala que la imagen del ‘10′ recién se vio en el país en la década del 60, pero que se inventó en los 50, y “era pues el jugador que reunía las características del fútbol peruano, de habilidad, improvisación, fantasía, pero al mismo tiempo, toque y efectividad”.
Sin duda, en la década del 60, el ‘diez’ más resaltante fue el brasileño Pelé, quien se encargó de ensalzar ese número a nivel mundial. Y rivalizaba en talento con otros grandes del balompié que también llegaron a emplear ese dorsal, como el portugués Eusébio o el italiano Giacinto Facchetti, considerados como grandes jugadores en sus respectivos países. Cuenta el historiador Álvarez que, inclusive, Cubillas hizo su carrera viendo a Pelé, en el sentido de que debía cuidar la cuestión personal, tener relación con periodistas y entender que era una “marca”, aunque en ese época aún no se hablaba de esta idea.
¿El 10 por encima del 9?
El sociólogo Aldo Panfichi, docente de la PUCP y autor del libro ‘El otro partido: La disputa por el gobierno del fútbol peruano’, indica que el ‘10′ siempre va a tener un rival de popularidad que es el 9. En el caso peruano, Paolo Guerrero o Gianluca Lapadula, querido por la afición, aunque recién marcó su primer tanto con la bicolor seis meses después de haber debutado.
“Los nueve son los goleadores. Y en el fútbol el gol es todo”, afirma el profesor universitario. Y, a su vez, destaca que en el Perú, gracias a Christian Cueva, se está viendo “un 10 con gol”, lo cual “es lo máximo”. “Pero el ‘9′ también concita la atención. En ciertos momentos, dependiendo del campeonato, el ‘9′ aparece, incluso, más popular que el ‘10′″, compara.
En la misma línea explica Gerardo Álvarez, quien señala que en el país se había “construido la idea de la importancia del ‘10′ por encima de la del ‘9′”. “Quizá eso puede haberse quebrado un poco con el liderazgo de Paolo Guerrero, pero hasta antes de Guerrero siempre la idea del 10 era clave, porque siento que el ‘10′ está asociado a estas características del futbolista que crea juego, que inventa, que hace ‘magia’, más que por encima del jugador que es eficiente y anota los goles”, agrega.
Subraya que esta noción tiene con ver con la mirada de la sociedad en donde antes que la eficiencia, está el placer de disfrutar de la habilidad e improvisación del jugador. Es, en este sentido, que resalta el ‘Chorrillano’ Palacios. “Sin alcanzar la cuota de brillantez de otros números ‘10′, él sí fue fundamental en una época de vacas flacas, en donde no abundaba el talento creativo. No había más jugadores de magia como él, que podían driblear o improvisar”, prolonga Álvarez.
Y es cierto. Roberto Palacios, que jugó 128 partidos con la selección, fue un futbolista muy relacionado al sacrificio y la entrega total por sus colores, por lo que se ganó el cariño de la afición rojiblanca. Sudó la camiseta con la ‘diez’. Pero emergió en una época sombría para el fútbol nacional, en la que la bicolor no pudo clasificar a un mundial ni cosechar grandes éxitos.
Sin embargo, su compromiso con el combinado patrio fue y es indiscutible. Se echó el equipo al hombro en el proceso clasificatorio a Francia 1998. Y cómo olvidar su festejó cuando le anotó, en Lima, un golazo a Paraguay en las Eliminatorias al Mundial de Corea-Japón 2002, e inmortalizó el polo con el ya famoso lema ‘Te Amo, Perú’.
La era de Cueva
Hoy la ‘10′ está a en manos de Christian Cueva. Y eso lo recalca el profesor Aldo Panfichi. Este dorsal, especifica, es “un número emblemático” y quien lo lleve “no tiene que cumplir necesariamente el mismo estilo, pero tiene que ser un jugador que haga jugar al resto y eso es lo que ha ocurrido con el ‘Nene’ y ahora con Cueva”.
Añade, a su vez, que en la construcción de un ‘diez’ debe estar la mezcla de un factor de resultados y el componente afectivo o sentimental por parte de la hinchada. “Los ‘10′ son carismáticos, es el jugador que concentra las luces, las fotografías, entrevistas. Es un jugador que la gente quiere, que mima, y que, incluso, le perdona, en la medida de que ayuda a lograr éxitos deportivos”, dice.
Y esto es lo que ocurre con ‘Aladino’. Es carismático y tiene una relación de amor y odio con los hinchas. Además, en el último tramo de las Eliminatorias, fue uno de los responsables de que el ‘equipo de todos’ clasifique al repechaje de Qatar 2022, al dar dos asistencias en dos encuentros decisivos: ante Colombia, en Barranquilla, y ante Paraguay, en Lima.
“A Cueva nunca le vamos a quitar su ánimo de fiesta, digamos, pero su compromiso con lo deportivo es mucho más fuerte”, sostiene el historiador Álvarez, mientras que el periodista Cordero aclara que “esta selección ha pasado de depender de Guerrero y Farfán en ofensiva a depender de Cueva, y Cueva ha respondido”.
Los buenos también son malos
Otro tema que aparece a la vista con los jugadores que han vestido la 10 -no todos, pero sí los más notables- es su relación con problemas públicos. Son a la vez héroes y villanos. Cubillas, por ejemplo; respecto a los asuntos pendientes que tiene con su hija o su vinculación con el exmagistrado César Hinostroza, investigado por el caso Cuellos Blancos. O Cueva, quien ha aparecido en fiestas o ampays de ciertos programas de espectáculo. ¿Eso afecta la imagen del ‘10′ peruano?
“No”, responde Panfichi, “porque, en general, hay también una figura del antihéroe”. Señala que los grandes jugadores son también “una suerte de antihéroes”, como el caso del chileno Arturo Vidal y su comportamiento, o el uruguayo Luis Suárez cuando mordía a otros jugadores. “Muchos de ellos tienen una vida parecida a la que puede tener cualquier persona. Tienen debilidades, fallas. También son producto de contextos de sociabilización, de familia, barrio, experiencia. Pueden ser muy discutibles en su vida privada, pero si en el campo logran los resultados, eso es lo que queda finalmente”, añade.
Pero también pueden ser héroes, especialmente cuando son responsables de la victoria del cuadro nacional. Sin embargo, precisa Álvarez, esta capacidad heroica no es exclusiva del ‘10′; “el héroe nacional también puede ser un centro delantero. Paolo Guerrero es el mejor ejemplo. O antes, en los 70, Héctor Chumpitaz”.
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