CUIDADO, ALERTA DE SPOILER. Al final no importó la gran revelación sobre su origen. Solo importó el sacrificio que debió hacer para salvar al reino de una nueva tiranía en el último episodio de Game of Thrones (Juego de tronos).
Jon Snow debía asumir el trono, debió liderar a los Seven Kingdoms (Siete reinos), pero en lugar de eso fue desterrado una vez que perdió lo que más amaba en el mundo. Después de todo, él mismo mató a Daenerys Targaryen, la ‘Reina loca’, la niña Targaryen que regresó muchos años después a Westeros (Poniente) para conquistar el Iron Throne (Trono de Hierro) por unas horas. Su reinado fue extinguido antes de que pudiera ocupar el lugar que siempre creyó suyo.
Al comenzar el último episodio de Game of Thrones, Jon Snow no podía creer lo que había hecho Daenerys en King’s Landing (Desembarco del rey). Miles murieron. La ciudad prácticamente había desaparecido. La reina se había convertido en lo que había jurado que no se convertiría. Pero incluso así decidió seguir a su lado. Jon decidió autoconvencerse y justificar a su reina, tía y amante. Sin embargo, las razones de Tyrion Lannister calaron más en su cabeza.
Daenerys había ordenado la detención de su Mano por traición y sabiendo que el último Lannister sería ejecutado, Jon decidió hablar con él, quizá sabiendo muy dentro suyo que solo de Tyrion podía escuchar la verdad.
Y en efecto. Tyrion le dijo sin miedo a equivocarse que la última amenaza para el reino era la reina que había jurado proteger y que por más que la amara, debía evitar que Daenerys ‘libere’ al resto de ciudades del continente, incluida Winterfell (Invernalia), donde los Stark no tenían pensado reincorporarse al reino. Jon debía actuar por sus hermanas, pero también por él mismo. Tyrion creía que Daenerys podía matarlo por representar una amenaza para sus ambiciones. No podía haber otro Targaryen en la línea de sucesión.
“A veces el deber es la muerte del amor”, dijo Tyrion. Y Jon entendió.
Jon encontró más tarde a Daenerys en el que fue el salón del trono e intentó razonar con ella. Trató de hacerla entender que había actuado como los peores tiranos que habían nacido alguna vez en el mundo, pero ella creía que había hecho lo correcto. Las mujeres, los niños, los ancianos, que habían muerto debajo de ella fueron matados por Cersei Lannister, no por ella. Para ‘Dany’ no había lugar para la misericordia según su concepción del mundo y debía replicar lo mismo en el resto de las fortalezas. Debía ‘liberar’ al pueblo, sin importar si eso significaba matar a muchos inocentes. Entonces Jon tomó una decisión.
Daenerys se acercó a él para implorarle que se quede a su lado y Jon, después de asegurarle que ella siempre sería su reina, le debió un último beso apasionado antes de atravesarla con una daga por el vientre, cuando sus labios seguían juntos.
En medio de una lluvia de ceniza, la vida de Daenerys Targaryen se extinguió en los brazos del hombre que amaba. Nunca se sentó en el trono. Su sueño se acabó cuando creía haberlo alcanzado.
Muerta Daenerys, Drogon no tardó en aparecer sobre Jon, pero en lugar de matarlo, fundió el Iron Throne como sabiendo que este símbolo había sido el verdadero responsable de la muerte de su madre. Perdón a Jon Snow. Solo cogió el cuerpo de ‘Dany’ y se perdió en el cielo. Nadie volvió a verlo desde entonces.
Tras el asesinato de la reina, los nobles de las casas más poderosas de Westeros eligieron a un nuevo rey, a Bran Stark por consejo del mismo Tyrion Lannister, quien se convirtió en su Mano. No obstante, Jon no pudo ser salvado.
Como los Unsullied (Inmaculados) querían justicia para su reina, Jon Snow no pudo ser rescatado por el nuevo rey ni por sus hermanas. La única opción que contentó a Grey Worm y su ejército fue el destierro de Jon, quien fue enviado a unirse una vez más a la Night’s Watch (Guardia de la noche). Nunca heredaría nada. Nunca tendría hijo. Pasaría el resto de su vida en el Muro.
Aceptada su sentencia, Jon se despidió de sus hermanos –Bran se quedó como rey de los Seis Reinos, Sansa como la Reina en el Norte y Arya partió a buscar nuevas aventuras– y se unió a la guardia, donde se reencontró con unos viejos amigos.
Los salvajes que alguna vez lo siguieron estuvieron esperándolo. Tormund y Ghost también, así que al final de Game of Thrones, Jon se marchó del último castillo de la Night’s Watch convertido en una especie de guía para los hombres libres. No se sabe si para siempre. Solo se sabe que se perdió más allá del Muro junto a las personas con las que más se identificaba en el mundo. Lo perdió todo. Pero también ganó algo al final.