Las datos son crudos y extremistas, pero está en nosotros cambiarlos. Las cifras que soltó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha preocupado a la comunidad latinoamericana, quienes aseguraron que una de las consecuencias del COVID-19 será la muerte de más de 3.2 millones de personas.
“Sin capacidad para dar una respuesta eficaz, sin equipos sanitarios suficientes para responder a la oleada de enfermos, sin los medicamentos para su curación y sin una vacuna para impedir el contagio, modelos epidemiológicos sugieren que, en ausencia de intervenciones para frenar la tasa de infección, el número de muertes directamente atribuibles a la pandemia en América Latina y el Caribe podría legar a 3,2 millones”, dice un informe del Banco Interamericano de Desarrollo sobre “Políticas públicas frente al Covid-19”.
“Todos los estudios epidemiológicos señalan que con las tasas de infección y mortalidad actuales, una medida menos rigurosa que el confinamiento estricto provocaría la rápida propagación del virus y podría resultar en una oleada de muertos sin precedentes”, alertó el informe.
Para la BID, hay razones fuertes respecto a esta afirmación, partiendo que la pandemia está provocando ‘dos crisis paralelas’: una sanitaria, que derivará “en miles de muertes por los efectos directos de la enfermedad”, y una económica, derivada del impacto de las respuestas sanitarias para mitigar los contagios y muertes. Por eso, dice, “es imprescindible que las políticas económicas y sanitarias estén coordinadas”.
Según el BID, la región está “en una situación fiscal mucho más débil para responder a esta crisis que a la recesión del 2008-09”. El endeudamiento externo y el déficit promedio respecto al PBI es cada vez mayor en los últimos años, y lo será aún más este 2020.
Esto no permitirá que muchos países accedan a créditos externos y poder aumentar la ayuda económica a gran parte de su población al mismo nivel que sí lo hacen los países ricos en el mundo. La brecha se extenderá.
Respecto a la situación sanitaria, la tasa de mortalidad de Covid-19 dependerá de los sistemas de salud para atender a los infectados. En muchos países, ya esto se va evidenciando por la mínima capacidad de respuesta y lo rápido que avanza la enfermedad. Un ejemplo de ello es que, en pocos días, en Perú, a pesar de los esfuerzos del Gobierno, la cifra de contagios aumentó considerablemente, y a la par los hospitalizados y los que requieren camas UCI.
Puede ser una predicción extremista y muy alarmante, pero los datos preocupan porque no dejan escapar la realidad. La región apunta a ser uno de los más afectados durante las últimas etapas de esta fase y lo que está pro venir.
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