Se acerca el Día de Muertos y ya se pueden ver las calles, casas, comercios, escuelas y centros de labores teñidos de naranja, debido a las decoraciones con la tradicional flor de cempasúchil, que emanan vida y un olor fresco, a pesar de ser usada en esa fecha.
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La flor de cempasúchil (Tagetes erecta) es una planta originaria de México con un olor intenso y tonalidades amarillas o anaranjadas. Florece durante todo el verano y el otoño, de acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural mexicana.
La flor de cempasúchil, originaria de México, proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa: flor de 20 pétalos. En la época prehispánica, las mexicanas asimilaban el color amarillo de esta flor con el sol, por ello, la utilizaban en los altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos.
Así, hoy en día, la flor de cempasúchil es uno de los elementos tradicionales que nunca falta en las ofrendas y altares que mexicanos suelen levantar con la comida favorita de sus difuntos, así como con fotografías y otros objetos que traen su recuerdo, es el adorno predilecto que más resalta.
La tradición marca hacer senderos con pétalos de cempasúchil, desde la entrada principal hasta el altar de la casa con la finalidad de guiar a las almas hacia la luz y su aroma hacia el banquete dispuesto en su honor.
La flor cempasúchil no solo sirve para decorar el Día de muertos, sino que tiene múltiples usos como medicinales.
El estado de Puebla ocupa el primer lugar en la producción de esta flor, en 2019 la producción es ese estado superó las 14 mil 900 toneladas, de acuerdo con datos oficiales del gobierno mexicano.
México tiene 35 de las 58 especies de flor cempasúchil referidas para América, indica la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural mexicana.
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