Una corajuda selección española resistió a la mejor versión de Cristiano Ronaldo en sus cuatro mundiales. La 'Furia' incluso se repuso de estar debajo en el marcado dos veces y se llevó al final un punto. Pero al portugués se le reservó para el final algo más que un empate, algo más que un gol: un tiro libre de los más soberbios jamás ejecutados en la historia de la Copa del Mundo. Una joya por la cual valdrá la pena recordar este partido.
Lo elegante es punto de encuentro de lo bello y lo sencillo. Elegante fue la ejecución de un CR7 en estado de gracia, autor de un penal tras una falta cometida a él mismo en el minuto 3, beneficiario de un blooper de De Gea en el segundo tanto, guía de una selección de Portugal que le gritó “¡sálvanos!” cuando el sino del partido parecía una derrota segura.
Cada cuadro de la película del tiro libre revela un sinfín de detalles de una historia mínima que duró menos un segundo, que comenzó cuando el portugués tocó la pelota fuera del área y que terminó con ese mismo balón dentro del arco: su toque con el empeine, el esfuerzo inútil de la barrera, la estatua en la que De Gea se convirtió ante la velocidad del disparo (véalo todo en la galería de esta nota).
Messi deslumbra al mundo por su control de pelota, la que lleva amarrada a los pies, apilando rivales a su paso. Cristiano Ronaldo pesca balones en la costa opuesta. El capitán de Portugal es determinante en el último toque, en un penal, en una chalaca, en un tiro libre en el último minuto de un mundial ante España, ese rival con el que su selección tiene prohibido perder.
Así son los goles de Cristiano, en las victorias e incluso en los empates importantes, como el de este viernes en la noche en el Estadio Olímpico de Sochi. Goles que opacan todo lo demás.
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