El 16 de mayo se cumplieron 10 años de uno de los días más bonitos de mi vida. Levanté la Eurocopa sub 17 en Antalya (Turquía) con la selección de mi país: España. Thiago Alcántara, MVP de aquel torneo, portará el dorsal 10 de una España que se presenta en Rusia como candidata a todo. Aquel campeonato europeo fue la antesala de lo que conseguiría, apenas un mes más tarde, la selección absoluta. No menos que 44 años nos pasamos los españoles sin celebrar un título de nuestro combinado nacional masculino de fútbol.
Tras aquel exitoso verano, comenzó una de las etapas más gloriosa de nuestro fútbol. Un estilo y jugadores que quedarán en la retina de todos.
De aquella memorable generación, que acabó con nuestra maldición de los cuartos de final, “sólo” queda el hombre que nos encumbró en lo más alto del pódium mundial: Andrés Iniesta (Sudáfrica, 2010).
A don Andrés, Thiago y otros magos del balón, como David Silva, Asensio, Busquets y Koke, confiamos nuestras esperanzas en este Mundial de 2018. No hay selección con tanta calidad en la sala de máquinas.
Las dudas desde España provienen de la delantera, donde Diego Costa no termina de adaptarse al estilo de la Roja; y Rodrigo o Iago Aspas lucharán por brillar sobre la sombra de la ausencia de Morata. Como ya comentó Maradona: “Si las porterías estuvieran de costado, España ganaría 10-1”.
Una España que, desde que debutase Julen Lopetegui como técnico el 5 de septiembre de 2016, no conoce la derrota. Curiosamente, él me entrenó y me hizo debutar en el Real Madrid Castilla con apenas 17 años tras aquel europeo de 2008. Un tipo directo, con las cosas claras y muy trabajador.
Sin duda, España está en buenas manos (y buenos pies). Solo nos queda esperar.